Colombia: no aplaudirá el gobierno las dos últimas liberaciones de las FARC
Alejandro Tesa
Un helicóptero brasileño sirvió para trasladar al ex diputado López, el último político retenido por la guerrilla. Aún cuando no queda en claro, al menos en sus primeras declaraciones, el confuso episodio de junio de 2007 en que murieron otros 11 parlamentarios que fueron apresados junto con él, López –como lo hiciera el ex gobernador de El Meta Alan Jara–, no se anduvo con chicas, mientras fue prisionero, para calificar al presidente Uribe.
Con la liberación del ex diputado provincial colombiano, Sigifredo López, secuestrado en 2002 por las FARC, habría terminado el proceso de dejar en libertad a los políticos apresados por la guerrilla –que el gobierno y la prensa suele llamar rehenes–; quedan prisioneros todavía alrededor de 22 militares y policías.
La última etapa de la operación que concluyó con la libertad de Sigifredo López, ex diputado por el Departamento del Valle, se inició pasadas las 8.30 de la mañana del jueves cuando el Cougar facilitado por el gobierno de Brasil decoló hacia el punto acordado para la entrega con los integrantes del Comité de la Cruz Roja y la senadora Piedad Córdoba, alma máter del proceso. Las autoridades colombianas –civiles y militares– no veían con buenos ojos las negociaciones con el comando de las FARC.
La senadora Córdoba, del opositor Partido Liberal y referente del movimieto Colombianos por la paz, que promueve el acuerdo humanitario con la guerrilla, reveló el miércoles, que había enviado una carta al jefe militar de las FARC Jorge Briceño con el fin de que se flexibilicen las condiciones para el canje humanitario. Las recientes puestas en libertad por parte de las FARC fueron decididas por su comando en 2008, como un gesto de buena voluntad hacia Colombianos por la paz.
La más importante guerrilla activa de Colombia y América del Sur, que comprende un número indeterminado de combatientes –unos 7.000 entre varones y mujeres, según cálculos del gobierno, hasta 12.000 según otras fuentes– ha ofrecido en el pasado el intercambio de los prisioneros en su poder por aquellos en las cárceles estatales, condicionando las negociaciones a la desmilitarización de dos poblaciones del departamento de Valle (suroeste) con el fin de realizar allí las reuniones con los delegados del gobierno de turno, pero el presidente Álvaro Uribe rechazó la condición.
El ex diputado del Departamento de Valle salvó la vida en junio de 2007 –fecha en que murieron abatidos a balazos otros 11 ex parlamenarios según algunas fuentes (no confirmadas) por elementos de la guerrilla, al parecer cuando creyeron verse atacados por el ejército–; López habría sobrevivido porque se encontraba enfermo y había sido trasladado a otro lugar.
Una versión difundida por el gobierno colombiano –rescatada de alguno de los computadores portátiles en poder de la escuadra guerrillera al mando de Raúl Reyes, todos asesinados en Ecuador, probaría que los presos fueron asesinados cuando la guerrilla creyó ser atacada por el ejército. Lo cierto es que existen más dudas que certezas de que esas computadoras hayan salido indemnes del bombardeo que acabó con Reyes y los suyos.
López, en todo caso, contó en una de las pruebas de supervivencia emitidas por las FARC que se encontraba "vivo porque Dios dispuso milagrosamente" que fuera separado del grupo de parlamentarios, porque estaba enfermo. Pero no ha relatado –en el supuesto poco probable que sepa cómo murieron sus colegas– la forma en que se sucedieron los hechos, probablemente por la sencilla razón de que no estaba allí.
De cualquier modo, en los mensajes que envió desde el lugar de su confinamiento, Sigifredo denunció la, en sus palabras, "infamia" de la situación, responsabilizando de ello tanto al gobierno de Uribe como a sus apresadores, clamando más de una vez por el canje de prisioneros que demandaba la guerrilla. "Cada día que pasa corremos un alto riesgo de morir", dijo en diciembre de 2002, dirigiéndose en forma directa al presidente Álvaro Uribe.
Y en el último vídeo –prueba de supervivencia– demandó tanto al gobirno como a las FARC poner fin a la "intransigencia" de sus posturas, confesándose "horrorizado, impotente y frente a la muerte".
Ya libre, el ex parlamenario se reunió con su cónyuge e hijos.