Costa Rica: truequeando libros

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Poco a poco van apareciendo, como figuras escapadas de alguna película de suspenso, con sus bolsas rebosantes de libros bajo el brazo.

Miran a un lado y hacia otro, se acercan sigilosamente a los libros expuestos, echan una rápida ojeada, y al vuelo alcanzan uno o dos que atrapan en el aire, mientras los ojos de los demás truequeros se mueven con prontitud hasta el título del tesoro capturado…

Inmediatamente comienza el regateo. -¿De quién es la edición de lujo de la Divina Comedia? -grita alguno con la respiración entrecortada. -Es mía- responden unas pupilas dilatadas que atisban las letras del tomo oculto en la bolsa del primero.

-Te lo cambio por una antología poética de Juan Gelman- responde el otro decididamente. -¿Qué más escondés en la bolsa?- pregunta ella. Un par de novelas- susura el otro. -Poné tus cartas sobre la mesa y negociamos- le espeta la mujer. -De acuerdo… Son La Montaña Mágica, de Mann, y , de Camus- contesta él al tiempo que coloca sus libros junto a todos los demás, que se hayan sobre la manta de trueque.

-Te cambio al Dante de lujo por Mann y por Gelman- se arriesga la truequera. El hombre contempla sus libros, ya ajados de tanto repaso por universos recorridos en vigilias infinitas, y se los entrega con la valentía del viajero que inicia un nuevo camino. Ella se desprende de Dante, y acepta con un abrazo de bienvenida a los próximos habitantes de su biblioteca.

fotoAsí se suceden las historias durante las Ferias de Trueque de Libros, alguien lleva un libro y se va a su casa con dos, otros llevan siete, y obtienen diez. Algunos encuentran aquel texto que pasaron mil congojas para conseguir, y luego se agotó en librerías, o aquella autora vilipendiada en su tiempo, que ni en las compra y ventas aparece, se la topa el asombrado lector frente a su nariz.

Es infaltable la tribu familiar en busca de los textos educativos de los niños, que asoman generación tras generación entre las filas de libros aglutinados sobre la mañana que se va convirtiendo en tarde bulliciosa.

La algarabía del intercambio llena con sus voces la plaza. Repentinamente hace acto de presencia una anciana con bolsas que desparrama sobre la manta. La poesía costarricense hace su entrada triunfal de la mano de Carmen Naranjo, Alfredo Cardona Peña y Lisímaco Chavarría. Un Joaquín Gutiérrez ennoblece la manta con su Te acordás hermano, Yolanda Oreamuno, Max Jiménez y hasta el marginado Alfredo Oreamuno («Sinatra») se vuelcan con su narrativa incendiaria. Todas primeras ediciones de obras que ya ni en bodegas el buzo más ducho podría encontrar. Los truequeros se abalanzan sobre los libros, muestran su caudal en el intento desesperado de seducir para intercambiar.

Hay quienes llevan libros regalados, libros que odiaron desde la primera línea, otros que no consiguieron ni llegar al basurero, libros equivocados para lectores equivocados. Pero lo más asombroso es que en las Ferias del Trueque esos libros llegan a su destino, al lector correcto, aquel que esperaba sin saber, que buscaba sin sospechar ser encontrado, por el libro que necesitaba.

El dinero está prohibido, y nadie osa esgrimir un sucio papel arrugado para obtener el texto de sus desvelos. Un libro se truequea por otro, una ilusión antigua por una esperanza venidera. Sobra de dónde escoger; novela, biografía, teatro, poesía, ensayo, cuento, diccionarios, textos académicos, laborales, metafísicos, y un sin fin de letras cruciales, quizás para cualquiera que lea estas líneas, y en este preciso instante esté deseoso de correr a su biblioteca y revisar a esos queridos amigos abandonados al polvo y los insectos, que tal vez podrían volver a iluminar una mirada, como en algún momento lo hicieron con la suya.

En la próxima Feria del Trueque de Libros, de mi bolsa saltarán sueños trasnochados, lecturas clandestinas y algún autor incierto en mi equipaje ¿Y de la suya? No olvide mostrar sus cartas.

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Publicado en el portal del Club de Libros de Costa Rica (www.clubdelibros.com).

lfuentes@clubdelibros.com

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