Cada vez hay más evidencias numéricas y visibles de cómo crece la inequidad en el mundo y el grado nunca visto de la apropiación de la riqueza social en pocas manos. Los informes de Oxfam Internacional (2025) han sido importantes en presentar cifras y realidades indiscutibles. Por un lado, en el estudio titulado “El saqueo continúa: Pobreza y desigualdad extrema, la herencia del colonialismo”, se señala que en 2024 la riqueza conjunta de los milmillonarios creció tres veces más rápido que en 2023.
Según las previsiones actuales, dentro de una década habrá cinco billonarios.
En cambio, el número de personas que viven en la pobreza apenas ha variado desde 1990, debido a las crisis económica y climática, así como a los conflictos mundiales. “La mayor parte de la riqueza de los milmillonarios no es fruto del esfuerzo, sino del saqueo: el 60 % es heredada, o bien está marcada por el clientelismo y corrupción, o vinculada al poder monopolístico.El sistema actual sigue extrayendo la riqueza del sur global en beneficio del 1 % más rico de la población, que reside mayoritariamente en el norte global, a un ritmo de 30 millones de dólares por hora”.
Por otra parte, en el análisis, también de Oxfam,“Del beneficio privado al poder de lo público: Financiar el desarrollo, no la oligarquía”, se demuestraque, a nivel global, entre 1995 y 2023, la riqueza privada se incrementó en 342 billones de dólares, ocho veces más que la riqueza pública. Oxfam confirma que: “Desde 2015, el 1 % más rico ha incrementado su riqueza, como mínimo, en unos 33,9 billones de dólares estadounidenses en términos reales, una cantidad que permitiría acabar con la pobreza mundial anual más de 22 veces”.
Estos datos se complementan con los ofrecidos por el Laboratorio Mundial sobre la Desigualdaden su“Informe Mundial sobre la Desigualdad 2026” (World Inequality Report 2026). Señala que el 0.001% más rico (el 1% dividido para mil, equivalente a unos 56.000 adultos)de la población del mundo hoy concentra tres veces más riqueza que la mitad más pobre de la humanidad. Por distintas vías demuestra que el crecimiento de la riqueza mundial se ha concentrado principalmente en los que ya eranextremadamente ricos.
Mientras crece la riqueza de pocos, también aumenta la pobreza de los millones que la producen. El Banco Mundial,en datos publicados el pasado septiembre, observó un crecimiento de la población global en situación de pobreza extrema, del 10,0% al 10,3% en 2024. Son 839 millones de personas que viven en condiciones de pobreza severa, 22 millones más que en junio de 2025.
Así se podría demostrar la terrible disparidad social que genera el sistema capitalista, al que algunos defienden señalando que trae progreso y felicidad. Como se ve nada más lejano de ese discurso. Y esto sin considerar que para sostener esa injusticia sobre los trabajadores utilizan represión, guerras y genocidio.
¿Y en Ecuador?
El 1% más rico de América Latina y el Caribe posee el 43,5% de la riqueza total, mientras que en conjunto la mitad más pobre solo tiene el 0,8%.Una persona promedio en Latinoamérica debe trabajar 90 años para ganar lo mismo que gana un milmillonario de la región en un solo día.
Como caso particular, en Ecuador hay dificultad de obtener los datos oficiales desagregados para visibilizar que porcentaje del PIB va a remuneraciones de los trabajadores y qué porcentaje se dirige a ganancias y utilidades de los patronos.
Sin embargo, el último informe del Banco Central sobre “Medición del PIB por el Enfoque del Ingreso”, que data de octubre de 2014, permite observar que en ese año el 36.0% del PIB se repartía entre el 58,1% de los ocupados como remuneraciones, mientras como ganancias o excedente de explotación bruto llegaba al 26.2% del PIB, repartido entre el 3,7% de ocupados. El resto del PIB corresponde a trabajadores por cuenta propia e impuestos.
Sabiendo que estas tendencias poco o nada cambian, se concluye en que Ecuador es altamente inequitativo y que la explotación laboral beneficia a pocos. Esto se refleja en que el 10% más rico de la población nacional acumula cerca del 25% de la riqueza del país, mientras el 10% en la mayor pobreza solo tienen el 1,30%.
Tres datos clave adicionales: la pobreza por ingresos para 2025, es decir las personas que tienen ingresos máximos de 91,98 dólares al mes o menos de 3,01 por día, abarcaría al 26% (casi 1 de cada 3 habitantes); en la pobreza extrema, donde están las personas que tienen ingresos máximos de 51,83 dólares al mes o 1,73 dólares por día, vive el 8,8% de la población; y el Coeficiente de Gini (2024) llega al 0,47 (donde 1 es máxima desigualdad).
La pobreza afecta más a las mujeres, por un lado, y a la zona rural y poblaciones indígenas y negras, por otro. En cuanto a la desigualdad medida por el coeficiente de Gini de ingresos en cada provincia, se observa mayores desigualdades en las provincias amazónicas y en las fronterizas Carchi, Esmeraldas, Loja e Imbabura, seguidas por Cotopaxi y Chimborazo en la Sierra centro.
Estas condiciones sociales anuncian que la conflictividad social continuará en el país, que los trabajadores empobrecidos se verán obligados a luchar por sus derechos y mejores condiciones de vida. Una mayor polarización social se reflejará de algún modo en la política nacional a lo largo del 2026. Por tanto, para los sectores populares no cabe más que repetir el deseo de “una feliz rebeldía y próspera resistencia” en este nuevo año.
* Académico y ex ministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.