Crisis de hábitos: menos monjas
Las mujeres que rezan prefieren orar sin "desposarse" con dios; les parece mejor el conyugato –o la amistad– con un hombre de carne y huesos. La falta de vocaciones religiosas, en aumento desde hace varias décadas, preocupa a la Iglesia romana. Ellas eligen vivir su vida, y gozarla como ciudadanas y no en calidad de personal de segunda –que es su destino en la Iglesia.