Crisis de la prensa en EEUU: más de 11 mil periodistas pierden el empleo

David Brooks*

Más de 11 mil periodistas estadounidenses han perdido sus empleos en los últimos dos años, la mayoría en diarios que han entrado en una fase crítica donde su existencia a corto y mediano plazos está en jaque, lo que ha provocado un debate sobre si está próximo el fin de los periódicos impresos. El avance de internet da la puntilla.
 
Los anuncios de despidos, reducciones de personal, bancarrota y desaparición de periódicos son incesantes: el martes se publicó la última edición en papel del Seattle Post Intelligencer, que circuló todos los días desde 1863, con lo cual se suma al Rocky Mountain News de Denver y al Christian Science Monitor, entre otros, que han anunciado el fin de su existencia como medios de papel y tinta para convertirse en medios de Internet.
 
El New York Times, Los Angeles Times, Miami Herald, Atlanta Journal Constitution, San Francisco Chronicle, Chicago Tribune y otros de los periódicos más conocidos han anunciado despidos, reducción de páginas y alertas sobre su frágil estado financiero. El Philadelphia Inquirer, Philadelphia Daily News y el Star Tribune de Minneápolis, entre otros, se han declarado en bancarrota.
 
Según el Columbia Journalism Review, el total de periodistas cesados y/o liquidados desde enero de 2007 hasta febrero de 2009 suma 11 mil 250, y sólo con los anunciados desde entonces a la fecha, según cálculos de La Jornada, se aproxima a 12 mil. Desde 1990, más de una cuarta parte de todos los empleos en los periódicos ha desaparecido. Entre 2000 y 2008, el sector de medios de comunicación perdió más de 200 mil empleos, según un análisis de Advertising Age.
 
Por otro lado, los ingresos por publicidad se desplomaron 23 por ciento en 2008, según informa la Asociación de Periódicos de Estados Unidos. Los pronósticos no son buenos para 2009, en medio de la crisis económica más severa desde la gran depresión.
 
Mucho se dice que los periódicos pierden lectores y anunciantes frente a Internet, y que el viejo modelo ya no funciona en el siglo XXI.
 
Para algunos, el fin ya llegó y los encargados de los medios rehúsan reconocerlo. Todos preguntan cómo adaptarse a las nuevas tecnologías y encontrar el nuevo modelo. Para Clay Shirky, analista de esta transformación, nada serviría para rescatar el modelo tradicional. Argumenta que no hay un modelo con el cual los periódicos puedan sustituir el que Internet ha destruido y, por lo tanto, la receta es aceptar la revolución. Ahora es el momento de hacer experimentos, muchos, muchos experimentos, sentencia.
 
Algunos sostienen que de esta crisis ha nacido una nueva oportunidad, con una intensa competencia saludable dentro de un sector que durante años gozaba de poder monopólico en varios mercados.
 
Y resulta que los periódicos estuvieron entre los primeros en promover la experimentación con la nueva tecnología, y no, como se suele decir, que se quedaron atrás sin responder a los nuevos retos. Desde 1994 se empezaron a desarrollar periódicos en Internet, y en 1995 USA Today y Boston Globe lanzaron sus sitios, y Los Ángeles Times anunció su intención de armar su propio sitio.
 
En 1996, el New York Times y el Washington Post armaron sitios en la red. Para 1998, unos 750 diarios estadunidenses se sumarían a éstos, y para 1999, sólo dos de los 100 más importantes no tenían un sitio de Internet, reporta Jack Shafer en la revista Slate.
 
Pero Shafer y otros señalan que la iniciativa de los periódicos no logró entender el nuevo medio. “Desde el principio, los periódicos buscaron inventar la edición en Internet a su imagen y semejanza. dando sólo un nuevo propósito al texto, los valores y el temperamento encontrados en sus ediciones de tinta y papel.
 
A pesar de llegar temprano, a pesar de haber gastado millones en trabajadores, a pesar de todas las animaciones, vínculos, bancos de datos y otros trucos de software encontrados en sus sitios… no lograron inventar la edición en Internet.”
 
A la vez, se presenta una paradoja: los periódicos jamás han tenido más lectores que hoy día; en algunos casos, más de los que se podrían haber imaginado en sus sueños más ambiciosos. Así, los analistas concluyen que la gente sigue buscando lo que produce un periódico: notas reportadas de primera mano, una evaluación de las noticias por un equipo editorial profesional, que haga todo por asegurar la veracidad de lo publicado y con ello se gane la credibilidad.
 
Pese al florecimiento del universo aparentemente infinito de la Internet –hoy hay 150 millones de sitios y más de 70 millones de blogs, número que se incrementa en unos 10 mil cada hora–, el público aún busca sitios particulares donde informarse y, por lo tanto, los medios de noticias de mayor credibilidad siguen siendo los mismos, aunque ya no monopolizan la noticia ni el mercado local (ahora cualquiera con acceso a Internet puede encontrar casi todos los principales medios del mundo desde una esquina).
 
El desafío para los periódicos es cómo resolver la paradoja de que son más leídos que nunca pero enfrentan un cambio que afecta a todos los medios. La gran periodista Molly Ivins, entre otras cosas colaboradora de La Jornada, advertía poco antes de morir que los medios impresos de noticias cometían un suicidio al enfrentar los cambios con recortes cada vez más feroces impuestos por sus dueños megaempresariales, que miraban más hacia Wall Street y sus ganancias que hacia la función vital de un periódico en una democracia. Eso producía periódicos más pequeños, menos interesantes y con una calidad cada vez más deteriorada.
 
Arianna Huffington, fundadora de uno de los sitios de noticias y comentarios más exitosos de Internet, Huffington Post, dijo al New Yorker que a la gente le encanta hablar sobre la muerte de los periódicos, como si fuera una conclusión inevitable. Yo creo que es ridículo. Los medios tradicionales sólo tienen que reconocer que el mundo online no es el enemigo. De hecho, es lo que los rescatará, si lo adoptan a plenitud.
 
Sin embargo, los periódicos continúan como las organizaciones de recaudación de noticias más grandes en este país, y cientos de ellos aún generan ganancias, informa Editor & Publisher. Aunque algunos afirman que los periódicos están al borde del precipicio, y la actual crisis económica ha acelerado el derrumbe de varios, a la vez se abre un nuevo panorama que aún no tiene definición pero que determinará el futuro del periodismo en Estados Unidos.
Es tanto un fin como un inicio para el periodismo.

* Corresponsal de La Jornada en Nueva York

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