DESCARO DE UN IMPERIALISMO EN DECADENCIA
Lo más preocupante del Reino Unido es que aún cree que es una potencia mundial, conservando sus ínfulas imperiales e intenato pasarle por encima a los organismos internacionales, si éstos no fallan a favor de sus intereses.
Como ya es habitual, el Comité de Descolonización de la ONU volvió a apoyar por consenso una resolución que reitera que la vía para poner fin a la situación colonial en las islas Malvinas es un acuerdo negociado en la disputa sobre soberanía. Pero este año la reacción británica fue sorprendente: propuso directamente la disolución del Comité. Lo hizo ante la derrota en la votación y porque de los 17 casos coloniales que quedan para resolver, diez son británicos.”
Mientras los diarios vespertinos londinenses muestran cómo ha crecido la cantidad de esamparados (en condición de calle) en los últimos años y cómo se ha deteriorado el sistema de hospitales, con un serio aumento de la mortalidad, The Guardian denunció que la agencia de espionaje británica GCHQ obtuvo, de modo secreto, acceso a una red de cables que transportan las llamadas telefónicas y el tráfico de internet del mundo entero, y procesa enormes cantidades de información personal que comparte con su socio estadunidense, la Agencia de Seguridad Nacional.
El diario informa que la GCHQ es capaz de almacenar hasta por 30 días enormes volúmenes de datos que extrae de cables de fibra óptica, para poder analizarlos. A esta operación la llaman Tempor The Guardian, en un nuevo capítulo de las revelaciones surgidas de los documentos entregados por Edward Snowden al diario británico.
Todo esto se lleva a cabo sin el conocimiento de los pueblos británico y estadounidense y sin debate público. Lo que realizan las dos agencias de espionaje incluye grabar conversaciones telefónicas, extraer el contenido de correos electrónicos, entradas de Facebook y el historial de navegación por Internet de quien sea.
Al parecer todo esto se hace de modo legal -informa The Guardian- debido a lagunas legislativas