Diamantes de sangre en Zimbabue: ONGs Go Home

El Gobierno de Zimbabue acaba de suspender las actividades de casi una treintena de organizaciones no gubernamentales en una de sus provincias. ¿El motivo oficial? No haber renovado su registro anual, tal como exigen las leyes. Todas las ONG deben pasar por el control estricto del Gobierno central de Harare. Y estas 29 organizaciones no lo han hecho, según fuentes de Gobierno.

¿Qué consecuencias directas tiene esta expulsión? Pues más miseria para una población cuya esperanza de vida apenas supera los 45 años -ahora asolada por un brote de fiebre tifoidea- y, sobre todo, menos testigos de las sistemáticas violaciones de Derechos Humanos por parte del régimen de Robert Mugabe, el ‘angelito’ de 87 años que gobierna desde 1980.

Con la medida, se borran de un plumazo las denuncias que vienen realizando organizaciones como Zimbawbe Peace Project, que documenta con todo lujo de detalles las violaciones del derecho de información, de reunión y de libertad de expresión; los repartos de ayuda humanitaria en función de la afiliación política; la Justicia corrupta en los tribunales; la pasividad de las Fuerzas del Orden ante violaciones de libertades, sobre todo en las zonas rurales; el hostigamiento al colectivo LGTB..
A estas violaciones hay que sumar nuevas, como las recientes denuncias de Global Witness -hace tres días- acerca de los negocios con diamantes de sangre entre las empresas estatales de Mugabe y compañía chinas. No hay que olvidar que uno de los apoyos internacionales más potentes que tiene Mugabe es, precisamente, China. Y viene a la mente 2008, cuando el ejército se hizo con buena parte de las explotaciones mineras de diamantes, asesinando a sus propietarios… Curiosamente, el mismo año que Mugabe también expulsó del país a todas las organizaciones que proporcionaban ayuda alimentaria.
Este año, quizás, haya elecciones. No está claro porque si Mugabe jura y perjura que las habrá, el ministerio de Asuntos Constitucionales duda de que dé tiempo: antes habrá que celebrar el referéndum de la nueva Constitución, en agosto o septiembre. Una de esas constituciones que prometen nuevos aires de Democracia, limitando los poderes del mandatario… pero que puede ser un fiasco, como el caso marroquí. Pero, mientras haya diamantes que explotar, ¿acaso le importa a alguien de los de ahí arriba?. 15.02.12

*Periodista español. Colaborador del diario Público de Madrid

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