Don Antonio Machado: un poema

R.W.

La poesía es el primer legado; será la única herencia si todavía la especie tiene un futuro para cobrar herencias. La poesía alumbró la primera vez que la horda supo distinguir entre miedo y ceremonia del temor, quizá entre huir y permanecer. Hizo la diferencia entre haber estado y hacer futuro.

 

Por esa razón los poetas mueren y siguen tan vivos como antes de nacer, aunque tras la última paletada nadie diga nada –como dijo un poeta.

Esta sección debe recomendar un libro. Muchas palabras las de los libros, sin duda, que siempre merecerán recordarse. ¿Pero por qué no la modestia de un solo texto? Uno de las escrituras que cantaron hace 40 y más años Joan Manuel Serrat y Paco Ibáñez, por ejemplo; textos de un poeta: don Antonio Machado.

No sólo se hace camino al andar, porque se anda también al recordar, por más que a veces el recuerdo no sea de risa y después. Dicen que era como un duende alegre Federico García: risa fácil pese a la estancia en Nueva York, donde vio pesares y se volvió a Whitman para conjurarlos. No importa, de él –de Federico– sigue con nosotros el verbo ágil, la metáfora imposible más clara, la imagen cargada de luna y aromas, la simple y pura alegría de vivir. Aunque haya terminado con "sangre en la frente y plomo en las entrañas" –nos recuerda Machado.

Recuerda también "Que fue en Granada el crimen / sabed –¡pobre Granada!–, en su Granada…"

En días que los poetas parecen refugiarse en el trabajo de lingüista –artesanos del intelecto, no artistas– no está de más que uno de los grandes llore –y no es mera imagen– la muerte de quien por cierto no mereció morir del modo como lo mataron.

García Lorca descubrió, el primero, que Neruda era un poeta más cerca de la sangre que de la palabra. La observación marcó un compromiso que le hicieron sellar con su propia sangre y a balazos. Acaso Machado recoge semejante testimonio, acaso no más se conduele por su desaparición.

Una cosa es cierta: luego de Federico García nada será igual. Por eso está vivo y los que vivieron después de matarlo ya no existen. Algo que el poema de don Antonio, a su modo, pone en primer plano. El crimen fue en Granada lo encuentra aquí –y puede también escucharlo

Con Federico se puede hablar cualquier noche clara de luna. Por lo menos desde América: en España puede que le exijan al poeta pedir "los papeles" (o sea: lo matan de nuevo).

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