Eduardo Pérsico, un mensaje constante entre lo popular y lo intelectual

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«El Infierno de Rosell», libro de Eduardo Pérsico publicado en Argentina por Ediciones del Leopardo, reitera la línea de un autor que recrea con materiales de cierta tendencia ensayística algunos sustanciales temas humanos. Desde sus relatos en revistas por la década del sesenta otros de su primer libro, «Crónicas del Abandonado», de 1978, los personajes de Pérsico visten pesados atuendos, ropajes aluvionales de intereses, simulación y prejuicios, pero igualmente desnudos y desprotegidos.

Muy pco el autor detalla el aspecto físico de los protagonistas, una complicidad que le propone al lector; dice que alguien lleva su pelo cortado a serrucho y que Julián, es el de pelo colorado; el Profesor de Aforismos usa un peluquín color granate, otro es el gordo Müller y de Silvina menciona sus ojos claros y casi cierra el inventario. Es un modo de confabular con la imaginacón del lector, sal nutricia para gustar de la literatura.

El mexicano Carlos Fuentes, que viviera unos años en Buenos Aires, dijo que admiraba a los escritores argentinos porque sin Ruinas de Machu Pichu, sucesos como la Revolución Mejicana y demás asuntos fundamentales que nutrieron la literatura de América Latina, ellos debían inventarlo todo. Esto quizá sea discutible, pero en un país como Argentina poblado por lo europeo, sin jungla, una geografía transparente y sin el enigma de la selva, su literatura rural ha quedado reducida a tres o cuatro obras y lo nacional se refleja más por la manera de contar que por lo temático.

El autor con Ernesto Sábato y Matilde (1991)
El autor con Ernesto Sábato y Matilde (1991)

En el caso de Eduardo Pérsico, los muñecos de sus historias mantienen la mirada de un narrador que prefiere escribir jugando, como si estuviera escribiendo, (la narrativa debe respetar un precepto que ahora no me acuerdo, anuncia en este libro) y ensaya un juego con el lector de bromas a sí mismo. Esa impronta o marca de fábrica de un contador de historias nacido y criado en Buenos Aires, – hijo de un taxista y una enfermera también porteños- que además de andar por diarios y revistas como cualquier escritor que se aprecie fatigó de vendedor de lencería femenina a ejecutivo de una empresa metalúrgica- le dieron su visión y experiencia para narrar.

Si el ser es tierra que anda y lleva consigo el paisaje, la inmensidad pampeana de la Argentina y el hombre sometido a la indoblegable soledad de la llanura no figuran en «El Infierno de Rosell»; en su literatura Pérsico contrajo un inseparable sesgo de porteñidad, donde pareciera imprescindible hablar del infortunio por el bien perdido, que a veces no es tanto, y hace decir al ingeniero Castiglión sí mi amor, pero dejame disfrutar esta pena y la mujer responda hacés bien, hoy te la ganaste.

Esto no sería creíble sin una matriz de tanguería y tristeza buenosaires que suelen resolverse con expresiones del argot lunfardo, – un código entre dos para que no se entere un tercero- o con referencias a las letras de tangos. Alguna vez, al leerle un soneto lunfardo a Jorge Luis Borges, éste le advirtió que era un reo que escribía para intelectuales, una ironía que le advirtió para revisar sus alusiones a Freud, Carlos Marx y otros no frecuentados por los lunfardistas.

Digamos que con estas herramientas Eduardo Pérsico trabaja las cuestiones existenciales de su origen y su tiempo, y lo hace signado por una porteñidad que lleva en su entretela y lo obliga después de un par de frases más o menos serias a rematar con una broma mordaz, dentro de ese código entre dos para que no se entere un tercero.

Ese condimento incorporado al diálogo coloquial, el lunfardo, y el tango, – en decadencia o no- acaso sean los dos perfiles mejor definidos que perpetúan los argentinos de Buenos Aires, y con ese tratamiento particular se traman en este libro las preocupaciones universales del hombre. Con este recurso y el monólogo interior de algún personaje, – esa poesía que lucieron los mejores novelistas latinoamericanos- la narración está marcada por bromas y referencias al cínico momento de nuestra civilización pronunciadas por jocundos personajes inquietados por la hipocresía y el doble discurso de los que mandan.

El autor con José Andrés Rivas y James Pellicer (Témperley, 2002
El autor con José Andrés Rivas y James Pellicer (Témperley, 2002

En «El Infierno de Rosell» reaparecen personajes de libros anteriores de Pérsico, como Blanes, ese espía de la memoria anticipada de «Nadie Muere de Amor en Disneylandia», recordador de lo propio y lo ajeno luego de una operación en Stanford University y pagado por los servicios de Inteligencia; o Silvina, la mujer de Rosell, mostrándose ajustada, de taco alto y sus imbatibles ojos claros, traída de algún cuento del autor, o Vladimiro, el matricero y fotógrafo que no logra retomar los ojos de aquella mujer inolvidable que conociera en Cuba. Y en el bar de Rosell, en cuánto sucede persisten dos parroquianos, Cacho y otro estrafalario desconocido, (¿San Pedro y Dios?) desatendidos por los demás parroquianos y que debaten la idea sustancial del libro.

Con «El Infierno de Rosell» Eduardo Pérsico obtiene una novela vivaz y entretenida, con esos trazos de literatura que según él, complementan la tarea de historiadores y sociòlogos.

*Reseña de Jorge Lagos Nilsson para Confluencia, publicación de la Hispanic Studies, Greeley University of Colorado, USA.

Lagos Nilsson, poeta, periodista y escritor chileno, fue Profesor de Sociología en la Universidad Autónoma de Puebla, México. Publicó en 1988 «Historia de las Ciencias Sociales», Ed.Claridad; y en 1989 «Contracultura y Provocación», Ed. Al Frente, de Argentina.Directo de surysues, falleció a fines de setiembre de 2013

Bibliografía de Eduardo Pérsico

arg euardo persico1978. Crónicas del Abandonado. Cuentos. Editor Mensaje. (Faja de Honor de la SADE)
1982. Gardel Supo Retirarse a Tiempo. Novela. Ediciones Corregidor.
1983. Resistencia Lunfarda. Poemas. Edit. Rueda.
1986. El Olvido está en Libertad. Novela. Editorial Futuro.
1989. De nuevo lejos de Uppsala. Novela. Bell Ediciones.
1991. Un Mundo casi Feliz. Cuentos y Poemas. Ediciones Trilce.
1993. Nadie Muere de Amor en Disneylandia. Novela. Beas Ediciones. (Premio Fondo Nacional de las Artes)
1995. Cuentos con Mujeres. Beas Ediciones.
1998. Madame Bovary era una Buena Chica. Novela. Beas Ediciones
2001. El Infierno de Rosell. Novela. Ediciones del Leopardo.
2004. Lunfardo en el tango y la poética popular. Ensayo y Glosario. Proyecto Editorial, Ciudad Universitaria de la UBA.
Compilaciones y artículos en:
Fútbol a Puro Cuento, Ediciones Faro Verde; Escritores argentinos según ellos mismos, compilado para la Universidad INCCA de Colombia, por Joseph Vélez, de Baylor University, USA; Cien sonetos Lunfardescos, Academia Porteña del Lunfardo; Los que conocieron a Borges nos cuentan, Editorial Tres Haches.

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