EEUU: Democracia sólo de nombre

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Con todo esto no se necesita mucho más para explicar por qué el movimiento Ocupa sigue creciendo.

Todo un elenco de figuras –tanto liberales como conservadores– intentan una y otra vez reducir o descartar la relevancia del movimiento. El columnista conservador David Brooks (ninguna relación con este reportero) del New York Times intenta desde su trono de observación, empapado de arrogancia intelectual, reducir el movimiento a algo sin brújula, poco serio, y hasta poco "radical". Otros lo comparan con otros movimientos en India y otros lugares, para señalar que aunque son válidas sus motivaciones, no saben ser serios en promover cambios. Otros más indican que mientras no entiendan que tienen que trabajar dentro de los esquemas político-electorales de este país no podrán hacer mucho. Y otros insisten en que sin formular demandas concretas no lograrán ser más que una expresión de protesta.

"Tengo una recomendación para una respuesta: nosotros demandamos que ustedes dejen de demandar una lista de demandas", comentó Robert Jensen, profesor de periodismo en la Universidad de Texas en un artículo en Al Jazeera. Argumentó que “la demanda de demandas es un intento para acomodar las concentraciones Ocupa a la política convencional, reducir la energía de estas concentraciones a una forma que los que están en el poder puedan reconocer, para que así puedan desarrollar estrategias para desviar, cooptar, comprar o –si esas tácticas fracasan– aplastar todo desafío al business as usual”.

Moyers señala que no es la primera vez que el país enfrenta esto. En otro momento, una oradora popular, Mary Elizabeth Lease, afirmó que “Wall Street es dueño del país… Nuestras leyes son resultado de un sistema que viste de traje a pillos y de andrajos a la honestidad. Los partidos políticos nos mienten y los oradores políticos nos engañan… El dinero gobierna”. Eso fue en 1890.

Hoy día, lo que está en juego es nada menos si Estados Unidos aún puede llamarse una democracia. Para el economista premio Nobel Paul Krugman, lo que se está creando es una "oligarquía estilo estadunidense". En su columna en el New York Times afirma: “tenemos una sociedad en la cual el dinero está cada vez más concentrado en manos de poca gente… esa concentración de ingreso y riqueza amenaza con hacernos una democracia sólo de nombre”. Es así porque "la concentración extrema de ingreso es incompatible con la democracia real".

Y mientras se determina cuál será el destino de la democracia en este país, mientras millones escuchan a sus políticos prometer una y otra vez que generarán empleo y nuevas oportunidades, ¿a que se dedicó el Congreso? Aprobó una resolución reafirmando que "En Dios confiamos" es el lema oficial de Estados Unidos. El voto fue 396 contra 9 en la Cámara de Representantes.

Por lo menos en los plantones de Ocupa Wall Street sí se toma en serio la democracia.
 

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