Egipto, mujeres: acaso fueron mejores los faraones
Si abril primaveral es para T.S. Eliot el mes más cruel, el febrero invernal en el Hemisferio Norte es de lucha; y aunque no pele el frío en Egipto, las egipcias están en pie de guerra y Aministía Internacional preocupada. Tahrir, la plaza de las manifestaciones populares es hoy tierra baldía, antro de violaciones y golpizas. Como si la hist oria fuese una ley para trasgredirla. | MAGALÍ SILVEYRA.
«Abajo el acoso sexual» y «Egipto para los egipcios y las egipcias» fueron algunos de los lemas coreados por los manifestantes, entre los que no faltaban varones —aunque en franca minoría.
Desde la mezquita consagrada a la nieta de Mahoma, los participantes marcharon hacia la plaza de Tahrir, escenario en los últimos meses de graves agresiones y violaciones contra mujeres de toda condición.
La oficina en Egipto de Aministía Internacional manifestó su condena a varios legisladores del Parlamento de ese país ¡que acusaron a las mujeres de generar violencia sexual contra ellas!, “por participar de las protestas públicas” que han tenido lugar en la plaza de Tahrir.
Los asaltos sexuales aumentaron a partir de noviembre último, señalaron las mujeres, coincidentemente con el «blindaje» constitucional del presidente Mohamed Mursi frente al poder judicial. Al parecer los asaltos son producto de organizaciones de hombres, y no cometidos por individuos aislados. El Centro Nadim para la rehabilitación psicológica de las víctimas de violencia y tortura denunció la ineficiencia —quizá voluntaria— la policía y la impunidad que gozan los agresores
Pese a algunas necesarias y justas —pero tímidas— reformas legales, en los hechos la situación de la mujer egipcia no ha cambiado sustantivamente en el orden de los usos y prácticas sociales. Las solteras menores de 21 años, por ejemplo, deben conseguir el permiso de sus padres para obtener pasaporte y las casadas deben tener el consentimiento de sus cónyuges.
En el caso de extranjeros avecindados en el país, sólo los hombres pueden conseguir la ciudadanía y así, en algunos casos, los niños nacidos de madres egipcias y padres sin nacionalidad egipcia se ven privados nacionalidad.
Si bien tiene teóricamente no existe un impedimento legal para que una mujer ejerza las labores de juez, la verdad es que esa posibilidad para la mujer no existe.
Durante una sesión de la Comisión de Derechos Humanos del Consejo de la Shura —cámara alta del Parlamento— decenas de mujeres denunciaron que habían sufrido agresiones sexuales durante las manifestaciones en las calles del centro cairota.
La comisión señaló que éstas habían generado las agresiones “por asistir a las protestas (…) Ellas son las responsables y no deben mezclarse con hombres en las manifestaciones”, aseguraron los parlamentarios. Criterio conservador que permea por igual a fundamentalsitas islámicos como cristianos en otras partes del mundo, sociedades donde ese argumento (la mujer culpable) es moneda corriente.