Ejemplos y opiniones

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Después de escribir, leo… ¿Por qué escribí esto? ¿Dónde fui a buscar esto?
¿De dónde me vino esto? Esto es mejor que yo…

Fernando Pessoa

fotoEn la medida en que un escritor va creando intimidad con sus lectores, algunas cuestiones surgen naturalmente. Son preguntas que contornan el abismo de interés filosófico y conceptual, o bordean el precipicio de la mera curiosidad personal. Algunas llegan despacio, escondidas en un largo correo electrónico conteniendo elogios y consideraciones diversas. Otras son aladas, llegan rápido en el rastro de Mercurio y son directas y objetivas.

No puedo hurtarme a responder cualquiera de esas cuestiones por un motivo muy sencillo: soy yo el primer inquisidor que, atrevidamente, invade hogares y escritores, al amanecer o al anochecer, sin pedir permiso, presentando ideas, invitando al debate e instigando a la reflexión.

En este contexto, la pregunta más recurrente ha sido: ¿Usted es o consigue ser así como escribe?

Preguntas y Respuestas

Escribo lo que pienso sobre lo que creo. Fruto de mucha lectura, vivencia y reflexión, elijo temas que me afligen el alma, pidiendo espacio para manifestarse, gritando por la libertad y aclamando por alternativas y soluciones. Manifiesto mi punto de vista y me quedo al acecho a la espera de comentarios capaces de auxiliarme a encontrar respuestas. He aprendido a hacer las preguntas, quizás más acertadamente. Pero cuanto más estudio, cuanto más investigo, más me siento el propio punto de interrogación. Y deseo encontrar las respuestas. Colectivamente.

Pero lo que escribo no corresponde exactamente a quién soy. Es una copia mejorada, la proyección de quién deseo ser. Al escribir, firmo contratos con el mundo y conmigo mismo. Eso genera compromiso. Y comprometerse con lo que no se pueda realizar genera angustia que, a su vez, conduce a la tristeza. Como no estoy aquí para estar triste, no voy a estrechar de gusto mis caminos para la felicidad. Deseo, pues, asumir lo que se pueda cumplir. Mejor un resultado pequeño que una gran promesa.

Utopía

Fernando Pessoa dice que «el poeta es un fingidor». Rubem Alves dice que «escribe lo que él no es». Y ambos aseguran que es mejor no conocer personalmente al autor, es más seguro quedarse con el texto.

Pienso diferente. Empecé a escribir como columnista, o aquél que escribe artículos. Caminé para la misión de cronista, versando sobre lo cotidiano. Quién se da a este trabajo tiene siempre alguna poesía dentro de sí. Habrá quién diga que el poeta vive en el mundo de la Luna, viajando por el planeta de los sueños, en la imaginaria galaxia de la utopía. Pues digo que toda utopía es una realidad en potencia. Y si escribo sobre lo que sueño es porque sueño con lo que escribo. Y que se puede concretar. Y que queda más concreto cuando se coloca en el papel y se comparte con el mundo, que pasa a soñar también.

Lo que escribo es mejor de lo que soy hoy. Es lo que voy a buscar. Y cuando yo sea una persona mejor mañana, nuevos escritos demandarán una nueva persona, aún mejor, en un proceso que no tiene fin. No sé dónde fue el punto de partida, y no me interesa cual será la estación de llegada. Bueno es apreciar el paisaje durante la caminata. Observar los campos verdes y el rocío sobre la pradera. Sentir el brillo cálido del sol y la brisa refrescante acariciando el rostro. Superar las piedras, las vallas y los puentes rotos o sin terminar que surgen en el trayecto.

La voluntad es muy grande de intentar barrer el asunto, agotar lo inagotable. Siempre faltará un verso, una frase o una afirmación cualquiera, negligencias que son por la memoria. Soy varios en uno sólo y aquel yo más práctico interpela el yo más soñador cuando una página termina.

”Take Home Value”

Hay una frase muy utilizada entre los economistas: take home value, o literalmente, “el valor que llevamos para casa”. Ésta es una tesis que merece atención.

Cuando usted sale de su casa para una reunión, una conferencia, un encuentro o cualquier otra actividad, ¿qué saca de provecho de este evento que le permite retornar al hogar mejor de lo que salió? ¿Qué lecciones extrajo de los momentos que dedicó al referido acontecimiento? ¿Y qué le legó a las personas que estaban en su compañía para hacerlas igualmente mejores?

No debemos permitir que alguien se aleje de nosotros sin sentirse mejor y más feliz. Y no podemos admitir lo mismo con relación a nosotros mismos. Rimponche decía que lo mejor que podemos hacer por una persona es darle la oportunidad de que nos ofrezca lo mejor que tiene. Es lo que intento hacer a cada palabra. Ellas no son escritas, sino dibujadas. No son digitadas, son tamborileadas. Porque contienen cariño. Porque deseo compartir hasta lo que aún no soy. Porque es como el pan que alimenta: lo mejor es su repartición, su división.

El mundo está repleto de opiniones, unas más asertivas que otras. Cada cual se preocupa en denotar la fuerza de su propia argumentación. Pero lo que necesitamos verdaderamente es de ejemplos. Hacer, practicar, aplicar. No se debe cambiar de opiniones si no puede cambiar de conducta. Pero si es posible cambiar, hágalo por usted, por los que lo rodean y por la utopía de un mundo mejor para vivir.

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* Graduado en Economía en la FEA/USP, Publicidad en ESPM/SP y especialización en Marketing en la MMM/SP y en Calidad de Vida en el Trabajo en la FIA-FEA/USP, es empresario, consultor, profesor universitario, escritor y conferenciante. Director de Infinity Consulting, Director del Simb/Abrinq y Miembro Ejecutivo del NJE/ Fiesp.

(www.tomcoelho.com.br). Correo electrónico: tomcoelho@tomcoelho.com.br

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