El día después en América Latina: un fuerte aumento de la pobreza
Hacer política y gobernar en América Latina nunca ha sido fácil. La región ha experimentado diversos tipos de regímenes políticos, ensayado proyectos de unidad e integración sin lograr fijar una ruta conjunta de navegación de largo plazo, que ponga en primer lugar el interés en superar la pobreza y potenciar las grandes riquezas humanas y naturales con que cuenta.
Desde el término de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, cada vez que el mundo desarrollado es afectado por una crisis económica o sanitaria, como lo es ahora, a América Latina siempre le es más difícil su recuperación.
“El Día Después”, que vendrá una vez terminada la crisis del Covid-19, afectará profundamente la economía global y probablemente nuestra forma de vida actual. Ya lo advirtió la directora general del Fondo Monetario Internacional, (FMI) Kristalin Georgieva, al señalar que afrontamos “una crisis nunca vista en nuestra historia”.
La onda recesiva está soplando desde las estepas chinas, cruzando Europa, Siberia, Norteamérica y ya llegó a América Latina, donde las frágiles estructuras de protección social de los países se verán severamente afectados, siendo los más castigados los que menos tienen.
De los actuales 185 millones de pobres existentes en una región de 620 millones de habitantes, su número aumentará a 220 millones, y la pobreza extrema crecerá un 67,4%, es decir llegará a 90 millones de seres humanos,que disponen actualmente solo de un dólar diario para sobrevivir.
Estas son algunas de las conclusiones presentadas en el informe de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL (América Latina y el Caribe ante la pandemia del Covid-19: Efectos económicos y sociales). El estudio fue presentado por la directora ejecutiva, Alicia Bárcena, el 3 de abril.
Indica que la actual crisis mundial se diferencia de la financiera del año 2008, porque afecta a “las personas, la producción y el bienestar”.
Al lento crecimiento económico de los últimos siete años de la región, se ha sumado la pandemia que ya comienza a mostrar las primeras consecuencias con una fuerte caída de los precios de sus exportaciones de materias primas, minerales y productos agrícolas como la soya, que se envían a los mercados chino, estadounidense y europeo, principalmente.
Los países más afectados son Brasil, Chile, Argentina, México Perú y Colombia, donde todos ellos -con la excepción de México- tienen como principal mercado para sus exportaciones a China. La economía de México se verá doblemente afectada por la caída de sus exportaciones a Estados Unidos y por las restricciones de ingreso de los llamados “braceros”, que son los trabajadores agrícolas que cruzan la frontera para cosechar frutas y verduras.
En el Caribe se espera una caída del turismo de más del 25%, mientras que el desempleo de toda la región llegará probablemente al 10%, indica el informe.
El “Día Después”, volverá a instalarse con fuerza en la discusión política latinoamericana, el papel que el Estado debe jugar en la economía y en garantizar la protección social. A ello se sumará el cambio climático, el medio ambiente, la conservación y el grave problema del agua, en países como Chile. Nadie sabe a ciencia cierta cómo saldremos de esta crisis.
Las asimetrías de los países latinoamericanos son muy grandes en superficie, población, escolaridad, crecimiento, desarrollo industrial, derechos ciudadanos, delincuencia, corrupción, evasión tributaria, gobernanza y administración de la economía.
Pretender que es una unidad es un viejo mito. Mientras hay países donde el Estado lo hace todo, hay otros donde el Estado hace muy poco y es el mercado, con su supuesta mano invisible, el encargado de asignar los recursos. En Chile, en la actual coyuntura económica, los primeros que salieron a pedir la ayuda del Estado fueron algunas de las grandes empresas.
El gobierno anunció un plan de ayuda económica que contempla gastar alrededor del 4,5% del PIB, pero Perú anunció el 12%, mientras que países como Suecia invertirán el 17% o los Estados Unidos el 20%. Y si observamos el gasto promedio en salud en toda América Latina, éste alcanza a un 2,2% del PIB, contra un 9,4% de Alemania, un 6,4% de Italia o el 6,2% de España.
Vale la pena observar qué hará el gobierno de Santiago, apegado a una estricta lógica de liberalismo extremo. Es el “rico del barrio”, el país con la mayor fortaleza macroeconómica de la región, con 25 mil millones de dólares en bonos soberanos, es decir ahorro, y una deuda externa que no llega aún al 30% del PIB.
El dilema no debe ser mercado o Estado, si no buscar el justo equilibrio que permita pasar del crecimiento económico al desarrollo y ello no se logrará sin políticas distributivas que tiendan a bajar la curva de la desigualdad. En el informe de la CEPAL de 2017, se señalaba que el 50% de personas con menores ingresos, disponía del 2,1% del PIB.
El 10%, un 66,5% y el 1% más rico concentraba el 26,5% de la riqueza. Es en estas tremendas diferencias de ingresos y oportunidades donde subyacen los elementos que alimentan el resentimiento y las explosiones sociales que hemos visto en Chile y otros países de la región.
“El Día Después”, la pandemia nos habrá hecho a todos más pobres y estaremos llorando a nuestros muertos. También puede ser una oportunidad de repensar en la forma de vida que hemos desarrollado, el gasto absurdo en armas y medios de destrucción masiva cuando nos cuesta defendernos de un virus.
La acumulación de riqueza, el consumo excesivo y el daño irreversible que hemos hecho al medio ambiente, a los mares, a la vida salvaje. Tal vez sea la ocasión para comenzar una nueva forma de vida.
* Economista de la Universidad de Zagreb en Croacia y Máster en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Exembajador, actualmente es consultor para FAO en Roma en temas de cooperación Sur-Sur, académicos y parlamentarios.
Artículo publicado originalmente en Treccani
Fuente: http://www.treccani.it/magazine/atlante/geopolitica/Il_giorno_dopo_in_America_Latina.html