El Estado de Bienestar como estrategia capitalista en un mundo bipolar

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Los movimientos populares europeos son los únicos que pueden ponerle un alto a la crisis. No luchando por volver al Estado de Bienestar sino por construir una Europa diferente a la que el proyecto de Unión Europea ha construido, basada en principios neoliberales.

El Estado de Bienestar está en franco proceso de desmantelamiento en toda Europa. Paulatinamente, derechos conquistados por el movimiento obrero y popular en el siglo XX se ven limitados, recortados o eliminados con el argumento de que el Estado es incapaz de sufragar esos “gastos”.

Ningún país escapa a este proceso, aunque sea más patente y dramático en aquellos en donde recientemente la especulación del capital financiero los ha arrastrado a la crisis. Las empresas, con la excusa de tener pérdidas económicas, recortan personal o imponen medidas de “flexibilización” laboral. Los Estados congelan salarios, vuelven más laxa la legislación que permite los despidos, aumenta impuestos y reduce presupuestos para educación y salud.

¿Qué ha sucedido? ¿Por qué, cuando la sociedad produce más riqueza, el Estado se declara incapaz de cumplir con compromisos que antes no tuvo inconveniente en asumir?

Lo que ha sucedido es algo muy simple: es la naturaleza del capitalismo, la misma de siempre, solo que ahora sale a relucir en todo su esplendor, sin tapujos, porque las circunstancias históricas han cambiado y ya no tiene necesidad de edulcorantes.

¿Y qué es lo que cambiado? Básicamente, lo que ha cambiado es que el campo socialista se derrumbó, desapareció, y dejó al sistema capitalista prácticamente solo en el mundo, sin contrapesos de su talla en el mundo.

El Estado de Bienestar fue construido a partir de la Segunda Guerra Mundial, no por convencimiento propio sino por la presión que significaba para el capitalismo la competencia con el socialismo. No sucedió, entonces, que el capitalismo “se humanizara”, sino que se vio compelido a hacer concesiones que mitigaran los efectos de la explotación a la que sometía a los trabajadores.

Pero, una vez que de encontró sin contraparte, las cosas ya no pudieron ser iguales. Por un lado, el capitalismo se encontró si barreras para llegar a todos los rincones del mundo; por otro, pudo profundizar los mecanismos de explotación. La riqueza empezó a fluir a raudales, como nunca antes, pero se concentró cada vez en menos manos. La riqueza material es inmensa, pero son menos los que la disfrutan.

De la crisis que la asola saldrá una nueva Europa en el futuro. Será más eficiente, producirá más riqueza, pero tras de sí dejará una estela de gente empobrecida que ya no le es útil al sistema, que está de más, y que debe ser desechada. En unos años, el aparato productivo se reconstituirá, se habrá desembarazado de la carga que le significaba el “gasto” social del Estado de Bienestar, habrá moldeado a las fuerzas productivas de tal manera que pueda extraerles el mayor rendimiento posible y competirá en mejores condiciones que antes en la palestra internacional.

La economía, entonces, estará bien, con presupuestos nacionales equilibrados, balanzas de pago al día, pero a costas del sufrimiento de millones de personas que lo habrán perdido todo y sobre cuyos hombros, además, se echara la culpa del desastre diciéndoles que por su causa, por haber vivido sobre sus posibilidades reales, están como están.

Los movimientos populares europeos son los únicos que pueden ponerle un alto a esta situación. No luchando por volver al Estado de Bienestar sino por construir una Europa diferente a la que el proyecto de Unión Europea ha construido, basada en principios neoliberales. Es una lucha larga y azarosa pero es la única vía real que les queda. Lo contrario significa quedar a expensas de las fuerzas ciegas de la ambición y el lucro.

 

*Presidente AUNA-Costa Rica

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3 Comentarios
  1. juanzeniack dice

    El FMI y el Banco Mundial son instrumentos de contagio neocapitalista que aspiran a fotocopiar el sistema estadounidense en el resto del mundo. Uno de sus objetivos primordiales es Europa.
    Imponer el Thatcheriano TINA ‘There Is No Alternative»

    El llamado «capitalismo de rostro humano», era una necesidad para protegerse del posible contagio socialista:
    Educación gratuita, sanidad gratuita, sistema público de pensiones, amplio escudo de desempleo… construir una clase media burguesa acomodada que fuese por tanto conservadora.
    Así inventaron la famosa «igualdad de oportunidades», si tienes aptitudes y disciplina puedes desclasarte de una familia obrera hacia profesiones liberales: arquitectos, médicos, profesores, abogados, fiscales, investigadores…
    Ahora van a desmontar todo con el objetivo de que las empresas y la oligarquía no paguen impuestos. Privatizando todo … excepto curiosamente, el ejército y una policía adoctrinada para que defienda el sistema. Para eso sí quieren que todos contribuyan.
    Prepararos clases medias que os van a empobrecer y lumpemproletarizar, vosotros que tan alegremente habéis votado a la derecha, esa derecha oligárquica os va a fundir.

    Un giro hacia una verdadera izquierda es lo que puede parar este desastre. Pensadlo en las subsiguientes elecciones y no lo olvidéis.

  2. Eduardo Minguzzi dice

    Muy cierto, las nuevas generacion se estan enfrentando a la esclavitud moderna y se tienden a radicalizar.
    La unica forma de tener un mundo mejor es luchar sin descanso.
    Necesitamos proponernos a ser libres. Libertad social dueños de nuestra propia tierra y riqueza de nuestro planeta.

  3. juanzeniack dice

    Efectivamente, el llamado Socialismo Real, a quien beneficiaba realmente era a la clase trabajadora occidental al servir como amenaza y contrapeso a la oligarquía capitalista.
    El Estado del Bienestar se construye como contrapoder para evitar el contagio revolucionario en el resto de Europa, el mensaje implícito era claro: «Vais a tener lo mejor del capitalismo y lo mejor del Socialismo, luego no necesitáis la revolución …»

    Es curioso cómo en los primeros tiempos en la cohabitación en la Alemania ocupada, el gran temor del bloque aliado EE.UU-Reino Unido-Francia, era que, la zona occidental controlada por ellos, rotase en una reacción revolucionaria hacia la unidad popular contagiada por la alemania del Este controlada por la URSS. Para evitarlo, de manera casi inmediata, los sueldos fueron aumentados de forma cuantiosa, se otorgó vivienda semigratuita y se empezó a construir toda una red de asistencia social que en los años 70 y 80 llegó a ser espectacular.

    Ahora que esa posibilidad se esfumó, ya no hace falta andar con ambages y van a demoler ese Estado del Bienestar, la única alternativa es que una parte de Europa vuelva a confiar en una Revolución Socialista

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