El síndrome del emperador desnudo

Cuando el 24 de abril vi al Emperador de México anunciando con afinación fúnebre la entonces llamada gripe “porcina”, me olió a manipulación mediática, de las tantas. Demasiada unanimidad. Claro, apenas los organismos internacionales de salud dan un alerta, los Estados están obligados a actuar.
Fueron inútiles las advertencias contra el pánico. A una señora de clase alta en el Táchira le dio lo que luego se llamó gripe A H1N1. Los vecinos la repudiaron, le lanzaban animales muertos al jardín. Es solo uno de mil ejemplos de histeria.
Mi sospecha tiende a confirmarse ahora que una monja en un contemplativo monasterio de Monserrat declara para un vídeo sus dudas sobre la gripe y su vacuna. Eso desató una onda expansiva que la industria farmacéutica no halla cómo parar. Millones han visto el vídeo por Internet (vimeo.com/6790193). A sor Teresa Forcades i Vila, que estuvo la semana pasada en el Celarg en un congreso internacional de teología de la liberación, se añaden una ex ministra de salud de Finlandia y profesionales de la salud de medio mundo que recomiendan no vacunarse. Sugiero buscar por Internet sospechas peores.
El síndrome del emperador desnudo brota cuando una voz, por débil que sea, disiente de una información aparentemente unánime. Esa voz disonante rechina, sobre todo si, como sor Teresa, se expresa con elocuencia y rigor científico, porque es que, antes de ordenarse monja benedictina, sor Teresa ya era doctora en medicina.
Ahora es tarde para el totalitarismo mediático. El diario El País de Madrid, periódico de derecha que lee la izquierda y acostumbrado a vivir de esa ilusión de unanimidad, atentó un artículo el Día de Todos los Santos llamado “Desmontando a la monja-bulo”. No importan los sicarios mediáticos que escribieron eso. Baste decir que llamaron Mary Poppins a sor Teresa, entre otros argumentos ad feminam, sin refutarle una coma. Es una lisonja apodarla Mary Poppins, esa hada anarco-sindicalista que pone de cabeza el orden financiero londinense de 1910. Ojalá regrese Mary.
Es esencial estudiar este síndrome para combatir la campaña contra Venezuela, sostenida sobre “una ilusión de armonía”, como una vez llamó el IESA a Venezuela. La dialéctica existe.

Roberto Hernández Montoya

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