El teatro y lo político: “El verdadero conflicto de nuestras sociedades de apariencia”

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En Buenos Aires se estrenó, el pasado 17 de agosto, una nueva otra de Alejandro Maciel bajo la regencia de Jorge Graciosi: Los hijos de Rosas, que va mucho más allá de la intrincada anécdota histórica para proyectarse sobre una conflictiva actual: las «familias bipolares», tan características de nuestra época, y las implicancias políticas de la acción desarrollada por los personajes. | LUIS BENÍTEZ.*

 

—Alejandro Maciel[1] ¿cuáles son sus antecedentes como dramaturgo?

—No me llamaría a mí mismo dramaturgo, tengo mucha reserva con las palabras; escribí algunas obras, hice teatro (como actor) cuando era adolescente, y eso sí creo que es importante: haber hecho teatro significa que uno estuvo allí y conoce algunos códigos del oficio.
«Escribí obras anteriores, el año pasado se estrenó Culpa de los muertos y decidí que de ahora en más solamente escribiré teatro político, esto es, obras en las que no se tratan conflictos puramente emocionales personales (y eso que siendo psiquiatra podría explotar esa cantera inagotable…) sino conflictos éticos que involucran —directa o indirectamente— a toda la comunidad, tanto del pasado como del presente.
«Grecia formó una ciudadanía a través del teatro, porque los espectadores de los dramas de Eurípides presenciaban conflictos en los que cada parte ofrecía razones para explicar su conducta. ¡Hasta Helena justifica su adulterio que después llevó a la terrible guerra de Troya! Pero eso es lo importante. Los protagonistas y antagonistas se ven forzados a dar una explicación racional de sus conductas, de la causa de sus actos.
«Racional, es decir, razones, no caprichos ni motivaciones teológicas. Razones. ¿Y qué es lo que hace la política? Dirimir conflictos en base a la razón de la ley. No tengo vocación redentora pero creo que todos los ciudadanos y las ciudadanas tenemos alguna responsabilidad en la sociedad civil y desde su puesto cada cual debe procurar afianzar este proceso frente a la tilinguería[2] que impregna los medios masivos de “entretenimiento”.
«Yo no sé, nunca necesité entretenerme, con tenerme tengo bastante…»

 

—¿Qué tema trata esta obra nueva?

—Resumiendo, Los hijos de Rosas son dos ensayos, el público se encontrará en la sala con dos equipos de actores/actrices que están ensayando dos obras de teatro distintas. Una se llama Las madres de Eurípides en la que Clitemnestra —por ejemplo— reclama justicia cuando su esposo, Agamemnón decide sacrificar a la hija de ambos, Ifigenia, por pedido de los dioses.
«En la otra obra, vamos al 1830-1840 en la Argentina de don Juan Manuel y el conflicto en casa de Rosas, entre Manuelita, la hija oficial del gobernador y Adrián, el hijo clandestino y bastardo a quien tienen casi escondido.
«Ese tema de las familias bipolares no es autóctono ni solo propio de nuestra sociedad: un padre que tiene dos familias, una oficial y otra clandestina, con todo lo que esto significa: la exclusión social de los bastardos (hasta Eva Perón fue una hija negada y bastarda…) y el sentimiento ambiguo de los hermanos oficiales, los que están reconocidos como tales.
«Eso es lo que verá el público pero Los hijos de Rosas va descorriendo otros velos que ocultaban otros conflictos: el hijo de la protagonista está acusado de haber asesinado a un joven en una playa de Brasil. Así entra el verdadero conflicto de nuestras sociedades de apariencia, cuando hay una cuestión que se enfrenta a la ley y el Estado debe intervenir.
«Básicamente ese es el tema de Los hijos de Rosas, y después está el desdoblamiento continuo de los personajes entre la ficción y la vida real, hay un director que hace continuamente indicaciones, pero en realidad es un actor que hace de Jorge Graciosi que es el verdadero director ¿o no? Llega un momento en el que los límites entre el espacio escénico y la calle se borran casi por completo.»




 

—¿Ya ha trabajado antes con el mismo director?

—La obra está dirigida por Jorge Graciosi, quien ya dirigió el año pasado Culpa de los muertos y con quien venimos trabajando en el proyecto de hacer una obra anual (siempre con el tema del teatro político) e ir formando un grupo con identidad propia, que es todo un reto en una ciudad que tiene a veces hasta 200 obras simultáneas en cartel.
«Jorge tiene una estética muy especial que me interesa enormemente, además es agradable trabajar con él, apunta siempre a la realidad y eso hace que me baje a hondazos del cielo platónico al que subo con facilidad. Esa mezcla entre los dos se me sugiere como interesante. Esa tensión después se traslada íntegra a escena. Jorge resuelve todo con la maestría de su formación y esas dosis justa de creación que siempre inserta.
«En este elenco trabajan: Mariana Medina, Juan Manuel Romero, Claudia Villa, Vanina Cavallito, Matías Grassi y Federico Alí. Toda gente joven, muy bien dispuesta y avanzando con mucho entusiasmo.[3] 


 

—¿Qué relaciones tiene el tema con nuestra realidad?

—En la obra la realidad entra y sale por la puerta y la ventana. Esta familia “clandestina” de Juan Manuel de Rosas existió, Rosas tuvo hijos con una criada llamada Eugenia Castro y el mayor de ellos se llamaba Adrián. Todo eso es verdad histórica. Obviamente en toda obra, siempre gana la ficción. Contamos la verdad usando mentiras, eso ya se sabe.
«También existió el hecho más reciente: en 2006 en una playa de Brasil fue asesinado con una piedra un joven a quien una gavilla de señoritos golpeó, sangró y aplastó de un modo animal. Ese crimen está impune. Ninguna sociedad se puede dar el lujo de evitar un juicio ante un crimen. Hasta la fecha, no hubo juicio ni se sigue una causa ni…»




 

—¿Qué otros planes tiene para el futuro?
—Por lo pronto, el 15 de octubre presentaré en Asunción del Paraguay, donde está mi editor de teatro, el libro Teatro Político-1, con las tres obras que escribí en estos años.
«Ahora estoy pensando seriamente empezar con la obra para 2013, me gustaría entregársela a Jorge Graciosi en noviembre, así ya vamos teniendo en claro el panorama para 2013, a él le gusta empezar los ensayos en febrero y a mí también. Hay que seguir trabajando, no conozco otro medicamento mejor para evitar oxidarse mentalmente. »

 

El director

 

—Jorge Graciosi, ¿cuál es su trayectoria teatral?
—Soy fundamentalmente director teatral. Iniciado en la actividad en la década del 70, formado en la Escuela de Arte Dramático de la Plata, mi ciudad natal, y luego en Buenos Aires, fui alumno de Roberto Durán y Raúl Serrano.
«Mis comienzos fueron como actor, dedicándome después exclusivamente a la puesta en escena. Entre los últimos trabajos como director podemos citar “Yepeto” (Teatro Cervantes), “Rodolfo Walsh y Gardel” (Teatro Cervantes), “Imberbes” (Teatro del Pueblo), “Angelito” (Centro Cultural 25 de Mayo), “Tute Cabrero” (Teatro del Pueblo). Fui además, desde 1993 hasta 2003, coordinador y productor de las actividades de la Fundación Carlos Somigliana y el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos en el Teatro del Pueblo. Actualmente soy asesor teatral de la Dirección Ejecutiva del Instituto Nacional del Teatro.»



 

—¿Cómo fue su experiencia dirigiendo Los Hijos de Rosas?

—No puedo hablar de cómo “fue” porque estamos en pleno proceso de trabajo, podría contar algunos aspectos de cómo “es” la experiencia. Es trabajosa pero atractiva a la vez.
«El grupo es muy joven, teatralmente hablando, con poca experiencia y con formaciones muy disímiles; por lo tanto, el primer paso es conducir toda la energía y entusiasmo que poseen hacia un punto que nos permita tener un lenguaje en común y poder así lograr la estética grupal buscada.»



 

—¿Cuál es su visión de Los Hijos de Rosas?

—Es una obra compleja por su temática, donde estamos abordando varios temas y nada accesibles. Pero el gran logro del grupo fue encontrar el estilo con que se debía trabajar para hacer la entrega al público mucho más atractiva.



 

—¿Cómo ve usted el panorama teatral actual argentino?

—Es un gran momento, por lo cuantitativo: tenemos oferta teatral en cada esquina. Con respecto a la calidad no puedo ser juez, esta tarea le corresponde al público que acude conducido por el elenco a presenciar la dramaturgia joven en salas muy pequeñas, tan sólo una vez por semana. Pero agota localidades en grandes salas de miércoles a domingo, con precios nada accesibles, donde puede participar de la ceremonia teatral con Miller, Tennesse Williams, Shakespeare, Chejov, Gené, Kartun, Cossa, Discépolo…



 

—¿Cuáles son sus próximos proyectos como director teatral?

—Tengo programadas dos nuevas obras de Roberto Cossa. Seguir trabajando junto a Alejandro Maciel con el grupo en Teatro del Pasillo,  y la expectativa de dirigir un autor que se hace muy poco: Alberto Adellach.
___
1] El escritor, médico psiquiatra y dramaturgo Alejandro Maciel nació en Corrientes, Argentina, el 9 de agosto de 1956.
Obras publicadas: “La salvación después de Noé” (Bs. As, 1990); “Los conjurados del Quilombo del Gran Chaco” (Edit. Alfaguara, 2001); “El trueno entre las páginas”, (Edit. Intercontinental, 2002); “Polisapo” (narrativa, Edit. Servilibro, 2002); “Polisapo en el camino” (teatro, Ed. Servilibro 2003); “Polisapito” (historieta sobre el cuento, Servilibro 2004); “Prostibularias-1” (cuentos, Servilibro, 2004); “La Bruja de oro” (novela, Servilibro 2004); “La Gallina y el Dragón”, (novela, Servilibro 2005); “20 poemas de humor y una canción disparatada”, (poesía, Servilibro 2005); “Diários de um Rei Exiliado” (novela publicada en traducción al portugués, Edit. Landmark, Sao Paulo, 2005), entre otras. Dirige la revista-libro “Palabras Escritas”, (un diálogo entre Brasil e Hispanoamérica), (Edit. Servilibro, semestral, 200 págs.).
Es miembro del Centre de Recherches Interdisciplinaires sur les Mondes Ibériques Contemporains (CRIMIC), Universidad París IV, La Sorbona, Francia.

 

2] Argentinismo que describe lo propio del “tilingo”, arquetipo social del individuo que presume de distinguido sin serlo, así como define a aquel que está pendiente de asuntos insignificantes a los que les atribuye la mayor importancia.



 

3] La obra se presenta en el Teatro del Pasillo, en el barrio de Almagro, Buenos Aires, todos los viernes a partir del 17 de agosto, a las 21.
——
* Escritor.
Fotos: gentileza archivo personal de los entrevistados,

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