Obama lo palpó de cerca en Argentina: Nunca más un golpe, sin derechos no hay democracia

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Con la sensación de ahogo casi corporal entre quienes iban abriéndose paso, la Plaza de Mayo apareció como una respuesta fuera de seri”. De miles y miles, cientos de miles, convocándose una conmemoración pinzada entre los 40 años del golpe cívico-militar y los primeros 100 días a puro vértigo hacia la derecha coronada por la presencia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Esta vez, el movimiento de derechos humanos convocó bajo la consigna: “40 años de lucha, memoria y militancia. Sin Derechos no hay Democracia”.

Pasadas las cinco de la tarde, con columnas de agrupaciones sociales, sindicales, estudiantiles y de agrupaciones políticas que todavía no podían ingresar a la Plaza, los organismos leyeron un texto que dibujó un círculo entre este 2016 y ese marzo de 1976, sus efectos, económicos, políticos, culturales y sus actores. “El gobierno de Macri, como sostuvo Rodolfo Walsh en 1977 en su Carta Abierta a la Junta Militar, ha ‘restaurado la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzasar 40 anos0 productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación”, dijeron. “39 años después de esa Carta, los miles de despidos, la persecución a la militancia, los planes sociales desarmados, las leyes del Congreso en contra del pueblo y la represión, son algunos de los hechos de los primeros días que nos convocan a defender la democracia.” Los homenajes y movilizaciones se replicaron en las plazas de todo el país.

Ante el palco, las banderas se bajaron para escuchar el texto durante casi treinta minutos de diálogo con el escenario. Hubo silencio. Pero la Plaza también interrumpió para responder con sus cantos. ¡Vamos a Volver!, se oyó desde temprano. El hit tal vez de esta marcha, repetido en subtes, en las calles, mientras cada quien avanzaba sólo o con sus agrupaciones hacia avenida de Mayo. ¡Patria sí, colonia No!, cuando el documento de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares e HIJOS hizo referencia a Estados Unidos, los buitres y la deuda.

Por primera vez en 20 años y como un signo de época, las centrales obreras abandonaron su lugar histórico en la retaguardia de la marcha para ubicarse en los lugares que ocupaban las agrupaciones políticas. Salieron así detrás de la cabecera de la marcha, ocupada por los organismos de derechos humanos con la bandera de los detenidos desaparecidos y del movimiento estudiantil. El cambio de esas posiciones también marcó uno de los ejes centrales del documento. “Por eso hoy están en esta Plaza las centrales obreras, porque los trabajadores son la Patria, porque no vamos a permitir que nos roben el derecho al trabajo, ni que le pongan techo a las paritarias, ni que estigmaticen a los trabajadores y trabajadoras.

Después de más de 12 años de un proyecto de inclusión, hoy las políticas de Estado empiezan a ser de exclusión social, política, económica y cultural”. La Plaza respondió. “¡Macri vos sos la dictadura!”. Para entonces, las organizaciones obreras habían quedado encolumnadas detrás de una bandera frontal: “Los trabajadores son la Patria”, decía con dos logos el sus extremos. Uno de la CTA y otro de la CGT. Atrás, marchaba ATE Capital, UTE, Foetra, UOM, Bancarios. Hubo banderas de la Juventud Sindical de Facundo Moyano y de la Secretaría de Derechos Humanos de la CGT.

ar 40 anos 2El documento ya había enumerado los efectos del 24 de marzo de 1976 en los primeros párrafos. Los 30 mil desaparecidos, pero también la pobreza, el hambre y el miedo. Recordó entre los impulsores del golpe a la alianza de grupos económicos, la cúpula de la Iglesia, la Justicia y el gobierno de los Estados Unidos. Hubo un párrafo destinado a la Doctrina de la Seguridad Nacional. “¡¡¿¿Y vieron lo que dijo Macri hoy en el Parque de la Memoria?!! –preguntó Lita Boitano desde el escenario, rompiendo el protocolo de lectura y en alusión al acto que se había hecho por la mañana al que los organismos de derechos humanos decidieron no ir. “Macri dijo ‘Nunca Mas a la violencia política e institucional”, explicó Lita a la Plaza.

Y aclaró: “Es decir habla de la teoría de los dos demonios”. El documento pidió por la libertad de Milagro Sala, denunció su condición como “presa política”. Pidieron la derogación de la Ley Antiterrorista. Y volvieron a pedir la renuncia del ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires Darío Lopérfido (ver el documento completo en la página 10).

En el escenario se sucedieron Estela de Carlotto y Manuel Gonçalves por Abuelas de Plaza de Mayo, Taty Almeida de Madres Línea Fundadora, Lita Boitano y Graciela Lois de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Amy Rice y Carlos Pisoni de HIJOS.

La Plaza también recordó: ¡¡Néstor no se murió!! Y entre el “Vamos a Volver” se oyó el “Acá están los pibes para la liberación” y el “si la tocan a Cristina qué quilombo se va amar”. Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, saludaba desde un camión en la que la acompañaban Aníbal Fernández, Guillermo Moreno, Carlos López, Tristán Bauer y otros ex funcionarios kirchneristas.

“Hay un humor social que es producto de la cultura del macrismo”, explicó David “Coco” Blaustein mientras pasaba bajo la bandera del CELS. “Esa cultura es la que preparó esto para que fuera lo que iba a ser: esta Plaza es una expresión fuera de serie que ellos mismos han generado. Macri y Obama han generado esto hoy más que nunca”, dijo mientras caminaba y observaba la multitud, enorme, inabarcable. “Acá hoy hay que tener en cuenta las dos Plazas, esta y las de las agrupaciones de izquierda que vienen atrás. Es la suma de las dos Plazas lo que hace hoy de esto un movimiento absolutamente inflexible”.

Paula Castiglione, 36 años, referente de la murga la Resaca de Palermo, caminaba en compañía de Violeta, Romina, Lucila, Máximo, Jerónimo y Dulce, niñas y niños de 8 a 10 años, vestidos de brillo y carnaval. Un tambor cantaba un nuevo hit a tono con la época: “Hay un gorila suelto en la rosada / Y piensan que el pueblo no va a hacer nada”. “Vinimos acá –dijo Paula– para que nuestros hijos tengan memoria, pero también que sepan lo que es la derecha en ese país”.ar 40 anos

Una performance acompaña a las Madres de la Trata. Luisa Esther Olivera, una de ellas, contó que era la primera vez que sumaban su organización a la marcha del 24. “Es la primera vez que estamos acá y lo hacemos porque nuestras hijas también están desaparecidas, son desaparecidas en democracia. No tenemos noticias de ellas. El gobierno no hace nada. Mi hija Mariela desapareció de mi casa, se la llevaron de la puerta, tenía 14 años”. Y así como las Madres de la Plaza alguna vez se pusieron los nombres de sus hijos en los pañuelos, ellas usan pancartas. Mariela es Mariela Tasat, desaparecida el 7 de septiembre de 2002.

“Cien Volando” es el nombre de un grupo de mujeres activistas, vestidas de negro, tul y paraguas negros. Nacieron como emergente de la derrota en las últimas elecciones. Los vestidos evocaban a las Madres de Plaza de Mayo. Cien volando, a la idea de evitar aferrarse a un pájaro y dejar de volar.

Los trabajadores de Tiempo Argentino, que no cobran salarios hace tres meses, hicieron una producción especial para el 24 de marzo. Desde el escenario pidieron que todos los que contribuyeron con esta causa, levanten los diarios. En la columna de Patria Grande había dos enormes muñecos: uno de Obama y otro de Macri. Macri go home, decía un cartel.

Las banderas de las agrupaciones políticas avanzaron por atrás de las centrales obreras. Una fracción de la Tupac Amaru logró tomar una delantera temprano y colarse en la Plaza. Las otras quedaron alineadas con las banderas del sector que más creció en términos de presencia en estas marchas en los últimos años. Estuvo Kolina. Nuevo Encuentro, que ocupó tres cuadras y La Cámpora, entre cuatro y cinco. También estuvieron en la calle el Movimiento Evita y Descamisados.

Cuando se acercaban las cinco de la tarde, el escenario pedía espacio para la entrada de la bandera de HIJOS. ¡Ya están en la Pirámide, pero no pueden llegar!, decían. Cuando finalmente entraron, la Plaza aplaudió y aplaudió, hasta picarse las manos. Horacio Pietragalla, ex diputado del FpV, integrante de Abuelas y ahora secretario de derechos humanos de Santa Cruz, leyó una carta de Milagro Sala. “Vemos que poco a poco algo de lo peor de la dictadura se repite: privación ilegal de la libertad, causas armadas para justificar detenciones, torturas y censuras”. Nombró a Carlos Blaquier del ingenio Ledesma como responsable de desapariciones y aún impune, a su contribución con el gobierno de Gerardo Morales. Y al terminar, pidió la libertad de la dirigente social.

Feos, sucios y malos

ar 40 anos hijosLuis Bruschtein| (…) Aparte de las columnas de demonios militantes hay miles y miles de personas sin encuadre orgánico. Cada quien se puso una camiseta ad hoc. Hay una negra que dice “Me puse la camiseta”, y tiene el dibujo de una gorra de milico dentro de un círculo rojo. Abajo dice “Juicio y Castigo”. Esa es una de las que más se ve. Hay otra que dice “24 de marzo, Día de la Memoria. 40 años, no nos pudieron callar”. Y otra que recuerda: “Ellos tienen los medios, nosotros tenemos las calles”.

Hay varias también azules con letras blancas en las que se lee “Resistiendo con aguante”, que es una red de Internet. Otra: “Nunca más y Nunca menos”. Una gorra que anuncia en el frente: “Soy del 49%”. Y otro que directamente se bordó una letra de León: “Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia”. Como los antiguos hombres sándwich, la gente se vuelve cartel con sus ideas. Son fanáticos (¡¡¡Puajjj!!! otra palabra favorita de los fanáticos del diccionario macrista): todos tienen su camiseta para el 24.

Ultimo párrafo para las Madres. Es conmovedor verlas. Y además es aprendedor. Uno las ve y aprende. En sillas de ruedas, cargando sus años, cargando más historias que la historia. No hace falta que hablen. No hace falta que digan. Ellas están, llevan caminando 40 años y uno aprende. El hijo de uno aprende. Y el nieto de uno aprende. Y así estamos aprendiendo. Caminando con ellas.


Anexo:

DOCUMENTO COMPLETO DE LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS LEIDO EN LA PLAZA DE MAYO
“Sin derechos no hay democracia”

ar 40 anos las madres

A 40 años del golpe genocida, que le causó tanto daño a nuestro pueblo, con miles de asesinados, detenidos-desaparecidos, presas y presos políticos, exiliados, con un pueblo hundido en la pobreza, sin justicia social y con mucho miedo, estamos en esta Plaza de Mayo para reivindicar las luchas de los 30.000.

Son 40 años de aquel 24 de marzo de 1976, cuando los genocidas ocuparon la Casa Rosada para decidir sobre la vida y la muerte. Con el terror sistemático como método, buscaron imponer un plan económico, político, social y cultural de hambre y exclusión con la receta escrita por los grupos económicos, el Gobierno de Estados Unidos, la cúpula de la Iglesia y con la participación de la corporación judicial.

Con la Doctrina de Seguridad Nacional, intentaron instalar la idea de un enemigo interno, formando a las Fuerzas Armadas con la Escuela de las Américas para masacrar al pueblo. Nos llenaron al país de miedo. El “no te metás” era la línea editorial de los medios como Clarín, La Nación y tantos otros que fueron partícipes de los delitos de lesa humanidad. Colmaron las hojas de sus diarios mintiendo sobre el terrorismo de Estado, acusando a los militantes de asesinos, mostrando como enfrentamientos los crímenes, escribiendo los argumentos de la “teoría de los dos demonios”, ejerciendo la acción psicológica del terror desde la tinta y el papel, acusando a los sobrevivientes que denunciaban a la dictadura en el exterior de hacer una campaña “antiargentina”.

40 años después, beneficiados por la impunidad, esos medios siguen haciendo lo mismo: hablan de “grasa militante” y de “ñoquis”, apuntando contra trabajadores y organizaciones políticas, porque les molesta que la juventud se organice, luche, sea solidaria y comprometida.

Son 40 años de lucha, memoria y militancia. 40 años buscando a nuestros seres amados. Empezamos este camino en mucha soledad, con persecución y represión. Las primeras Madres de Plaza de Mayo fueron detenidasdesaparecidas en la ESMA y arrojadas en los vuelos de la muerte. De ahí venimos, de lo difícil, del dolor, pero también del amor por nuestros hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres, madres y esos miles de militantes que se organizaron y lucharon por un país grande, justo y libre. Eligieron la política como herramienta y se unieron en organizaciones sociales, políticas, sindicales, estudiantiles, como la UES, Montoneros, ERP, FAP, los Sacerdotes por el Tercer Mundo, FAL, Vanguardia Comunista y tantas otras. Lucharon en los ingenios azucareros, las Ligas Agrarias, el Cordobazo y el Rosariazo, los Astilleros y las comisiones obreras de las fábricas.

Esa militancia nos da orgullo, como la nuestra y la de todos los compañeros y compañeras que luchamos para que la patria sea cada vez más grande. Los que están molestos con nuestra militancia, nos estigmatizan; pero cada victoria nos confirma que estamos en el camino correcto. Por eso, queremos homenajear hoy también a todos los compañeros y compañeras integrantes de los organismos de derechos humanos y sobrevivientes que han sido parte de esta lucha y hoy no están físicamente. Por ellos y ellas también gritamos ¡Presentes!

Hoy estamos en esta Plaza con el miedo nuevamente entre noso- tros. Porque semanas atrás fue baleado un local partidario y dos militantes fueron heridas; porque semanas antes Gendarmería tiró con balas de goma contra una murga, mayoritariamente integrada por niños y niñas, y porque Milagro Sala es una presa política de este Gobierno, al que le molesta la militancia. Nos prefieren obedientes y conformistas, desinformados y sin educación. Nos pretenden sometidos y asustados. Pero tenemos las banderas de los 30.000 muy altas, les decimos que al miedo lo conocimos hace rato, con la Triple A y los genocidas, y que no van a detenernos. Vamos a seguir defendiendo nuestros derechos, vamos a seguir defendiendo la democracia.

En estos primeros 100 días de gobierno, nuestra democracia retrocedió demasiado: con decretos de supuesta necesidad y urgencia, se violentaron leyes e instituciones, como la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el Congreso de la Nación, cuando se intentó imponer a dos jueces de la Corte. La necesidad y urgencia que los corría era la de desarmar el país que teníamos, integrado a la patria grande y con un Estado para el pueblo. Lo cambiaron por un país entregado a las corporaciones y con un Estado de espaldas al pueblo, con lógicas empresariales y el vaciamiento de políticas sociales fundamentales para garantizar derechos. Para intentar asegurarse ese modelo neoliberal de país, diseñaron un protocolo de represión para que el miedo interfiera en la protesta social y que el reclamo por trabajo, educación, salud y vivienda sea demonizado. Resulta importante resaltar que entre las preocupaciones del nuevo gobierno no estuvo la de derogar una ley que no puede seguir en vigencia: la ley Antiterrorista. ¿Será que la usará con el protocolo de represión de la protesta social?

Por eso, porque sin derechos no hay democracia, denunciamos que en 100 días, el gobierno de Macri, como sostuvo Rodolfo Walsh en 1977 en su Carta Abierta a la Junta Militar, ha “restaurado la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación”. 39 años después de esa Carta, los miles de despidos, la persecución a la militancia, los planes sociales desarmados, las leyes del Congreso en contra del pueblo y la represión, son algunos de los hechos de los primeros 100 días de gobierno que nos convocan a defender la democracia. Por eso, hoy están en esta Plaza las centrales obreras, porque los trabajadores son la Patria, porque no vamos a permitir que nos roben el derecho al trabajo, ni que le pongan techo a las paritarias, ni que estigmaticen a los trabajadores y trabajadoras. Después de más de 12 años de un proyecto de inclusión, hoy las políticas de Estado empiezan a ser de exclusión social, política, económica y cultural.

Sin derechos no hay democracia, porque cuando todo se concentra arriba, abajo quedan la pobreza, el hambre, la desocupación, la represión. El macrismo es el gobierno de la exclusión planificada, de los derechos para pocos.ar 40 anos3

Estos 40 años nos encuentran en la Plaza en la que comenzamos las rondas las Madres, Abuelas y Familiares. Empezamos a caminar cuando estaba prohibido reunirse, cuando el Congreso estaba cerrado, cuando la desaparición forzada de personas era el método de exterminar a la oposición, cuando la censura era el arma del gobierno genocida para excluir de la cultura y la información para hacer más fácil el sometimiento del pueblo. Acá vinimos cada vez que salimos a protestar, marchar y reclamar. Acá nos bombardearon, acá metimos las patas en las fuentes, acá hicimos la primera marcha de la resistencia en plena dictadura, acá nos masacraron en el 2001. Acá venimos a recordar a nuestros seres amados, porque lucharon por un país para todos y se los llevaron por un país para pocos. Eran mujeres y hombres con proyectos, convicciones, solidarios, comprometidos. Son 40 años: cuatro décadas sin esos militantes que nos faltan todos los días.

Por eso no vamos a permitir que nadie, y menos un funcionario, niegue esta ausencia forzada que son los 30.000 o intente reinstalar la teoría de los dos demonios. Nuevamente, exigimos la renuncia indeclinable e inmediata de Darío Lopérfido, un funcionario negacionista a cargo de la cultura del gobierno de esta Ciudad, quien puso en duda la magnitud del genocidio que sufrió nuestro pueblo. Tan grave como sus dichos es que el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, lo mantenga en su cargo.

Llegamos a los 40 años de lucha, memoria y militancia. En estas décadas, los genocidas pasaron más años con impunidad que presos donde deben estar: en la cárcel común, perpetua y efectiva. Al juicio a las Juntas Militares lo sucedieron la Obediencia Debida, el Punto Final y los Indultos que pusieron nuevamente en las calles a los asesinos del pueblo. El camino fue duro: hasta llegamos a ver y escuchar a los culpables reivindicar sus crímenes en televisión. Los señalamos con los escraches para demostrar que la condena social repudiaba la impunidad. Empezamos a ver avanzar causas judiciales fuera del país, mientras acá la impunidad estaba comprando en el supermercado o paseando por la playa. Esa historia empezó a cambiar en el 2003, con el Presidente Néstor Kirchner, quien decidió sacarle las vallas a la historia e incluir en políticas de Estado la lucha del pueblo por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Así, con la continuidad y profundización de las presidencias de Cristina Fernández, llegamos a estos 40 años del Golpe con más de 660 genocidas condenados, 119 identidades restituidas, más de 130 ex centros clandestinos señalizados y 35 espacios de memoria puestos en funcionamiento. La Memoria, la Verdad y la Justicia ya no son un imposible: son una de las victorias que vamos a seguir defendiendo a diario. El gobierno tiene un doble discurso que hay que denunciar: mientras declara a la prensa que los juicios a los genocidas continuarán, despide a los trabajadores y trabajadoras que sostienen las políticas de Estado que los garantizan, como el acompañamiento a testigos y la investigación para las causas. Además, no cesa en el intento de apartar a la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, y ya avanzó con limitaciones a sus funciones. Las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, como cualquier otra que garantice derechos, sólo se sostienen con los trabajadores y trabajadoras adentro. Por eso, exigimos que se terminen los despidos, que se respete el derecho al trabajo, que se mantengan las políticas de Estado de Memoria, Verdad y Justicia para que encontremos a todos los jóvenes apropiados, para que se sigan preservando, recuperando y resignificando los ex centros clandestinos, para que continúe la búsqueda de los cuerpos de los detenidos-desaparecidos y que sigan los juicios a los genocidas.

La del 76 fue una dictadura cívico-militar. Los grupos económicos, el gobierno de Estados Unidos, la cúpula de la Iglesia y la corporación judicial fueron la parte civil del golpe de Estado más asesino de nuestra historia, en el que las Fuerzas Armadas desplegaron algunos de los métodos de tortura más macabros del mundo. Se pusieron en funcionamiento cientos de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, en los que algunos integrantes de la Iglesia y el Poder Judicial fueron parte de los interrogatorios y las torturas, en los que hubo médicos que participaron en el plan sistemático de apropiación de bebés, en los que se mantenía un país clandestino bajo delitos de lesa humanidad. La participación civil en los delitos de lesa humanidad todavía tiene demasiada impunidad. Algunos de los responsables llegaron a juicio, pero la mayoría no. La corporación judicial sigue beneficiando a sus socios y protegiendo a sus culpables. Con causas cajoneadas, como la de Papel Prensa, los empresarios genocidas caminan por las calles y hoy vuelven a cargar la tinta contra la democracia. Desde su palco de doctrina, fue el diario La Nación el primero en pedir impunidad para los genocidas al día siguiente del triunfo electoral de Mauricio Macri. Los genocidas civiles no tuvieron un papel secundario: estuvieron en la misma mesa que Videla a la hora de planificar el terror. Incluso usaron oficinas de Clarín y La Nación para cometer sus crímenes, e instalaciones de Ford para secuestrar, torturar e interrogar. Esos civiles, casi en su totalidad, como Blaquier y Ma- ssot, continúan impunes.

No sólo nos daña el silencio, sino también la mentira. Por eso, volvemos a decir que la única guerra que hubo entre 1976 y 1983 fue la de Malvinas, en la que perdieron la vida cientos de personas en nombre de una batalla desigual. A los crímenes de la guerra se les sumaron los delitos de lesa humanidad cometidos por algunos jefes sobre los combatientes, delitos que deben ser juzgados y condenados como parte del accionar criminal del estado terrorista. Esa es una de las deudas de esta democracia, como también lo es la identificación de los 123 cuerpos de quienes perdieron la vida en el conflicto bélico. Seguimos exigiendo el reconocimiento de la soberanía sobre las islas. ¡Las Malvinas son argentinas! ¡Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía!

Los genocidas mantienen los pactos de silencio. Eso se tiene que terminar. Necesitamos saber la verdad, toda la verdad: ¿dónde están los cuerpos? ¿Dónde están los jóvenes apropiados? Ellos lo saben porque fueron partícipes. En todos estos años, pudimos encontrar a algunos de los nietos y nietas, quienes ya pudieron abrazarse con sus familias. Pero faltan muchos más: por eso, porque cientos de jóvenes todavía no conocen su identidad, los seguimos buscando. Tal vez alguno o alguna esté en esta plaza o alguien que está acá los conoce. Puede pasar, porque están entre nosotros, están en alguna parte. Nosotros los buscamos siempre, cada día. Necesitamos que se acerquen, que venzan el miedo, que asuman la duda y que vengan: si no- sotros los buscamos y ustedes se acercan, todos nos encontramos.

Recientemente, el presidente de Estados Unidos anunció que, 40 años después, serán desclasificados archivos de la dictadura. Es obligación de todos los Estados y gobiernos aportar a la Memoria, la Verdad y la Justicia. Por eso, esperamos que se cumpla el anuncio y que finalmente podamos acceder a toda la información que tiene ese país, que fue partícipe de los delitos de lesa humanidad que se cometieron en las dictaduras de la región con el Plan Cóndor. Necesitamos que desclasifiquen toda la información, que extraditen al genocida Roberto Bravo, uno de los asesinos de la Masacre de Trelew, y que ayuden de manera urgente a la búsqueda de los nietos apropiados que podrían vivir en ese país. Además, sostenemos categóricamente que Estados Unidos debe dejar de violar los derechos humanos tanto en su territorio como en otros, como en la cárcel de Guantánamo.

Esta democracia de más de 32 años tuvo que ser defendida muchas veces. Nadie olvida los levantamientos de los carapintadas ni la masacre de diciembre del 2001 contra la rebelión popular, cuando el pueblo volvió a ser víctima de políticas de exclusión y represión, con más de 30 asesinados en todo el país y las Madres nuevamente reprimidas en Plaza de Mayo. Nadie olvida. En septiembre se cumplirán 10 años de la desaparición forzada de Jorge Julio López y seguimos exigiendo saber qué pasó con él y que haya Juicio y Castigo a los culpables. Tampoco olvidamos la desaparición forzada de Miguel Bru, ni lo que hicieron con Luciano Arruga y Andrea Viera, ni los asesinatos de Fuentealba, Cabezas, Kosteki, Santillán y Mariano Ferreyra. A 40 años del golpe genocida, nos sentimos nuevamente convocados y convocadas a defender la democracia, porque el cambio de gobierno está significando a diario la vulneración de derechos: miles de personas despedidas en el Estado y el sector privado, la criminalización de la protesta, la profundización de prácticas de violencia institucional, la persecución ideológica, con el extremo de que hoy tengamos una presa política, por eso decimos: ¡Libertad ya a Milagro Sala!

Vemos también con profunda preocupación cómo en este país cambiado se profundiza la violencia institucional, práctica represiva que nació alimentada de los indultos, la obediencia debida y el punto final, y que sigue siendo una de las mayores urgencias de la democracia. Mientras haya un Poder Judicial que, como lo hizo recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, autorice el uso de las neopicanas Taser, lejos estaremos de lograr la erradicación de esa violencia, como también lo estaremos mientras sigan funcionando cárceles y comisarías como lugares de criminalización de la pobreza, de aplicación de tormentos y torturas. Por eso, repudiamos enérgicamente, la violencia institucional cometida recientemente por la Policía de Miramar contra un joven militante estudiantil y de la diversidad sexual.

Pero con un Poder Judicial que habilita a la policía a pedir el documento sin justificación, y con funcionarios que, con la excusa de combatir al narcotráfico, pretenden dejar la seguridad en los barrios en manos de las Fuerzas Armadas, el camino en la lucha para erradicar la violencia institucional se hace cada vez más difícil.

También se hace difícil terminar con las violencias hacia las mujeres cuando hay un Estado que cierra áreas de atención y protección, o con un Poder Judicial patriarcal, que criminaliza a las víctimas, o con un Presidente de la Nación misógino que premia con cargos públicos a quienes denigran a las mujeres y él mismo sostiene que, en definitiva, a las mujeres les gusta que las traten mal. Hay mujeres que a diario pierden la vida por los femicidios. Sin un Estado comprometido, no hay salida posible y a los funcionarios no les queda otro lugar más que el de la complicidad. Lo mismo podemos decir sobre la trata de personas: mientras sectores del Poder Judicial, las Fuerzas de Seguridad y otros funcionarios, por acción u omisión, sean parte del delito, lejos estaremos de terminar con ese crimen que se roba a diario miles de vidas de mujeres, hombres, niños y niñas para la explotación sexual y/o laboral. ¡Basta de femicidios! ¡Basta de trata de personas!

Hoy, nuestra Patria Grande está siendo atacada, porque las corporaciones no quieren perder su poder. En esta plaza, repudiamos enérgicamente los intentos destituyentes a las democracias latinoamericanas y abrazamos al pueblo de Brasil en su defensa de la soberanía popular. Las corporaciones van por Maduro en Venezuela, por Evo en Bolivia, por Dilma y Lula en Brasil, demostrando que la corporación judicial y económica no tiene fronteras. Van por nuestra libertad, nuestros derechos. Por eso, porque tenemos memoria también en los pies, no olvidamos el camino recorrido y sabemos que un pueblo organizado es imposible de vencer. Porque los que desaparecieron a los 30.000 y pretendieron matar para siempre a todas las luchas, son los mismos que hoy persiguen a los militantes. Son los mismos que empobrecieron al país con la deuda externa de sus empresas y dañaron con sus crímenes los que hoy vuelven a la Casa Rosada: los Macri, la Nueva Provincia y la Sociedad Rural Argentina. Son los mismos y persiguen el mismo objetivo: atacar al pueblo organizado.

También nos preocupa que se venda la soberanía de nuestro país con la megaminería, la extranjerización de nuestros recursos naturales y con un pago irresponsable a los fondos buitres. No podemos volver a aceptar que nos impongan deudas injustas. Recordamos el daño y el hambre que nos provocó durante décadas la deuda externa de la dictadura. No queremos volver a eso. Defendemos a nuestro país, defendemos nuestro futuro.

A 40 años del golpe genocida, sentimos orgullo de las luchas de los 30.000 detenidosdesaparecidos. Los miramos en las fotos y los recordamos con amor, y podemos reivindicar sus luchas. Podemos nombrarlos acá, en la Plaza del pueblo, y saber que son parte de esta memoria colectiva que los abraza. Lucharon por una Patria Grande, justa, libre, solidaria e inclusiva. Y a pesar de las pérdidas, y a pesar del dolor, y a pesar de hoy estar viviendo un retroceso en materia de derechos en el país, nunca perdimos ni perderemos las esperanzas: sabemos que son posibles los imposibles. A 40 años del golpe genocida, a 40 años de lucha, memoria y militancia, sin derechos no hay democracia

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