Envidia

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La envidia es la tristeza y pesar por el bien ajeno. Es un sentimiento inmovilizado, primitivo, que existe en los seres humanos y que en algunos casos asume características patológicas y en otros aparece frecuentemente. La palabra envidia viene del latín “invidere” compuesta de “in” (poner sobre, ir hacia) y “videre” mirar. Envidia, significa “poner la mirada sobre algo” En su origen representa lo que se denomina “mal de ojo”.
El mal de ojo es una creencia popular supersticiosa extendida por muchos pueblos, según la cual muchas personas tienen
la capacidad de causar daño a otros con solo mirarlas intensamente. Esta superstición permanece aún entre los griegos modernos, los cuales temen a la envidia o mal de ojo.
Calificada como la primera de las pasiones, para el cristianismo es uno de los pecados capitales. Todas las doctrinas la proscriben, la religión católica -como podemos apreciar en la Biblia- hace mucha referencia a esta perturbación en términos condenatorios.
La envidia parece ser un fenómeno universal. No importa la etnia, la educación, o la religión que se practique. En todas las civilizaciones, hasta en la más atestada ciudad industrial, está presente de alguna manera.

No existe sociedad alguna donde la envidia sea desconocida, ni método que la haya extirpado de raíz. Cuando investigo lo relacionado con esta pasión encuentro que ha acompañado al ser humano, como su sombra, desde la creación del mundo. Al remontarnos a las Sagradas Escrituras, encontramos en muchos pasajes del Antiguo Testamento testimonios acerca de la envidia:Resultado de imagen para abel y cain
-Caín mató a su hermano Abel, por animadversión, porque este era agradable a los ojos de Dios.
-Esaú aborreció a Jacob, por la bendición con que su padre lo había santificado.
-José fue vendido como esclavo por sus hermanos…
Encontramos otro caso en el mito de la fundación de Roma, según el cual Rómulo, impulsado por la ambición y los celos, asesina a su hermano mellizo Remo. En la América precolombina, la envidia está encarnada en Huáscar y Atahualpa, dos hermanos enemigos que se disputaron el imperio incaico en una guerra sin cuartel, en la que Atahualpa hijo bastardo del Inca Huayna Capac, hace prisionero a su hermano Huáscar, legitimo heredero del trono, y lo elimina como su peor enemigo.
Homero encarnó en Tersistes al resentido de los tiempos heroicos. Shakespeare trazó su silueta en su Yago. ¡A terra!…e piengi! le dice Otelo a Desdémona, en la ópera de Verdi, convencido de su traición. ¡Pobre víctima de la envidia!
En los tiempos que el Profeta Natan quiso estimular el arrepentimiento del rey David, le contó la historia del pobre que sólo poseía una oveja, a la que trataba como a un hijo, y del rico que, a pesar de sus numerosos rebaños, envidiaba al primero, y acabo por robarle la oveja.
San Agustín la percibía como: “el pecado diabólico por excelencia”. Y San Gregorio Magno, señala: “De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad”.
San Juan Crisóstomo, manifiesta: “¿Queréis ver a Dios glorificado por vosotros? Pues bien, alegraos del progreso de vuestro hermano y con ello Dios será glorificado por vosotros. Dios sea alabado –se dirá- porque su siervo ha sabido vencer la envidia poniendo su alegría en los meritos de otros”.
Resultado de imagen para Catena AureaSanto Tomás de Aquino, no se limita a señalar la tristeza que provoca el bien ajeno, la envidia puede consistir en la alegría frente a un mal ajeno. En la Catena Aurea, Aquino compara la envidia con una polilla que corroe ocultamente las túnicas, pues dilacera el amor y, por esto deshace la unidad:
-La envidia es ciega.
-La envidia muerde
-La envidia duele.
El filosofo griego, Aristóteles, en su Retorica señala un nuevo tipo de envidia cuando dice: “También son envidiosos [aquellos a] los que poco les falta para tenerlo todo, ya que piensan que todos quieren arrebatarles lo que es suyo.” Esta modalidad es típica entre los hombres de acción y de la política, especialmente entre los tiranos o dominadores como se ha constatado a lo largo de los siglos, este sentimiento degenera en odios que se consume con terribles injusticias.
Dante Alighieri en “El Purgatorio”, define la envidia como: “amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos”. El castigo para los envidiosos es cerrar sus ojos y coserlos por que habían recibido el placer de ver otras cosas.
En la literatura romana la envidia aparece en las Metamorfosis del poeta Ovidio, -43 a.C.-7 d.C.- en el mito de Narciso y Eco. Narciso era un bello joven del cual se enamoraban tanto muchachos como muchachas, incluso ninfas, entre ellas Eco. Eco se enamoró de Narciso, pero limitada por la maldición de Juno, terminó extinguiéndose por la pena hasta que solo de ella quedo su voz.Resultado de imagen para narciso y eco

Luego un muchacho desconocido, que también se había enamorado de Narciso, y había sido rechazado, suplicó a Envidia que algún
día el desdeñoso joven conociera el dolor del amor no correspondido; entonces Envidia, un día, estando Narciso muy sediento y habiéndose acercado a un rio para beber agua, hace que vea su propio reflejo y se sienta atraído por él. Viendo Narciso que no podía tener a la persona deseada, acabo arrojándose al rio y los dioses lo transformaron en la flor que lleva su nombre…
La envidia es también argumento importante en la literatura tanto clásica como contemporánea, en los cuentos de hadas y en las fabulas de Esopo, Samaniego y La Fontaine, entre
otros, cuyas máximas permiten comprender mejor las causas de este mal y sus consecuencias nefastas.
También ha estado presente en muchos episodios históricos: Los Templarios, eran una orden militar y religiosa fundada en 1119, se distinguieron en Palestina. Adquirieron importantes
riquezas y se convirtieron en banqueros del Papa Clemente V y de numerosos reyes europeos. Felipe IV el Hermoso de Francia, por envidia, deseando apoderarse de sus inmensas riquezas y destruir su poderío hizo detener a Jacques de Molay, Gran Maestro de la Orden, y a todos los caballeros que se hallaban en Francia y, tras un inicuo proceso, los condeno a morir en la hoguera.
Como consecuencia de ello, en 1312, el Papa Clemente V, para dar satisfacción a su protector, Felipe IV El Hermoso, emitió una bula que suprimió la Orden. El Obispo de Roma, pidió que las propiedades de los Templarios fueran puestas a disposición de los Estados Pontificios y que en Alemania, Inglaterra y Francia pasaran a la corona.
Resultado de imagen para papa clemente vJacques de Molay, maldijo a Felipe IV el Hermoso y al Papa Clemente V desde la pira en que lo iban a quemar diciendo que lo citaba ante el Tribunal de Dios en el que se volverían a ver en menos de un año. En menos de un año, murieron ambos: Clemente V de horribles dolencias y Felipe IV, en un accidente muy extraño: iba a caballo y no vio la rama de un árbol que lo tumbó de forma misteriosa. Nunca volvió a estar consciente y murió con terribles padecimientos
Asimismo, encontramos que la decisión de Alfonso VI, Rey de Castilla y León, de desterrar en 1081, de Castilla a Rodrigo Díaz de Vivar, llamado el Cid Campeador, se debió a la envidia que el monarca sentía hacia él, debido a los triunfos que este había obtenido.
Todos la hemos sentido en algún momento de nuestras vidas. Alguien tiene algo que uno no tiene y muere por tenerlo. Uno realiza la misma tarea que el de al lado y no recibe ningún reconocimiento. Cuando uno cree estar a punto de conseguirlo todo, tiende a pensar que alguien quiere perjudicarnos y arrebatarnos el fruto de nuestros esfuerzos.
Estas situaciones la vemos día a día. Sin duda, no hay quien se libre de este sentimiento y no solo al hecho de sentirlo propiamente, sino al hecho de ser envidiado por otro.
El envidioso es un ser desdichado, vive de comparaciones y se pasa el tiempo tratando de menospreciar y desacreditar a los que envidia; marcha al calvario cuando observa cómo otros llegan a la cumbre. Es corriente escuchar, cuando se alaba a una persona, esa frase
insidiosa: “Si, pero…”. Y ese pero destruye todo lo bueno que se estaba diciendo. Parece difícil reconocer el bien que se dice del otro sin tratar de empañarlo.
Por eso Temístocles -525- 460 a.C-, político y general ateniense decía, en su juventud, que aún no había realizado ningún acto brillante porque todavía no tenía adversarios Se envidia, lo que otros ya tienen y uno desearía poseer: la salud, el talento, la paciencia, la hermosura. El envidioso es un ser inferior que nunca ha podido alcanzar nada con su esfuerzo y solo pretende descargar sus sucias pasiones en la víctima martirizada. La competencia se confunde con la excelencia, siendo ambos un aspecto de un mismo fenómeno. La diferencia está en que la admiración nace en el fuerte y la rivalidad en el subalterno y es una forma de rendir homenaje a la superioridad.
El hombre común desea posiciones y fortunas. Cree que ser admirado y ocupar un alto cargo es lo ideal. El dinero permite al ambicioso satisfacer sus vanidades más inmediatas.Resultado de imagen para envidiosos
Las envidias pueden llegar a producir efectos desastrosos dentro de la familia, la sociedad, la religión, las artes, la política, las amistades. El envidioso no para en su afán de satisfacer su amargura y su descontento, y llega a cometer actos que afectan gravemente a seres cuyo único
delito es tener éxito.
El castigo a los resentidos estaría en cubrirlos de favores para hacerlos sentir que su celo es recibido como un homenaje y no como un estiletazo. Los entendidos sostienenque la mayor satisfacción del hombre es provocar la envidia, estimulándola con los propios méritos. No ser emulado es una garantía inequívoca de ser mediocre.
Por último debo recordar aquello que alguien manifestó: “La envidia es el tributo que la mediocridad paga al genio».

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2 Comentarios
  1. MARIA DE LOURDES SIERRA dice

    Brillnte!!!!!! como siempre tu artículo. Tu investigación a través del tiempo comprueba, juna vz más, que estamos ante una educadora fuera de serie.Muy agadecida, mi querida amiga Gisela, por proporcionarme y transmitirme tanta sabiduría. Desde Uruguay te mando un abrazo inmenso. Lourdes.

  2. laura marcoccia dice

    Qué artículo tán bueno amiga, no me asombro pués ya se que eres tremenda investigadora. Pero éste, es tán pero tán profundo y real que lo hace a uno temblar como a través de los siglos y la historia del mundo, haya personas que en vez de tratar de alcanzar sus objetivos, anhelos y logros……hacen maldades sin pensarlo. Ahora entiendo porque te buscan en el mundo entero como maestra. Orgullosa de ser tu amiga. Gracias. Laura

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