Epifanía y Reyes Magos

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La Iglesia católica conmemora el 6 de enero, la Epifanía del Señor y la llegada de   los Tres Reyes Magos. Epifanía significa “manifestación”. Es la fiesta en la que Jesús toma una presencia humana en la tierra,   posterior a la Navidad.

Los Reyes Magos de Oriente  o –Reyes Magos- es el nombre por el que la tradición denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.

Según la creencia, estos magos eran representantes de religiones “paganas”,  de pueblos vecinos que los Evangelios ven como las primicias de las naciones que aceptaran la religión católica.

La figura cristiana de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos, fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo testamento de la Biblia. Concretamente el Evangelio  de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos, aunque no especifica los nombres, el número,  ni el título de reyes quienes, tras seguir una supuesta estrella, buscan al “rey de los judíos que ha nacido en Jerusalén,” guiándoles dicho astro hasta Jesús nacido en Belén, y a quien ofrecen  ofrendas de oro, incienso y mirra.

Las tradiciones antiguas que no fueron recogidas en la Biblia –como por ejemplo el llamado Evangelio del Pseudo Tomás, del siglo II- son sin embargo más ricas en detalles. En ese mismo evangelio apócrifo se dice que tenían algún vínculo familiar, y también que llegaron con tres legiones de soldados: una de Persia, otra de Babilonia y otra de Asia.

Según interpretaciones posteriores, los Magos fueron considerados originarios de Europa, Asia y de África respectivamente. Sin embargo, el último libro escrito por el Papa Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret, “La infancia de Jesús”, destaca que los Reyes Magos probablemente no venían de Oriente, como se ha creído tradicionalmente, sino de Tartessos, una zona que los historiadores ubican en Andalucía, España.

Dice textualmente: “Así como la tradición de la Iglesia ha leído con toda naturalidad el relato de la Navidad sobre el trasfondo de Isaías 1.3 y de este modo llegaron al pesebre el buey y el asno, así también ha leído la historia de los Magos a la luz del Salmo 72,10 e Isaías 60. Y, de esta manera, los hombres sabios de Oriente se han convertido en reyes, y con ellos han entrado el pesebre, los camellos y los dromedarios”, y agrega Benedicto XVI, ”la promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente –Tartessos en España, pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos: África, Asia y Europa”.

La primera noticia concreta respecto  al número de Reyes Magos la  da el primer teólogo cristiano, Orígenes, -185-284- d.C. nacido en Alejandría, Egipto,  quien  afirmo taxativamente que los Reyes Magos no eran más que tres, pues a fin de cuentas, tres fueron los regalos que le hicieron al Mesías.

Con respecto al nombre de los reyes, -Melchor, Gaspar y Baltasar- las primeras referencias parecen remontarse al siglo V, el Papa León I el Magno, estableció oficialmente su número en 3 para toda la cristiandad a través de dos textos, el primero titulado Excerpta latina bárbari, en el que son llamados Melichior, Gathaspa y Bithisarca, y en otro evangelio apócrifo, el Evangelio armenio de la infancia, donde se les llama Balthazar, Melkon y Gaspard.

Leyenda

La tradición más difundida cuenta que vinieron de Oriente, en número de tres y que iban guiándose por una estrella, conocida como la estrella de Belén que les condujo hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciéndole oro – revelando su naturaleza real, como presente conferido a los reyes-, incienso –que simboliza su naturaleza divina, empleado en el culto en  los altares de Dios- y mirra –un compuesto embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús-.

Antes de llegar, encontraron al rey Herodes el Grande en la ciudad de Jerusalén quien astutamente les conminó a que, de regreso, hablaran con él para darle noticia del sitio exacto donde se encontraba dicho niño, y así, poder ir él también adorarle.

La leyenda sigue contando como un ángel se apareció a los magos y les advirtió del peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes. Así pues, no volvieron por el mismo sitio. Parece ser que, solo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres dones –oro, incienso y mirra-, se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían. Aunque también en algún momento las distintas crónicas han señalado que eran cuatro, siete y hasta doce.

La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la Iglesia de San Apolinar Nuovo, en Ravena, Italia. El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta comitiva está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Gaspar, Melchior y Balthassar.

Poco a poco la fábula ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbiología: se les ha hecho representantes de los tres continentes: Asia, África y Europa.

La llegada de los Reyes Magos es un tema tratado también en los Evangelios apócrifos. Según la tradición esotérica aplicada al cristianismo, estos personajes procedían del lugar donde se encontraba el Preste Juan  o Pastor Juan,  un supuesto  mandatario cristiano del Lejano Oriente, según los relatos europeos de la Edad Media. Era a la vez gobernante y sacerdote. De acuerdo a las narraciones medievales  descendía de los tres Reyes Magos, y  era un dirigente tanto  generoso como un hombre virtuoso, que regía un territorio lleno de riquezas y extraños tesoros, donde se encontraba el Patriarcado de Santo Tomás. Inicialmente se creía que el reino de Preste Juan se hallaba en la India. Probablemente los viajes de Tomás el Apóstol, documentados en obras como los “Hechos de Tomás”, sirvieron de germen para la fábula. Tras la llegada de los mongoles al mundo occidental, se situó al rey en Asia Central. Finalmente exploradores portugueses se convencieron de que lo habían encontrado en Etiopía. Según ciertas crónicas cristianas los Reyes Magos, que en el Evangelio aparecen como “Magos de Oriente”, procedían del mismo reino del Preste Juan.-

Otro mito relata que, después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba, -antiguo reino mencionado en la Biblia, situado en el Cuerno de África o la península arábiga-. Allí fueron bautizados y consagrados obispos. Después fueron martirizados en el año 70.

Se menciona  que la primera persona que encontró los cuerpos de los tres  Magos, fue Santa Elena que los traslado a Constantinopla. Tiempo después su hijo Constantino los regalo al Obispo de Milán, que   transportó los  restos de los Reyes Magos a la Iglesia de San Eustorgio para dar prestigio a su ciudad.

Las reliquias  de los Magos fueron traídos de Milán por el Emperador del Sacro Imperio Germánico Federico  Barbarroja, que se las entregó al Arzobispo de Colonia, Reinaldo de Dassel en 1164,

El relicario donde descansan  los Reyes Magos, el más grande del mundo, es un gran sarcófago triple, dorado y ricamente decorado que se encuentra  en el  altar mayor, dominando todo el templo, de la Catedral de Colonia, en Alemania. Se considera el punto culminante del arte Mosano.

Miles de peregrinos empezaron a llegar a esta ciudad, lo que propició que en 1248 se iniciara la construcción de la catedral de Colonia, que llevaría más de 600 años en terminarla. Hoy en día es uno de los monumentos góticos más impresionante de Europa, que se ha convertido junto con Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela,  en uno de los grandes centros de peregrinación.

En algunos países existe la tradición de representar a los reyes trayendo los regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior a la Epifanía.

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2 Comentarios
  1. Lina Del Bufalo dice

    Excelente GISELA, como todos tus artículos .

  2. laura marcoccia dice

    Amiga, tremenda investigación. Interesante es poco. Así será de importante que todo el mundo, todos los reyes y continentes están involucrados. Todos los días, no nace el Hijo de Dios. La catedral de Colonia es espectacular, yo la he visitado 2 veces en mi vida, inigualable. Gracias por este artículo tan profundo. Te felicito y lo reenviaré a mis amigos. Laura

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