Estados Unidos, domingo sangriento: otra matanza, esta vez en un templo

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Domingo cinco de agosto en el poblado de Oak Creek, en el estado de Wisconsin; los fieles oran en el templo Sije de la localidad. Al filo de las 10,30 de la mañana la policía recibió la primera llamada: estaban acorralados. Era un hombre el que disparaba. Había heridos, quizá muertos.| ALEJANDRO TESA.

 

El primer policía en llegar al lugar fue recibido a balazos en el estacionamiento cuando se aprestaba a dar ayuda a un herido; recibió varios disparos y —al parecer— agoniza en el hospital de la capital estatal, Milwaukee. Un segundo oficial zanjó el asunto eliminando al francotirador.

 

Los fieles sijes (sikhs según grafía inglesa) se aprestaban para un refrigerio comunitario previo a los servicios religiosos que iban a tener lugar a las 11.30. El templo acoge a alrededor de 500 creyentes (se estima que en todo el mundo son unos 23 millones).

 

La religión sije se originó en el norte de India, en la región de Panyab (Punjab) alrededor del siglo XVI de la era cristiana en el contexto de la invasión musulmana y la resistencia hinduista; practican la igualdad entre los seres humanos sin discriminación alguna. Fuera de India los núcleos más grande de sijistas se encuentran, en Occidente, en el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos; en Oriente en Malasia y Singapur.

 

Al llegar al lugar del culto en Oak Creek, al sur de Milwaukee, el grueso de las fuerzas policiales ya todo había terminando. En total siete asesinados y un número indeterminado de heridos —algunos graves— que fueron derivados a centros asistenciales. Entre los fallecidos el jefe espiritual de la comunidad.

 

Al caer la tarde del domingo no se conocían las razones de la balacera ni el nombre del francotirador; la escena que encontraron las fuerzas del orden fue, en todo caso dantesca: heridos y muertos fuera y dentro del templo, sobrevivientes escondidos en armarios, niños y mujeres en estado de aterrorizada estupefacción.

 

Conocidos los hechos, tanto el presidente Obama como su próximo rival electoral, Romney, hicieron llegar sus condolencias a las familias de las víctimas y la solidaridad de estilo a los demás. Nadie se atreve a aventurar si ante el luctuoso suceso —fresca en la memoria la matanza cuando el estreno de Batman— alguno de los dos políticos asociaron el dolor y el terror que causan con aquel otro terror y dolor que en el extranjero ocasiona el gobierno de EEUU con su política de bombardeos y asesinatos selectivos.
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Fuente:
Agencias de noticias.

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