En una votación dividida, de cinco contra cuatro, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos rechazó juzgar a dos altos funcionarios de la administración de George W. Bush, el ex procurador general de ese país, John Ashcroft, y el actual director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), Robert Mueller, acusados de diseñar una red de reclusión y abuso en contra de sospechosos de terrorismo.
El máximo tribunal estadounidense revocó así la decisión de una corte federal de apelaciones en Nueva York que dictaminaba que Mueller y Ashcroft podían ser responsabilizados de los maltratos a los que fueron sometidos cientos de inmigrantes musulmanes –entre ellos el denunciante Javaid Iqbal–, detenidos tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 y posteriormente procesados por violaciones a las leyes migratorias y otros delitos menores, sin que pudiera probarse vínculo alguno con el terrorismo. El propio Iqbal, luego de haber permanecido varios meses en una prisión de Brooklyn, privado de atención médica y sometido a revisiones humillantes y golpizas sistemáticas –según su testimonio–, fue declarado culpable de fraude y finalmente deportado a Pakistán, su país de origen.
guerra contra el terrorismo, abusos que difícilmente pudieron haber ocurrido sin el conocimiento y la anuencia de altos funcionarios de la administración Bush.
enemigos combatientescapturados tras las invasiones a Afganistán e Irak, y después reconoció estar enterada de dichas prácticas desde 2003.
Editorial de La Jornada, México
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