Estados Unidos pretende (e intenta) acaba con Unasur
Tribunal dignidad, soberanía, paz, contra la guerra
UNASUR es el mayor intento de integración suramericana desde las propuestas de nuestros libertadores y en su corta infancia ya sufre los embates del divisionismo, de las traiciones, de los pesimismos. Otra vez el fantasma del descalabro y del fracaso amenaza con deteriorarla y romper con el sueño de unidad. Otra vez Estados Unidos actúa públicamente o de manera clandestina para liquidar los pocos avances integracionistas de esta parte del mundo.
A pesar de los esfuerzos yanquis y del sometimiento de Uribe al imperio, la UNASUR no ha fracasado ni en Bariloche ni en Quito. Los gobiernos -en aplastante mayoría- han rechazado la presencia militar yanqui en América Latina y han condenado el entreguismo de Uribe al imperio, demostrado en la entrega de siete bases militares para uso de Washington y su intencionalidad recolonizadora. Tanto en Bariloche como en Quito se han producido diálogos importantes entre los gobiernos y se ha intentado transparentar las carreras armamentistas desatadas por Estados Unidos y sus permanentes amenazas bélicas en contra de nuestras patrias.
Si no existiesen esas reales amenazas, habría que preguntar al Pentágono acerca de las razones de su despliegue en las bases militares que mantiene en América Latina y el Caribe, el formidable patrullaje que realiza la IV Flota en aguas costeras del Atlántico y el Caribe y las verdaderas intenciones de sus intereses para ocupar neocolonialmente siete bases militares en Colombia.
Cierto que Colombia en la Cumbre de Bariloche, por intermedio de Uribe, nunca demostró tener argumentos para justificar el entreguismo y sometimiento a los designios del imperio. Igualmente en la reunión del Consejo Suramericano de Defensa realizada en Quito, los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de Uribe se negaron a transparentar los contenidos del Convenio Militar Estados Unidos-Colombia, pero, por sobre esas coyunturas es preciso señalar que la UNASUR en Bariloche y su Consejo de Defensa en Quito no son fracasos a pesar de la negativa colombiana. Si Uribe merece el repudio de las conciencias libres de América Latina y del Caribe, cabe destacar que ha dicho que Colombia permanecerá en la UNASUR y desmitió a sus ministros que anunciaron que Colombia se separaría de la UNASUR. Sin embargo de lo afirmado por Uribe, ronda por estas tierras el peligro del divisionismo que ya es histórico en nuestras patrias.
Bolívar en su profética Carta de Jamaica (1815), señalaba el peligro que provendría de Estados Unidos con sus intenciones colonialistas. En el 1826 convocó al Congreso Anfictiónico de Panamá, para crear un bloque de naciones latinoamericanas que enfrente las agresiones imperialistas. Ordenó no invitar a Estados Unidos al Congreso, sin embargo el colombiano Francisco de Paula Santander invitó al país del norte que, con la felonía de sus agentes, acabó con los anhelos de unidad. Los traidores de ayer renacen con la UNASUR de hoy y enarbolan las banderas de la división con los planes, apoyo, impulso y aplauso de Estados Unidos.
El Canciller brasileño Celso Amorín, sintetizaba el pensamiento de todos los cancilleres y ministros de Defensa al afirmar: “Colombia no ha entendido la sensibilidad que ha causado el acuerdo de las bases militares”. La reunión de Quito fue convocada en “pos de una mayor transparencia diseñen medidas de fomento de la confianza y la seguridad de manera complementaria a los instrumentos existentes en el marco de la OEA”.
Analistas, politólogos y comunicadores sociales con personalidades cipayas han criticado la Reunión del 15 de septiembre del Consejo Suramericano de Defensa y la han calificado de fracaso anunciando la desunión y el fin de la UNASUR, pero, a pesar de la posición colombiana que boycoteó la reunión e impidió que se avance en el “fomento de la confianza y la seguridad” la evaluación final fue positiva. El Canciller ecuatoriano Fandert Falconí sostuvo: “El primer resultado es el fortalecimiento de UNASUR, es decir como UNASUR estamos en la capacidad de procesar los problemas regionales. No tenemos que recurrir extra regionalmente a discutir nuestras problemáticas en temas tan álgidos como los temas de seguridad, o la creación de medidas de confianza mutua. Un segundo punto, señaló, en el que se avanzó es en la notificación de todos los acuerdos regionales y extra regionales una vez que se hayan aprobado los acuerdos de negociación, sin tener o no el consentimiento de un tercer país, y aquí fue un punto de estancamiento, básicamente Colombia solicitó tiempo para hacer consultas internas, los 11 países estuvieron de acuerdo con entregar los acuerdos que están debidamente notificados. Se aceptó la tesis de la no extraterritorialidad. Colombia aceptó el concepto de no extra territorialidad y estos es un paso significado en el proceso de UNASSUR…”
Por su parte el Ministro de Defensa de Ecuador, Xavier Ponce sostuvo: “En cuanto a los ejercicios intra y extra regionales hay que tener en cuenta que este capítulo hace referencia a las seguridades a nivel de las fronteras. Hubo pleno acuerdo en notificar a UNASUR el desarrollo de ejercicios militares con países de la región o extra regionales, invitar observadores militares y establecer ,mecanismos de comunicación entre las fuerzas militares siempre en función de alcanzar plena transparencia, aumentar la eficiencia y vigilancia en las fronteras y algo que ha venido, planteando Colombia en la reunión de UNASUR en Bariloche, adoptar medidas necesarias para impedir la presencia o acción de grupos armados al margen de la ley. En cuanto al cumplimiento y verificación hemos establecido un mecanismo voluntario de visitas a instalaciones militares, esto es fundamental porque no hace solo referencia a intercambio de información sino también a intercambio de experiencias de situaciones en las fronteras que puedan provocar incidentes”.
Por todos los medios, es preciso comprender y asumir conciencialmente que la entrega de bases militares a Estados Unidos es un nuevo y grave atentado contra la paz de América Latina y que con esas bases se inicia un proceso de desestabilización y directa amenaza a la soberanía, independencia y la libre autodeterminación de nuestros pueblos. Hoy con Uribe de rodillas ante el imperio, Estados Unidos pretende acabar con la UNASUR, pero esa pretensión divisionista y recolonizadora debe ser rechazada enérgicamente por nuestros pueblos. Además, se debe exigir a los gobiernos, avanzar en los procesos integracionistas y de consolidación de la UNASUR a pesar de Obama y Uribe.
La senadora colombiana Gloria Inés Martínez Ríos sostenía que: “El aumento y reforzamiento de la presencia militar norteamericana demuestra de manera fehaciente que el gobierno colombiano no tiene ninguna voluntad de paz y que su única opción es la guerra, lo que indudablemente agudizará el conflicto interno y hará más difícil la búsqueda de la paz que anhela la inmensa mayoría de nuestro pueblo. Desde todos las ciudades, pueblos, aldeas y desde todos los rincones de nuestras patrias, tenemos el deber histórico de rechazar la entrega de bases militares a Estados Unidos porque desde ellas se sembrará la violencia criminal de las agresiones militares y las guerras para dominar a nuestros pueblos y arrebatar los recursos naturales y la biodiversidad. ¿Qué dejaremos a nuestros hijos si ahora no detenemos la arremetida yanqui?
Nuestro deber moral impone que convoquemos a los parlamentos de nuestras patrias y sus organizaciones internacionales, a las organizaciones de la sociedad civil a los trabajadores del campo y la ciudad, a las organizaciones indígenas, sindicales, estudiantiles de mujeres, intelectuales, profesionales y a todo el pueblo a unirnos y marchar juntos para expulsar de nuestras patrias hasta el último soldado yanqui, hasta el último resquicio de una base militar imperialista y hasta el último barquito de la IV Flota. De todo el continente es la movilización contra la amenaza guerrerista del imperio.