Estados Unidos: ¿qué está ocultando Mitt?

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En algún lugar Newt Gingrich ríe. Claro, nos burlamos de él en las primarias. Y vitoreamos cuando Mitt Romney se gastó una buena plata y lo aplastó como a una cucaracha; pero ahora Newt ríe último. Porque todas esas dudas que él planteara acerca de Mitt Romney en la primaria de Carolina del Sur han resurgido para perseguir al candidato republicano. BILL PRESS.*

 

Fue Gingrich, y no Obama, quien primero mencionó los temas alrededor de la extraordinaria riqueza de Romney: ¿cuál fue su papel en Bain Capital?  ¿Cómo pudo justificar el cierre de negocios y el envío de empleos al extranjero? ¿Y por qué Romney no da a conocer sus declaraciones de impuestos?

 

No es sorpresa que esas preguntas hayan surgido de nuevo.  Lo que sí es sorprendente, es más, apabullante, es que la campaña de Romney haya demostrado ser tan inepta para responder esas preguntas.

 

Veamos la estancia de Romney en Bain Capital. Durante el último año, Romney ha asegurado que él abandonó su cargo de director general de Bain en 1999, cuando se marchó para ir a salvar las Olimpiadas de Salta Lake City. Pero una buena investigación periodística por parte de David Corn, de Mother Jones, y otros reporteros descubrió documentos presentados por Romney y Bain a la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) que lo presentaban como director general, presidente y único propietario de Bain durante tres años más, hasta 2002.

 

La campaña de Romney aún insiste en que Romney abandonó Bain en 1999, pero cada día surge nueva evidencia de lo contrario. Por ejemplo, el 12 de febrero de 1999, The Boston Herald reportó: “Romney dijo que permanecerá a tiempo parcial en Bain, dando asesoría en inversiones y tomando decisiones personales clave”. Tal como reportó The Huffington Post, cuando Romney hizo una declaración jurada para demostrar su residencia en Massachusetts mientras preparaba su campaña para gobernador en 2002, Romney dijo que regresaba regularmente al estado en “viajes sociales y viajes de negocios”, incluyendo reuniones de la junta en Bain.

 

El Huffington Post, también descubrió una solicitud en California que presentaba a Romney como uno de los cuatros socios generales de Bain Capital Partners hasta 2003.

 

¿Es importante esta pregunta? Por supuesto. Porque si es cierto que Romney estaba involucrado activamente en Bain durante 2002, ya no puede negar su participación en compañías compradas y cerradas por Bain desde 1999 a 2002. Una de esas firmas, según reporta Sam Stein del Huffington Post, fue DDi Corp., un fabricante de placas bases con sede en California, con la cual Bain obtuvo ganancias de más de US$100 millones antes de que la compañía se declarara en bancarrota.

 

También la campaña de Romney sabía que esto se avecinaba. Ellos han presentado la jefatura de Romney en Bain como la piedra angular de su calificación para ser presidente. ¿Por qué no tenían lista una respuesta acerca del momento en que él se marchó en realidad de la compañía? Y aún más extraño, ¿por qué se enredan de esa manera con el tema de sus declaraciones de impuestos?

 

No hace falta ser un genio.. La ley no requiere que los candidatos presidenciales den a conocer sus declaraciones de impuestos.  Pero desde 1952, cuando el candidato vicepresidencial Richard Nixon acosó a Adlai Stevenson, candidato demócrata a la presidencia, para que hiciera públicas sus declaraciones de impuestos, la mayoría de los candidatos a la presidencia lo han  hecho. Irónicamente, fue George Romney. el padre de Mitt, quien dio el ejemplo en 1968 al publicar voluntariamente sus declaraciones de impuestos de los 12 años anteriores, y explicó a los reporteros que “un año pudiera ser casualidad, quizás puro teatro”.

 

En 1996, el republicano Bob Dole publicó 30 años de declaraciones de impuestos. Tanto Barack Obama como Joe Biden han dado a conocer 12 años de declaraciones.
Sin embargo, a pesar de los ruegos de Haley Barbour, Michael Steele, Ron Paul, George Will, Rick Perry y otros importantes republicanos, Romney se ha atrincherado y hasta ahora se ha negado a publicar nada más  allá de su declaración de 2010, y ha prometido dar a conocer sus ingresos en 2011, una vez que haga su declaración.

 

Algún otro candidato puede que se salga con la suya con eso, pero no Mitt Romney. No un candidato con una cuenta bancaria en Suiza, en paraísos fiscales en las Bermudas y las Islas Caimán, y una esposa que es propietaria de un caballo de competencias de maniobras.

 

Su negativa no hace más que provocar la pregunta: ¿qué tiene Mitt que ocultar?” Sabemos que pagó menos del 15 por ciento en impuestos con $43 millones de ingreso durante los dos últimos años. ¿Habrá habido años en que no pagó impuesto alguno? Aparte de Mitt, solo John McCain lo sabe.

 

En su desesperación por ser el candidato vicepresidencial de McCain en 2008, Romney le entregó 23 años de declaraciones de impuestos. ¿Qué descubrió McCain que lo hizo decidirse que nada menos que Sarah Palin sería una mejor compañera de candidatura?

 

Pobre Mitt. Solo estamos en julio. Pero en algún lugar cercano Newt Gingrich está riendo. Y ya hay republicanos por todas partes que están sintiendo los remordimientos del comprador.
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* Periodista y escritor estadounidense (www.billpress.com)
En http://progreso.semanal.com —que cita como fuente a Tribune Media Services, Inc.

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