EVANGELISMO, TECNOLOGÍA, IMPERIO …Y VUELTA AL EVANGELISMO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Se podría decir que en medio de las visiones apocalípticas que anuncian la furia de la segunda venida de Cristo la política basada en la fe de la administración Bush se caracteriza por el espíritu vengativo del Antiguo Testamento, la interpretación literal de la Biblia, el monismo hegemónico y el anti-secularismo pluralista.

Como herederos de una sociedad pos Iluminista, marcada por las luchas entre modernismo y pos humanismo, nos topamos, de pronto, con la sorpresa de que el pasado retorna desde las páginas mismas del Libro de las Revelaciones desplazando los discursos seculares en interés de una visión política, cultural y social con ambiciones cosmológicas y escatológicas. Al formalismo vacío del poder liberal y la inefectividad de los procedimientos éticos del humanismo el nuevo evangelismo provee un propósito singular histórico que es reconstruccionista, resurgente y reanimado con la pureza semiótica de los textos del Libro Sagrado.

En opinión del autor y académico canadiense Arthur Kroker, quienes descartan demasiado rápido la política basada en la fe no consideran que esta unión entre la corriente fundamentalista religiosa y la guerra tecnológica imperial puede muy bien, en la mente norteamericana, representar una nueva realidad, totalmente inesperada y profundamente inquietante.

(Según una encuesta de Time/CNN de Noviembre del 2003, 47 por ciento de los estadounidenses se define como “born-again Christians” o fundamentalistas. Varias otras encuestas conducidas en los últimos 10 años por the Roper Center for public opinión muestran que el 59 por ciento de adultos cree que los hehos del Libro de las Revelaciones se realizaran en el próximo futuro y 61 por ciento piensa que Jesús-Cristo volverá a la Tierra muy pronto. 53 por ciento, cree que las dos guerras mundiales, el Holocausto, el fin de la Unión Soviética, el SIDA y el conflicto árabe-judío es el cumplimiento de las profecías bíblicas).

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Deus irae

La alianza entre la religión, la tecnología y las visiones apocalípticas del Antiguo Testamento pueden ser nuestro próximo futuro. La visión moral de la política de Estados Unidos en el siglo XXI. Intolerante, carismático, agresivo, dominante y salvacionista el fundamentalismo religioso, cristiano o musulmán, rompe los límites de la creencia religiosa privada y su fusión con la creciente instrumentalización cibernética constituye la esencia de la actual guerra imperial ¿Qué nos traerá, si se sostiene, este encuentro entre la mente política de EEUU, su pasado religioso puritano y su versión, cada vez mas militarizada del futuro pos humano?

Un país de posibilidades y probabilidades que absorben la diferencia, Estados Unidos es una singularidad histórica especial. A diferencia del discurso binario europeo, este proyecta su origen puritano al futuro fundiendo la subjetividad pre Iluminista con la tecnología pos humana. El Dios del Nuevo Testamento puede haber muerto en la conciencia europea moderna, pero el Dios del Antiguo Testamento, al unir la cruzada política de la violencia redentiva con la inseguridad domestica puede, muy bien, haber renacido en la forma de un nuevo contrato político americano.

La vuelta de Dios es la política real de este nuevo imperialismo. El mito del dominio americano es escatológico, es acerca del fin del tiempo, lo que indica que la visión religiosa de la actual política norteamericana no es solo un agregado externo a sus ambiciones militares, sino, lo que la impulsa.

Cuando los primeros peregrinos cruzaron el Atlántico, en el siglo XVII, su auto-conciencia histórica era verdaderamente antigua, guiada principalmente por las escrituras más que por las limitaciones económicas. Una migración bíblica cuya psico-geografía era una realidad simbólica virtual que no tenía otro antecedente que las tautologías de los escritos religiosos.

El pantano de las raíces

Curiosamente, EEUU, nacido en la edad del progreso, tiene raíces que se expresan en una conciencia que es bíblica, intensamente espiritual, rigurosamente moralista, laboralmente disciplinada, violentamente redentiva y místicamente consumerista. Los emigrantes que llegaron a Plymouth Rock en el siglo XVII son figuras premonitoras del “ultimo hombre” de Nietzsche. Un espíritu lleno de resentimiento, una comunidad religiosa huyendo de las persecuciones del viejo continente, armada con el espíritu del elegido de Dios y sexualmente perversa en su relacion con el cuerpo.

El origen de la nación nunca fue exclusivamente acerca de la economía política capitalista, sino, también, acerca de la economía religiosa libidinal que es obsesiva, disciplinada y represiva, especialmente del cuerpo femenino. Una visión puritana que pacientemente espera la oportunidad para lograr su expresión histórica completa.

El choque del 9/11 proporciono el momento de la fusión de dos proyectos aparentemente opuestos…futurismo tecnológico y profecía religiosa, que hasta ese momento, de acuerdo a las prescripciones modernistas, seguían caminos separados. El llamado del presidente G.W.Bush a la “expansión de la libertad en el mundo” es la retórica emblemática de la conciencia misionaria. Según A. Kroker deberíamos escuchar lo que los puritanos dicen, porque, lo más probable, constituye la creencia que esta fundando la política contemporánea de EEUU.

La nueva alianza

La retórica del excepcionalismo americano, ligada en el comienzo y en el presente al contrato religioso con Dios, es el centro de la auto-conciencia política de la sociedad (“american dream, the founding covenant, the redemptive empire). Es la retórica del excepcionalismo de la corrección moral, en oposición al liberalismo relativista.

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El experimento de unir una “Republica moral”, una versión cristiana del Antiguo Testamento, con la versión política neo-conservadora de una nueva república». La nueva política basada en la fe y su intrusión en el comercio, el gobierno, la ciencia y la educación no es algo chocantemente nuevo en el discurso americano. Es, más bien, el retorno a un discurso original, esencialmente misionario, que se vuelve a renovar con la elección de Bush.

Se dice que Bush cree que el momento de la “rapture”, la segunda venida de Cristo, se producirá en el momento de una cierta constelación de elementos políticos profetizados en el Antiguo Testamento, principalmente la reunificación de Israel y la reconstrucción del Templo de Salomón. En conjunto con sus consejeros más íntimos Bush cree ocupar una posición histórica única porque ha llegado el momento de la profecía.

Para algunos “Born again Cristian”, dice Kroker, Bush es el signo divino de la inminente vuelta de Cristo. El proyecto kantiano de libertad universal es desplazado en la ideología política estadounidense por una visión salvacionista que, rehusando a expresarse en términos estrictamente religiosos, se funde con el vocabulario político necesario para la expansión imperial. En América no hay, realmente, opuestos. Solo choque de modelos en tensión creativa.

El «contrato social americano»

¿Es el renacimiento evangelista solo un momento transitorio en el paisaje norte americano? EEUU siempre ha sido, en el fondo, una cosmología religiosa envuelta con la capa tecnológica. En la coyuntura actual, en el momento del ascenso del Puritanismo, su excepcionalismo es menos comprensible en términos de política imperialista tradicional que en el esfuerzo violento de incubar una crisis mundial objetiva necesaria para la revelación bíblica, para el momento del Juicio Final.

Hablar de tecnología y mente norteamericana es, de alguna manera, moverse rápidamente mas allá de las estrategias de una economía política comprometida con el imperialismo tecnológico a una tecnología al servicio del contrato divino original.

No contento con subordinar la tecnología a ambiciones estrictamente materialistas, el discurso estadounidense resuelve su destino tecnológico en la dirección de la religión. Alentado por el éxito de las rebeliones políticas representadas por las guerras de independencia, santificado en el sacrificio sangriento de la guerra civil, endurecido por las conquistas territoriales en la guerra indígena, brutalizado por la larga sucesión de las conquistas coloniales, estratégicamente confirmado por la extraordinaria dominación económica mundial, el contrato americano nunca fue una cuestión meramente ideológica o de estreches psicológica, sino, tecno religioso, una cultura impregnada con el primitivismo bíblico y, sin embargo, abierta a toda instrumentalidad tecnológica futura, con la confianza entusiasta en el triunfo eventual de lo sagrado que será acelerado por el avance de las tecnologías de comunicación, finanzas, genética y los mecanismos del poder.

Su auto confianza la podemos observar en la retórica dominante de la ideología oficial (“God bless america”) como también en la cultura popular, con su mezcla seductiva de adicción tecnocrática y voluntad optimista inquebrantable.

fotoLa cultura es una tecnología

Desde su origen puritano a su futuro inalámbrico, el «americanismo» representa una forma de identidad asombrosamente original. La muerte de Dios en Europa fue reconfigurada en esta nueva tierra en el Dios del “american covenant” que se funde con una asombrosa apertura cultural a la innovación, la empresa y la creatividad que caracteriza la objetividad dominante conocida como americanismo. La tecnología deja de ser un proyecto externo a la cuestión de la identidad para transformarse en algo interno a la identidad americana. A diferencia de otras sociedades, en donde la comprensión tecnológica es un método aprendido, la cultura americana es una tecnología.

En “The Proyect for a New Century”, documento que propone la política externa, se declara que en el presente Estados Unidos no tiene rivales en el mundo y que su estrategia debería orientarse a preservar y extender esta posición ventajosa hacia el futuro tanto como sea posible

¿Por qué la nueva centuria americana termina tan pronto? Durante los noventas la retórica dominante fue la globalización capitalista y en el comienzo del siglo XXI pasa a ser desplazada por el lenguaje ideológico del imperio. ¿No será que en el próximo futuro presenciemos el espectro de la declinación imperial, su colapso económico?

(deuda nacional masiva con China, Japón y Taiwán, déficit en el intercambio comercial y una economía interna que se expande hipotecando cada vez más un incierto futuro).

Estados Unidos es la paradójica anomalía de un “imperio” que se eclipsa antes de empezar a brillar.

Independientemente de su expresión religiosa particular (evangelismo cristiano, fundamentalismo islámico, sionismo israelita, fundamentalismo hindú) la vuelta de la convicción religiosa a través del globo es un desafío decisivo a la ontología dominante de la sociedad tecnológica contemporánea. Desde la entusiasta, aunque deprimente, visión del mundo digital de la feroz competencia económica global, la ontología de la salvación abre justamente lo opuesto…Un mundo trascendente de intenso delirio y afirmación vital. Un mundo que compromete la participación individual en las cuestiones mas profundas de la vida (vida y muerte, juicio final y salvación eterna), desde el pentacostalismo indígena y el evangelismo cristiano en el corazón del imperio americano a la creciente corriente islámica del jhihad, el problema de la salvación es la singularidad dominante de este nuevo siglo.

Un nuevo «code» informático

Uno con no diferencia esencial entre la antigua cosmología y el instrumentalismo pos humano de la cultura cibernética. Hasta recientemente la política india ha sido dominada por el partido Bhatiya janata que lanza, en ese continente, el movimiento informático. El hinduismo fundamentalista en activa alianza con la red global de la clase tecnocratica. El sionismo israelita y el islamismo fundamentalista, nomadico, sin territorio fijo o contexto oficialmente autorizado, por otro lado, también unen las energías mesiánicas con el avance informático.

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¿Por qué el compromiso cosmológico entre privatización de la adoración religiosa y la creciente secularización global de la economía se ve de pronto dejada de lado para hacer espacio a la resurrección de la política religiosa que, extrañamente, en lugar de oponerse al espíritu de la informática, se alía con ella en un nuevo proyecto histórico tecnológico?

¿No será que, frente a la presión de los elementos de incertidumbre, indeterminación e indecisión de la condición pos humana y la rápida emergencia de la ultra derecha política religiosa, ansiosa de transformar su visión tecnológica en un proyecto político global, la mascara secular ha sido removida revelando la resurrección de un Dios mucho mas inquietante? ¿Y que el proyecto tecnológico modernista, cansado de su lógica triunfalista y asustado de su propio nihilismo espera liberarse a si mismo del peso de la indecisión?

Lo cierto es que la informática se enlaza, hoy dia, con la filosofía religiosa del partido Bhatiya janata, el likud y el republicanismo estadounidense evangelista ¿Y donde se ubica al Qaeda? Este representa, dice Broker, la curvatura en la lógica informática, el punto en donde el campo de la tecnología informática es de pronto invadido por la contra lógica del terrorismo viral, su sistema circulatorio vuelto en contra de si mismo, su corriente de datos infectado por el miedo, sus “políticas de seguridad”, una invitación a la penetración viral que aumenta la vigilancia.

Lo que queda por verse, en el próximo futuro, es si la retórica de la política basada en la fe será, eventualmente, desplazada por el discurso ambientalista. El rápido aumento de las catástrofes naturales muy bien puede pasar a constituir nuestro nuevo terror.

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* Escritores y docentes. Residen en Canadá.

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