Festival Internacional de Cine de Costa Rica: Intentamos privilegiar un cine que propicie el pensamiento crítico
Más de la mitad de las películas que se presentarán en el Festival de Cine de Costa Rica son dirigidas por mujeres. Ese dato, más la centralidad del cine centroamericano en su programación, son suficientes para explicar la creciente presencia del CRFIC entre los encuentros de cine de nuestra región.
Entre el 28 de marzo y el 6 de abril un total 66 películas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, República Dominicana y Uruguay, entre otros, se presentarán en San José, la capital, y otras 15 localidades de todo el país.
En el cierre de la edición anterior el director artístico del Festival, Raciel del Toro, afirmó en una conversación con Nodal Cultura “logramos muchos de los objetivos que nos habíamos propuesto, entre ellos extender nuestras historias y las que estamos trayendo a Centroamérica de diferentes partes del mundo”. En esta 7° edición, el CRFIC sigue consolidándose como una importante pantalla del cine centroamericano y caribeño hacia el mundo.
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Por ello en esta edición siguen creciendo la presencia de invitados internacionales y los encuentros entre realizadores, actores, críticos y gestores culturales de diversos países. Este año contará con 45 invitados internacionales que intervendrán en talleres, presentaciones de películas, debates y sesiones formativas.
La directora del Centro de Cine, Ana Xóchitl Alarcón, expresó que “el 7CRFIC constituye una oportunidad para compartir experiencias y vivencias alrededor de la creación cinematográfica, y en este sentido las personas que vienen a esta edición del Festival como invitadas especiales tienen un papel crucial. Además de encontrarse con el público al momento de presentar sus películas, compartirán en espacios dedicados a la Formación y el apoyo a la Industria de nuestro sector de producción cinematográfica y audiovisual”.
Este año la película de apertura será Cómprame un revólver del ecléctico Julio Hernández Cordón, que aquí propone una suerte de distopía del presente. México está dominado por narco traficantes, en un mundo donde faltan mujeres y todas están en riesgo. Por momentos thriller, por momentos humorística, la película propone una tensión dramática permanente y alta intensidad política. En ese sentido, solo busca dar cuenta de un presente en el cual vivir o morir parece ser solo una cuestión de suerte.
Según el director artístico del Festival “El CRFIC es primero un festival de cine independiente, lo cual es relevante en nuestras circunstancias, pues estamos demasiado expuestos al cine comercial en todas las ventanas de exhibición. En un contexto donde 9 de cada 10 películas que se proyectan al año en salas comerciales son exclusivamente provenientes de la industria audiovisual estadounidense, exhibir filmes producidos en 48 países diferentes, constituye una oportunidad inigualable para descubrir otras maneras de contar historias y otras formas de potenciar la luz”.
Antes del comienzo del CRFIC conversamos con Adriana Cordero Chacón, productora general del Festival, y Raciel del Toro, director artístico del mismo, para anticipar algunas de las cuestiones con la que podremos encontrarnos en esos 10 días de cine.
-¿Cuáles son los desafíos y las búsquedas en esta 7° edición del CRFIC?
Adriana Cordero: Uno de los grandes desafíos para el Ministerio de Cultura y el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica es lograr la sostenibilidad del Festival, para evitar que varíe su calidad según la situación socioeconómica del país. Uno de los objetivos de ésta Producción General es lograr la colaboración interinstitucional para alivianarle el peso al Ministerio y así asegurar la cantidad y calidad de las películas y la cantidad de sedes.
Otro de los desafíos es lograr que la cantidad de público crezca, y sea cada vez más heterogéneo. Se ha puesto énfasis en el trabajo del equipo de públicos así como involucrando a instituciones y empresas que se interesan en que se conozca su participación en el Festival y así nos ayudan a que se propague la información para cumplir con las políticas de derechos culturales de éste Ministerio.
Raciel del Toro: El Festival continúa consolidándose como plataforma de presentación internacional del más reciente cine producido en Centroamérica. Los cineastas de la región, evidentemente, se nutren de la realidad que permea a nuestros países, y hay una gran variedad temática en las historias que podremos encontrar este año en las secciones competitivas del festival: las secuelas de la posguerra, los padecimientos y luchas de la diversidad sexual en la región, la situación con el desempleo, la preeminencia del machismo, y radiografías o ensoñaciones sobre personajes emblemáticos de la identidad costarricense y centroamericana.
Intentamos privilegiar un cine que propicie el pensamiento crítico como motor intelectual, pero cuya característica inherente sea la excelencia como arte cinematográfico. Y en búsqueda de un cine que tome riesgos y que hable con valentía, estamos potenciando, además, el talento joven. De hecho, esta edición, de los 56 largometrajes en programación, 23 son óperas primas. Más del 40% de las películas de nuestra programación son de cineastas que han filmado un largometraje por primera vez.
–En los últimos años vimos simultáneamente un crecimiento de la producción costarricense y al mismo tiempo se hizo evidente que el cine anticipaba e intervenía en debates –como cuestiones de género- que fueron centrales en el escenario político ¿Cuál es la situación del campo audiovisual costarricense en este momento?
AC– El cine costarricense se está posicionando en la región, a pesar de la falta de fondos que hay en el país y la ausencia de una ley de cine que fortalezca el sector. Sin embargo, hay una nueva generación de jóvenes que se empeñan en poner en marcha sus sueños y proyectos, que se han formado en el país y han complementado sus estudios en el exterior, que están hablando de temas necesarios. Nos falta lograr mayor apoyo del Estado y del sector empresarial, y para ello es indispensable la ley de cine que ya existe como proyecto. Es importante que el país sepa que el sector audiovisual aporta al PIB mucho más que los tradicionales productos “ticos” que han sido el café y el banano, según los datos que el mismo Ministerio de Cultura ha recopilado.
RdT: Los cineastas costarricenses no están desligados de lo que sucede en su entorno político-social y, por supuesto, hay películas que discursan sobre temas urgentes, como las consecuencias del machismo tóxico, las diferentes interpretaciones de la fe, la necesidad de promoción efectiva del arte nacional o las luchas y logros de la comunidad LGBTIQ. Pero como toda industria que se encuentra en plena efervescencia y crecimiento, el cine costarricense está trazando su camino, y lo más saludable es que dentro de la unidad del gremio, precisamente exista una diversidad estética y temática.
-El cine de Centro América y el Caribe ha demostrado en los últimos años tener una riqueza creativa y mucho para contar ¿Con qué nos vamos a encontrar en esta edición del cine de la región en general y qué veremos del cine costarricense?
RdT: Unida a esta diversidad temática, creo que lo rico de las secciones del CRFIC —tanto competitivas como no competitivas— es que en ellas conviven las preocupaciones y obsesiones de los cineastas, contadas desde variados puntos de vista, estrategias narrativas y modalidades de representación, ya sea desde la comedia o el drama, el surrealismo o el hiperrealismo, la ficción o la no-ficción.
En este sentido, me gustaría recalcar que el CRFIC es un festival que no establece diferenciaciones entre ficción y documental, porque lo que nos interesa son las historias que cuentan las películas. No asumimos al documental como un género, sino como una modalidad cinematográfica porque, así como en la ficción pueden realizarse películas de género (melodrama, thriller, comedia, etc.), también pueden hacerse con el documental.
Creemos que el cine documental no es “la realidad”; es una interpretación de la realidad, captada desde la subjetividad y la poética de un cineasta; es un punto de vista sobre la realidad. Es por ello por lo que privilegiamos la exhibición de películas documentales que asumen una posición ideoestética ante esa realidad, porque en la región aún hay mucha confusión entre reportaje periodístico y cine documental. Y creo que el público del festival sí aprecia esta voluntad, pues prueba de ello es que, en las dos ediciones anteriores del CRFIC, de los seis premios del público en cada una de sus categorías competitivas, cinco han ido a manos de películas documentales.
-¿Qué importancia tiene para ustedes sumar varias sedes fuera de la capital del país? ¿De qué modo van a implementar ese crecimiento?
-AC: Sumar sedes permite que más cantidad y variedad de públicos accedan al mejor cine independiente del mundo. Eso se procura en línea con las políticas de derechos culturales del Ministerio de Cultura y con la visión de la directora actual del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica. Por ahora se pudo llevar a cabo gracias a la colaboración de los empresarios de la Cámara de Exhibidores, que aceptaron proyectar las películas cobrando precios más bajos de los acostumbrados y ganando sólo el 50% del valor. Sin esta colaboración no habría sido posible para esta edición, ya que el Festival no tiene presupuesto para equipar salas de teatro. En ediciones futuras esperamos contar con presupuesto para equipar salas con el equipo adecuado y así variar las sedes.