Gabriel Boric, Presidente de Chile

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Esta elección pasa a ser histórica por cuanto termina con una transición iniciada en 1990, con muchas luces y sombras, y se enlaza con la Convención Constituyente en curso, encargada de escribir la primera Constitución genuinamente democrática. Ello debería dar inicio a un nuevo ciclo político en Chile.

El balotaje del 19 de diciembre pasado dio una amplia victoria al candidato de la izquierda Gabriel Boric, de solo 35 años, derrotando a José Antonio Kast (JAK) representante de las fuerzas de derecha. La participación de votantes es la más alta desde que existe el voto voluntario y se estima, provisoriamente, que alcanzó a 8,4 millones de electores que equivale al 55,6% del total de la población habilitada para votar. Esta elección pasa a ser histórica por cuanto termina con una transición iniciada en 1990, con muchas luces y sombras, y se enlaza con la Convención Constituyente en curso, encargada de escribir la primera Constitución genuinamente democrática. Ello debería dar inicio a un nuevo ciclo político en Chile.

Respetando las mejores tradiciones republicanas del país, el candidato derrotado, JAK no solamente llamó a Boric para reconocer y felicitarlo por su triunfo, sino que lo visitó personalmente en su comando. El presidente de la república, Sebastián Piñera, por una llamada de videoconferencia transmitida por la televisión en directo, felicitó al nuevo mandatario electo, Gabriel Boric, y lo invitó a almorzar en el palacio de gobierno. Se había especulado mucho sobre lo estrecho que sería el resultado de esta elección, pero ello no ocurrió, tal como ya lo habían advertido las diversas encuestas que circulaban.

Boric asumirá la presidencia el próximo 11 de marzo de 2022, por lo que estos meses de verano austral serán dedicados a la preparación del gabinete que lo acompañará en su mandato de cuatro años. Dado el volátil escenario económico mundial, regional y nacional, serán muy importantes las primeras señales económicas que dé el nuevo presidente respeto a la designación de las cabezas del área económica y social. Son muchas las expectativas generadas, debido a que paralelamente se está redactando una nueva Constitución que deberá ser aprobada o rechazada en un plebiscito que se efectuará en el mes de julio de 2022. Las demandas de la calle y de los sectores más duros de la izquierda presionarán a la coalición del Frente Amplio, que gobernará y que agrupa a 14 partidos donde el más fuerte es el Partido Comunista.

La gran mayoría de fuerzas que apoyan a Boric vienen del movimiento estudiantil y se espera que de ahí surja el núcleo principal de ministros, subsecretarios y directores que lo acompañarán en el difícil arte de gobernar. Sin embargo, el nuevo presidente ya ha hecho saber que actuará con mucha independencia, como lo permite el régimen presidencial, donde el mandatario es jefe de Estado y de gobierno a la vez.  Como candidato ya lo demostró criticando severamente a regímenes como los de Venezuela o Nicaragua. Deberá designar un ministro de Relaciones Exteriores y entregar las orientaciones de la política exterior en tiempos en que en América Latina hay una total ausencia de diálogo político entre los mandatarios.

En diplomacia, la experiencia y conocimientos son fundamentales, como tristemente lo ha comprobado el gobierno actual, que ha tenidos tres cancilleres en cuatro años y donde Chile ha desaparecido del escenario internacional. Otro factor que contribuirá a la moderación es la actual composición del Parlamento que asumirá junto al nuevo presidente el 11 de marzo próximo, donde las fuerzas de derecha y de izquierda están prácticamente iguales, por lo que pasar leyes requerirá de arduas negociaciones, buen juicio y paciencia para lograr aprobar proyectos de profundo significado que parte importante de la ciudadanía espera.

La gran derrotada es la que se llamó la “nueva derecha” que se vistió con un ropaje de renovación, formada por jóvenes agrupados en el partido Evolución Política (Evópolis) que mostró su verdadera cara conservadora y terminaron plegándose al candidato Kast. Éste creó el Partido Republicano, luego de renunciar a su partido de origen gremialista, la UDI o Unión Demócrata Independiente, considerado como de derecha a secas.

En definitiva, todo el sector y uno minoritario de la Democracia Cristiana (DC) se plegaron a la extrema derecha, entregando su apoyo a un candidato conservador en lo valórico, que reniega del cambio climático, se opone a la diversidad sexual, al matrimonio gay, al aborto, a la nueva Constitución y que incluso pensó en cerrar el Ministerio de la Mujer. En lo económico proponía rebajar impuestos y mantener toda la base del modelo neoliberal que ha impedido reformar y avanzar hacia una sociedad más inclusiva, con igualdad de derechos.

Felipe Kast líder de Evópolis toma distancia de su pariente José Antonio Kast

Por su parte el centro izquierda, representado por los partidos socialdemócratas y la DC, también resultaron perdedores, ya que su candidata quedó quinta en la primera vuelta electoral. Estos partidos se sumaron a la candidatura de Boric de inmediato y sin pedir participación en la campaña. Algunos de ellos han señalado que observarán una oposición constructiva al gobierno del nuevo presidente. En los tres meses de verano seremos testigos de importantes negociaciones entre el mandatario electo y las fuerzas de la izquierda y del centro izquierda sin las cuales no será posible la gobernabilidad.

También fueron muy importantes las señales que entregaron los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet a la candidatura de Boric, inmediatamente luego de la primera vuelta. Con ambos sostuvo reuniones dando muestras de madurez política, templanza y humildad para reconocer errores y entregar claras señales de gobernabilidad que deberá demostrar en la práctica. En juego estará también el desarrollo de la Convención Constitucional y su aprobación en el plebiscito de salida.

Para ello, la mayoría de los convencionales que son del mundo de la izquierda, deberán moderar sus expectativas y redactar una Carta Fundamental que interprete el sentido profundo del cambio que la gente espera, pero que dé garantías a todos. Si a ello sumamos la prudencia que ha expresado Boric en relación con respetar el orden y dar estabilidad para asegurar el crecimiento económico en base a un programa presentado y avalado por reconocidos expertos de la academia y del mundo político, Chile tiene posibilidades de avanzar en grandes reformas estructurales sin alterar las sólidas bases macroeconómicas que le han dado prestigio al país.

Gabriel Boric habló ante cientos de miles de sus partidarios que se reunieron inmediatamente en la principal avenida de Santiago, Alameda, después de conocerse los primeros resultados que lo daban como ganador. Faltando solo cinco minutos para las nueve de la noche, se dirigió al país en un discurso transmitido por las principales redes de televisión y radios. Fue emotivo, realista, generoso con su rival, José Antonio Kast y llamó a la unidad indicando que sería el presidente de todas las chilenas y chilenos. Tocó los principales temas de su campaña sin omitir las críticas al actual mandatario, Sebastián Piñera. Habló de los desafíos que le esperan como gobernante, y a Chile como país, para no defraudar a quienes han confiado en él.

Reconoció y agradeció al SERVEL por la eficiencia y transparencia en la entrega de los resultados, a sus partidarios, a su familia y a su pareja, Irina Karamanos, quien lo acompaña desde 2019. Llamó a cuidar la democracia, a buscar grandes acuerdos políticos para hacer realidad los sueños de millones de chilenos, a respetar el medio ambiente, a los pueblos indígenas, a la diversidad sexual, a la responsabilidad fiscal, a cuidar el proceso constituyente y a terminar con el sistema privado de pensiones, conocido como AFP, entre otras varias tareas.

No es fácil lo que espera al recién electo jefe de Estado. Tiene la juventud, la fuerza y el apoyo de las nuevas generaciones junto a la experiencia de quienes gobernaron por 24 años Chile transformando el país en una democracia sólida y respetada en el mundo entero. Su principal desafío será dar estabilidad, seguridad, crecimiento y hacer realidad las reformas profundas con las que su generación se inició en la lucha política en los últimos 15 años. Una tarea gigantesca que podrá realizar solo si su coalición lo acompaña y abre sus puertas a la experiencia acumulada en las últimas décadas. Boric ha repetido insistentemente que está apoyado en “hombros de gigantes”, por lo que veremos cuánto de lo prometido será posible realizar.

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