Joven artista italiana en Chile, trabajó intensamente: he aquí algo de su experiencia

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Fusca1Mi trabajo artístico-político nació desde hace algunos años antes de empezar a trabajar sobre Chile. Soy escritora y pintora italiana, nací en Genova al lado del mar, pero vivo desde hace cuatro años en la Suiza francesa, junta a mi companero, y es allí que estoy terminando mi magíster en Artes Visuales y Contemporaneos, más precisamente en la EPAC (Ecole Professionelle des Arts Contemporains), en Saxon en Valais (Suiza). | ELENA RUSCA.

 

Durante el gobierno Berlusconi y sus nuevas leyes de instrucción, casi todo el siglo XX está ahora borrado de los libros de historia de todas escuelas primarias, como si el conocimiento de la primera y de la segunda guerra mundial, y sobre todo del movimiento popular de la resistencia y los desastre que podrían actuarse en un gobierno fascista no son importantes en la instrucción de un niño.

 

Mi abuelo fue partisano y yo sé cuán importante es esta memoria, los niños de hoy serán los ciudadanos de mañana, y sin un conocimiento adecuado del pasado ninguna persona podrá tener un conocimiento de su presente. Fusca2Entonces empezamos un trabajo junto a una escuela (la “Edmundo De Amicis”, Villa Duchessa di Galliera, Genova Voltri), utilizando talleres artísticos para «diseñar» la historia con los niños. Es increíble lo que aprenden.
Quiero seguir así también para hablar de Chile.

 

Desde siempre he estado fascinada por América del Sur, por su vida revolucionaria, su historia política y social, y sus maravillosos paisajes. Hace cuatro años que compré en una librería de Boloña el libro-DVD intitulado: Compañero Presidente (varios autores, selección de Danilo Manera, cofre-libro, Feltrinelli, Italia, 2006); leyéndolo, decidí que esta parte de la historia debía ser conocida más profundamente.

 

Comencé entonces a trabajar con un amigo chileno, exiliado en Italia desde el 1974; recabé la mayor cantidad de información posible en Europa —hasta que un viaje a Chile fue necesario—. No conociendo a nadie, el hecho de partir y de tener la posibilidad una vez allá de ser conectada con todos los elementos necesarios a mi investigación; no era muy simple: me acordé de los artículos del libro Companero Presidente del que hablé antes. Fusca3Entre ellos, el de la periodista Virginia Vidal siempre me habia suscitado fuertes emociones. Entonces decidí contactarla, y agradezco mucho de lo que ha hecho para mi, sin ella mi investigación no habría sido tan rica.



 

Entrevisté a numerosas personas para tener una idea más amplia posible: entre otros, el poeta Thomas Harris, director de Referencias Críticas de la Biblioteca Nacional, la profesora y escritora Soledad Bianchi, mujer del pintor Guillermo Núñez, Premio Nacional de Arte, los artistas Claudio Di Girolamo, Pedro Miguel Sepúlveda y Alejandro «Mono» González, y los periodistas Manuel Cabieses, Leopoldo Pulgar y Hernán Soto, de Punto Final, porque no hay cultura de pueblo si no hay una adecuada difusión periodística. Estos últimos cuatro fueron prisioneros torturados y estuvieron en campos de concentración.

 

También entrevisté a algunos testigos que en su juventud participaron en las brigadas muralistas. de aquella época, precioso testimonio es el recuperado mural hecho por Roberto Matta y la Brigada Ramona Parra en la municipalidad de la Granja que igualmemte pude ver.
Durante estas entrevistas encontré versiones muy distintas: cada persona tiene su historia, y según su implicación emotiva dentro de Unidad Popular y la dictadura, hay una referencia más o menos fuerte a una «memoria oficial» que se destaca de una memoria real que permanece «clandestina» en Chile.

 

Visité varios museos, No sólo el Nacional de Bellas Artes, el Precolombino, en especial el de la Memoria y los Derechos Humanos, y el Museo de la Solidaridad Salvador Allende. Fusca4En el último me impresionó una sala llamada «Sala CNI»: espacio reservado al recuerdo de que el edificio donde ahora está situado el MSSA fue una vez un centro de detención, y no hay recuerdo mejor que dejar una sala tal cual era cuando fue abandonada por los militares. Entrando en la pieza se puede pensar en haber vuelto a los 80; el peso de los delitos allí cometidos permanece como un aura fría: sensaciones muy fuertes que nunca olvidaré.

 

En el MSSA se encuentra la biblioteca de la Fundación Salvador Allende, rica en material de trabajo sobre este tiempo, y sobre la historia del Museo de la Solidaridad, nacido gracias a las donaciones de artistas de todo el mundo, historia única y que encuentro todavía tristemente desconocida aun en Chile por los propios chilenos.

 

Conocí también los archivos de la Biblioteca Nacional, los sitios de Villa Grimaldi y Londres 38, pero nada me impresionó tanto como la Sala CNI, Fusca5porque pienso que el problema de la memoria chilena reside en el hecho de seguir con una política económica que nunca se alejó de la economía y política de la dictadura, y esto influye inevitablemente en la gerencia de los sitios de memoria, y ningún partido por ahora se mueve verdaderamente en favor de una verdad general, si no que por sus intereses.

 

Fui a la Moneda, el pensar que allí por tres años gobernó Salvador Allende me produjo verdadera conmoción… Intenté ver el edificio más cerca, pero los controles militares son demasiados para hacerlo; espero que a mi vuelta en Chile, la locura del miedo que crea barreras se haya acabado en todo el país.

 

(En este sitio puede encontrarse una galería de imagenes (se exige contraseña).

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