Kast y la internacional ultraderechista 

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¿Cómo ha sido posible que, en Chile, luego de 80 años de haber sido derrotado el eje nazi-fascista en la segunda guerra mundial, hoy, electoral y democráticamente un indisimulado representante del nacionalsocialismo alemán, y reconocido admirador del totalitarismo pinochetista, haya obtenido una amplia mayoría en la última elección?

 

Tal vez, parafraseando a Monterroso, “cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, entendiendo por ‘dinosaurio’ al nazismo y al fascismo.

Lo que para muchos pueda parecer extraño, para otros, mejor informados, lo anterior resulta ser una confirmación de un trozo de la Historia reciente oculta por las hojas de los calendarios, y subsumida en la vorágine de luchas y desencuentros prohijados y nutridos por sus antiguos enemigos capitalistas y marxistas, pero, siempre expectante –ese dinosaurio–  para lograr apoderarse, una vez más, de los gobiernos de algunas naciones que se durmieron envueltos en las sábanas de la vanidad y el laissez-faire que caracteriza, política y económicamente, a quienes están ensoberbecidos por sus magros avances en esas dos materias.

 

En Chile, el nazismo nunca se fue, jamás llegó a yacer en el panteón político. Desde el año 1933 (y posiblemente anterior a esa fecha), en nuestro país nacieron los primeros atisbos de construcción de una ideología criolla seguidora de las ‘enseñanzas’ vertidas por Adolf Hitler en su icónico libro, “Mi lucha” (Mein Kampf). 

Al chileno promedio le gusta el orden, la disciplina, y es un seguidor fiel de aquello que una vez dijo Napoleón Bonaparte durante su campaña en Italia (1796-97): “Hay que ser militar para poder gobernar; un caballo sólo se gobierna con botas y espuelas”.

 

Lo ha demostrado ahora, en el 2025, otorgándole a José Antonio Kast el 58º,4% de los votos… es decir, permitiéndole triunfar sobre la centroizquierda y el progresismo a través de una verdadera paliza electoral.

 

Y José Antonio Kast no es solamente un admirador del tirano Augusto Pinochet y de la ideología nazi, sino que es hijo de un nazi (Michael Kast Schindele), que huyó de Europa escabulléndole el bulto a los tribunales levantados en ese continente por las naciones vencedoras en el conflicto bélico: EU, URSS, Canadá, Inglaterra y Francia.

 

Michael Kast había ingresado al partido Nacionalsocialista cuatro meses después de cumplir 18 años, lo que señala que anteriormente pudo haber participado en las Juventudes Hitlerianas. Fue un ingreso voluntario. Recordemos que en Alemania, en esos años, el ingreso al NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei)  no era obligatorio… lo dicho, era voluntario. Ergo, herr Michael Kast era un nazi convencido. Y construido de esa laya, aunque con disfraz de refugiado, llegó a Chile.

 

En esos años, el sur chileno contaba con una extensa red pronazi, la cual llegaba con fuerza a ciudades como Concepción, Santiago y Valparaíso, donde las primeras manifestaciones públicas fueron encabezadas por algunos destacados escritores y por jóvenes universitarios.

 

Al finalizar la II guerra mundial, el movimiento nazi en Chile fue perseguido hasta que, aparentemente, desapareció de la escena pública, mas, no del fondo oscuro de ciertas relevantes organizaciones, tanto civiles como militares que, de una u otra forma, habían no sólo admirado a los nazis alemanes sino que, además, participaron de diferentes formas en los trabajos y planificaciones de esa organización en la Europa anterior al 1° de septiembre de 1939, cuando la Wehrmacht invade Polonia.

 

Mas, en Europa y Chile, fascismo y nazismo continuaron con vida, lamentablemente. Además, no olvidemos que los servicios de inteligencia estadounidenses. habían reclamado con fuerza al gobierno chileno por la escasa preocupación de nuestras autoridades en desarmar lo que a juicio de Washington y del FBI era “la mayor red de espionaje nazi en Sudamérica”, instalada y operando en nuestro territorio.

 

La única trágica y lamentable excepción fue la cobarde masacre de jóvenes pro-nazis efectuada por elementos de Carabineros durante el segundo gobierno de Arturo Alessandri Palma, en el edificio del Seguro Social, en pleno centro de la capital chilena (5 de septiembre de 1938).

 

Sin embargo, es un hecho cierto que el fascismo y el nazismo jamás se fueron de Chile, pues en estricto apego a la cruda verdad nunca fueron realmente derrotados, y ello puede constatarse con la amable y plácida vida que siguieron disfrutando miles de partidarios del líder nazi, especialmente aquellos que vivían en la zona sur de nuestro país, y que comprobadamente habían colaborado con el régimen nacionalsocialista alemán antes y durante la guerra, agregando a lo anterior que entre ellos se encontraban también muchos coadyuvantes del espionaje nazi. No hubo demandas, juicios ni sanciones legales.

 

Años después explotó el caso de Walter Rauff, oficial de las SS responsable de la aniquilación de al menos 100.000 personas, y que estaba denunciado por los aliados –EU, Inglaterra y Francia–  por sus actividades como criminal de guerra. El 19 de diciembre de l962 Rauff fue detenido en Chile (en Punta Arenas, donde se había radicado) debido a que Alemania Occidental solicitaba su extradición. La Corte Suprema rechazó la demanda y Rauff fue liberado.

 

El presidente Salvador Allende, a mediados de 1971, no pudo modificar la situación, y en una amistosa carta dirigida al cazador de nazis Simon Wiesenthal, le explicó que no estaba dentro de sus atribuciones ni de sus posibilidades remover la decisión tomada por la Corte Suprema en l962.

 

Años más tarde, otro nazi escapado de la justicia –Paul Schaefer– había arribado a Chile para fundar la tenebrosa “Colonia Dignidad”, que se constituyó en aliada de la locura criminal del totalitarismo durante la dictadura cívico-militar encabezada por Augusto Pinochet y secundada por otro asesino, el general Manuel ‘Mamo’ Contreras.

 

¿Qué vieron filo-fascistas y neonazis en los primeros años de ‘democracia protegida’? 

 

Con alborozo descubrieron que los ‘renovados’ demócratas –con su actuar corrupto y traicionando a su gente y a su propia historia– estaban permitiendo una sobrevida política a los responsables civiles de la masacre, defraudando completamente a quienes escucharon sus peroratas demagógicas, pues esculpían la democracia según sus intereses coyunturales y extendían sus manos para recibir pecuniariamente la gratitud de sus antiguos adversarios, asociados ahora en la misma empresa.Los Nazis en Chile y sus secretos - Parte 1 - Chilevisión

 

Nazis y fascistas criollos constataron durante los gobiernos concertacionistas que muchos dirigentes de ese bloque político –entre quienes estaban exizquierdistas ya  ‘renovados’ y convertidos a la fe neoliberal– demostraban con sus hechos y acuerdos de escritorio cuán poco les importaron los miles de asesinatos y millones de decepcionados… total, (seguramente eso pensaban, o al menos los fascistas aseguran que tales individuos así lo hacían), esos muertos y esos decepcionados pertenecían al pueblo, a ese pueblo sumiso y abúlico que sobrevivió a masacres anteriores, pero que se manifiesta dispuesto a apoyar con su voto y su esfuerzo a los mismos hombres que actuaron de verdugos morales.

 

Para fascistas y nazis la mesa estaba servida. Era asunto de proponérselo y actuar. La justicia no les tocaba ni con el pétalo de una rosa, pues confirmaron en estos 18 años de endeble democracia que el posible adversario, vale decir, progresistas e izquierdistas, era como un tigre de papel que nada haría, nada en serio ni definitivo, si ellos, los fascistas, apretaban tuercas y salían a romper huesos. Así lo hicieron, así está ocurriendo, y el resultado lo sabemos. 

Digámoslo, pues, insistentemente y sin temor a ser catalogados como “críticos enloquecidos y audaces”, el filo nazismo jamás se fue de Chile…siempre ha estado presente –aunque tibiamente–  en muchas de nuestras organizaciones políticas, en algunas empresariales también y, por cierto, en protegidos rincones de las escuelas matrices de nuestras fuerzas armadas… eso es innegable.

 

La OTAN y los nazis - Unión Proletaria
Nazis en la OTAN

Aún más, el nazismo ha sabido penetrar instituciones pertenecientes a organizaciones supranacionales, como la OTAN, la Comunidad Europea, y esa ONU mangoneada y financiada por el gobierno de EU, tal vez el mayor protector de miles de nazis en la post guerra (cual fue el caso del ‘secuestro’ de muchos científicos alemanes, como fue el caso de Wernher von Braun), y actualmente proveedor de armas a Ucrania en el mandato de Volodimir Zelensky en la guerra contra la Rusia de Vladimir Putin.

 

En suma, Chile quiso protestar contra el errático gobierno del democrático Gabriel Boric, un zigzagueante izquierdista que nunca contó tampoco con apoyo parlamentario suficiente para llevar a buen término muchas de sus juveniles promesas de campaña… y para ello, para protestar, eligió al nazi José Antonio Kast, sin saber en esencia lo que ello significa.

Estoy seguro que personajes chilenos, relevantes en algunos momentos de nuestra propia historia política, como Carlos Ibáñez del Campo, Pablo Rodríguez, Horst Paulmann, varios altos oficiales de la Armada, del Ejército y de la Policía, entre muchos más adscritos a tiendas políticas como UDI, Republicanos, RN, Evópolis, etc., etc., también lo fueron.

 

Por cierto, el presidente electo, José Antonio Kast, pertenece a este ‘distinguido’ grupo nacional, y, más todavía, ya forma parte de lo que se conoce como “La Internacional Ultraderechista” conformada, principalmente, por:

Santiago Peña = presidente de Paraguay 

Giorgia Meloni = presidenta del Consejo de Ministros de Italia

Nasry Asfura = presidente electo de Honduras 

Viktor Orban =  primer ministro de Hungría 

Javier Milei =  presidente de Argentina 

Benjamín Netanyahu = primer ministro de Israel

Donald Trump = presidente de EU

Rodrigo Paz = presidente de Bolivia

Daniel Noboa = presidente de Ecuador 

Seguramente José Antonio Kast y toda su prensa refutarán que esto es cierto, tanto como también negaron, y porfiadamente siguen negando, que don Pepe Toño es hijo de un nazi.

Lo lamentable es que a una enorme mayoría de los actuales chilenos les interesa e importa poco y nada haber elegido a un filonazi… pues, desconocen lo que es en realidad un régimen de esa línea.

 

* Novelista, articulista, profesor de Historia y Trabajador Social por la Universidad de Chile, fundador de la Casa de la Cultura de Doñihue y del Grupo Cultural y Literario Paideia en Rancagua. Tambièn fue fundador y primer director de la radio comunitaria de Doñihue.

 

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