La cultura del miedo

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Los medios de comunicación globalizados, en esta era de la híper industria cultural, son los encargados de construir un imaginario global dirigido principalmente al control social. Los medios planetarios fabrican el presente de la humanidad “en vivo y en directo”, pues como es bien sabido, solo existe lo que es puesto en las pantallas del mundo. | ÁLVARO CUADRA.*

 

El propósito último de las grandes cadenas internacionales no es informar sino servir a gobiernos y grandes corporaciones para administrar y regular el flujo de información.

 

Las imágenes diseminadas por los medios y reproducidas hasta la saciedad en cada rincón del planeta tierra, con muy pocas excepciones, se fundamentan el miedo. La humanidad entera es sometida a un estado de crispación fruto de las amenazas —reales o imaginarias— que nos instilan los medios de comunicación.
Sea que se trate de una crisis económica del capitalismo global, de un atentado terrorista, una catástrofe medioambiental o de la penúltima guerra en el Medio Oriente, cada noticiero mundial es una “performance del terror”.

 

El miedo paraliza, impide pensar y mucho menos criticar; y esto lo saben muy bien los poderosos. Una cultura del miedo es una cultura del sometimiento y la dominación sobre grandes conglomerados humanos. Millones de seres humanos están, literalmente, cautivos en grandes urbes, domesticados por el miedo, obligados a seguir su destino de empleos miserables a cambio de “consumo basura”.

 

La vida humana ha sido desprovista de toda dignidad, sometida a la narcosis del mass entertainment, las drogas, el dogmatismo religioso y el alcohol.

 

El miedo y el capitalismo van de la mano, ambos enemigos de toda forma de expresión genuinamente humana. Si hay algo característico de la cultura global es que ha sido configurada como una “cultura apocalíptica”. Esta sensación de “fin del mundo” es ya un lugar común en la gran prensa, programas de televisión y miles de vídeos en las redes.

 

Su última versión es una lectura tergiversada de las tradiciones mayas que anuncia un inminente día final.

 

Esta nueva cultura global, con su dosis creciente de violencia y espectacularidad, que se impone por doquier deja fuera, precisamente, lo mejor del ser humano. Los sentimientos de alegría, esperanza, confianza y solidaridad han sido expurgados como experiencias cotidianas. Los ciudadanos de los diversos países han sido despojados de sus derechos básicos en nombre de la “seguridad nacional”, programados por mentiras sistemáticas que terminan siendo verdades aceptadas.

 

Cuando la ciudadanía es abolida por un rebaño de consumidores —sin capacidad de pensar, sentir y criticar— se anula toda profundidad espiritual, ética, estética y política al mismo tiempo. Superar la “cultura del miedo” es un primer paso para recuperar la dignidad que nos asiste como seres humanos en este mundo.
——
* Semiólogo.
Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. Universidad de Artes y Ciencias (ARCIS), Chile.

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3 Comentarios
  1. Carlos muñoz dice

    Vivo en un pais que definitivamente ha sido «educado» para el miedo. Solamente unos pocos pueden pasar la barrera y alcanzar sus sueños ¿por que ? sencillo; la educación que reciben nuestro hijos no es otra que la de obedecer por miedo y hacer por obligación. No hay respeto por el niño ni por el joven que lucha naturalmente contra éste acondicionamiento mecanico que convierte a los seres humanos en fichas. La solución… fácil, lo poco que deseo lo deseo poco. Enseñemos que entre mas se desea mas se sufre. Animo amerindios

  2. Antonio Casalduero Recuero dice

    Todo lo que toca la televisión lo convierte en televisión. Actualmente los medios se han dado a la tarea no sólo de controlar sino también de manejar y manipular a su antojo al televidente medio. Por medio de empresas encuestadores conocen sus gustos, sus deseos, sus limitaciones, sus carencias, incluso sus metas. Porque mirar la pantalla del televisor, la llamada «cajita de los tontos» o «caja idiota», es prestarse a ser manipulado, es sencillamente ser imbécil. Gran parte de la ciudadanía hoy ocupa gran parte de su tiempo sentado en silencio ante el televisor, y de una manera inconsciente está internalizando mensajes, las claves del sistema, sin siquiera darse cuenta. Bradach apunta muy bien su horror ante este brutal retroceso del llamado televidente. La solución es aparentemente simple, hay agarrar el control remoto y apagar el aparatico para salir a mirar los árboles y escuchar los pájaros, y ojalá pegándole un buen martillazo al vidrio de la «tele», ese acto sublime tiene un sonido auténticamente hermoso, se lo aseguro.

  3. Bradach dice

    ¡Con qué claridad desarrolla esta política que nos barbariza retrotrayéndonos al medioevo, inquisición, tortura, infames calumnias nacidas del rencor, la envidia y la codicia! Del terror vamos al pánico de igualarnos con la masa, único medio que, presuntamente nos hace ser invisibles y permitirles que sus miserias las carguen contra nuestras débiles espaldas

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