La guerra de EU contra Rusia (ahora, con cargo a Ucrania)
1.- Históricamente, las relaciones entre Ucrania y Rusia han sido muy estrechas. Hay muchos rusos que vivieron en Ucrania y vice-versa. El mismo idioma es prácticamente similar. Muchos “jagoles y jajluchkas” han vivido, estudiado y trabajado en Rusia, y viceversa. En verdad, han sido como provincias de un mismo país, como en México se conectan neoleoneses con oaxaqueños, o con jaliscienses.
O en Brasil entre nordestinos y paulistas. Así sucedía en los tiempos del feudalismo (zarismo) más antiguo y también en la era de la Unión Soviética. Luego, cuando ésta se desintegró, Ucrania se transformó en una república (Estado) independiente. Como sea, el conflicto actual asemeja a una lucha entre parientes. Entre primos, en veces lejanos y que ahora (algunos, no todos) se odian.
2.- En el capitalismo occidental (EU y demás) opera una especie de reflejo inconsciente: creer que la actual Rusia (la de Putin), es una potencia “comunista”. ¿Por qué? Simplemente porque se opone a la hegemonía de EU. Que no se agacha (como buena parte de Europa) a las órdenes de la super-potencia. También, porque suponen (de nuevo el inconsciente) que en tal país siguen dominando los “comunistas”. Por lo mismo, todo lo que hoy huele a Rusia y Putin, se vuelve a considerar (al modo de los viejos tiempos), como manifestación de lo siniestro.
Podemos traducir: los políticos que dirigen al bloque EU-Europa que choca con el ruso (también con China) podrán saber que la Rusia de hoy, nada que ver con afanes comunistas. Pero utilizan el prejuicio para ganar apoyos en su lucha contra otros bloques capitalistas. Valga agregar: el partido político de Putin es “Rusia Unida”, que viene ganando sistemáticamente las elecciones en las últimas décadas.
Es un partido de centro que, en veces, se desliza a la derecha (lo que ahora, pudiera cambiar girando algo hacia la izquierda). Impulsa una ruta capitalista y no dependiente. El segundo partido, en términos electorales, es el Comunista ruso. En votos, gira entre un 15% y hasta un 30% de los votos. Es la principal fuerza de oposición y se dice que es más o menos cercano al PC chino.
3.- Putin ha dicho que la Ucrania de hoy está dirigida por un “grupo de neo-nazis y drogadictos”. El juicio es certero. Y se debería agregar: un gobierno muy corrupto y con estrechas ligas con el narco-tráfico. Así son las cosas. Pero, ¿cómo es posible llegar a esto en un país que hace no tanto tiempo era un país “comunista”? Aunque, ¿en verdad era así? Podemos manejar el ejemplo de la URSS. Con Stalin, suponemos que existía un real deseo de avanzar al comunismo.
Pero, por razones que aquí no podemos examinar, el método usado fue muy semejante a los del “despotismo ilustrado”. Al pueblo, se le imponía su felicidad. Con lo cual, también se le castraba toda su eventual capacidad o potencial político para dirigir el nuevo orden. Con Stalin, el método pudo ser muy erróneo, pero subjetivamente genuino. Luego, desde Krushev, Breshnev y demás, se transformó en pura hipocresía, en pretexto para robar y vivir a expensas del trabajo ajeno.
Fue el mundo de los “aparatchik”, de la burguesía burocrática de Estado, ya incapaz de atraer al pueblo trabajador. Luego, cuando este segmento se derrumba (Gorbachov, Yeltsin borracho y crápula, y demás), la descomposición alcanza niveles que impresionan. Los exdirigentes se apropian de bancos y de las grandes corporaciones estatales (se crea una burguesía rapaz, inmoral y con nula capacidad industrial), hay segmentos medios que se obnubilan con el consumismo “made in USA” y se observa a una clase trabajadora algo perpleja, ideológicamente desarmada y que empieza a sufrir desempleo y una alta tasa de explotación.
En corto: no se avanzó a un socialismo auténtico ni a un capitalismo industrial y dinámico. Digamos también: en el último tiempo Putin trata de reorganizar al país, de recuperar la fuerza y la dignidad perdida y de industrializarse. En breve, la Rusia de Putin “no se deja”, no se agacha frente a los EU.
4.- En Ucrania, transformada en república independiente (una de las tantas donaciones de Gorbachov), el proceso, en lo grueso, fue más o menos semejante. Bastante más débil que Rusia, trató de compensar esta situación buscando mayores nexos con occidente. Se sucedieron gobiernos que prometieron prosperidad, avanzar al “american way of life” y sólo entregaron corrupción e incapacidades mayores.
Por ejemplo (usando datos de Naciones Unidas a precios constantes), si hacemos 1990 igual 100, el índice del PIB total (a precios constantes del 2015) llegó a 74 en el 2008 y a 61 en el 2018. Un descenso brutal de casi un 40% en el período. El decisivo PIB manufacturero, pasó de un índice de 100 en 1990 a 63 en 2008 y a 42 en el 2018. Una caída impresionante, de 58%.
Por último, tenemos que el PIB por habitante, manejado como índice, evolucionó desde 100 en el año de 1990 a 71 en el 2008 (cae en un 29%); y vuelve a descender, a un nivel de 47 en el 2018 (un descenso de 34% respecto al 2008). Para todo el período de 28 años que cubre 1990-2018, el PIB por habitante se cae nada menos que un 53%. O sea, a menos de la mitad. En suma, un fracaso absoluto, muy difícil de igualar. Se dice que es el país más pobre de Europa y, también, con algunos de los más grandes millonarios.
5.- Con un desempeño económico tan catastrófico, es imposible que se diera una evolución política tersa. Se han sucedido gobiernos de signo diverso y hasta golpes de Estado (en el 2014). La izquierda, salvo en algunas regiones obreras (como el Donetz y Lugansk) no se ha solidificado, amén de haber sufrido una represión inmisericorde.
El centro-derecha, nada ha resuelto y lo que quizá es más llamativo: ha venido expandiéndose un grupo de neo-nazis confesos, adoradores de Hitler y de su seguidor, el muy ultra nazi Bandera (ucraneano SS y asesino redomado), con cuerpos militares propios e importantes -como el batallón AZOV- que muy recientemente fue incorporado al ejército regular. Estos grupos han rechazado el “Acuerdo de Kiev”, según el cual se reglamentaban, pacíficamente, las relaciones entre Rusia y Ucrania.
En realidad, para entender cabalmente la situación actual, habría que investigar a fondo la evolución política desde 1990 hasta hoy. Algo imposible en pocas líneas. Por lo mismo, sólo podemos indicar: a) la vida política se ha descompuesto igual o peor que la económica. Los políticos se dedican a robar y se suceden gobiernos que nada resuelven.
Entre el 2010 y 2014, fue presidente V. Yariukovich, algo centrista y que intentó no provocar a Rusia con la adhesión a la Nato. Fue derrocado el 2014 con la revuelta del Maidan, un golpe de Estado organizado y dirigido por la CIA y la NATO. Y con activa participación de los neo-nazis. Luego de un interino de 4 meses fue elegido presidente Poroshenko, empresario que se ha transformado en supermillonario, “rey” del chocolate, dueño de empresas automotrices, de astilleros, de un poderoso Canal de TV, etc.
Y no olvidemos: el hijo de Biden hizo negocios con él. En su gobierno y el actual, se indica que el 62% de las empresas grandes (no se habla de pequeñas, del tipo Pymes) no pagan impuestos y la mitad vive dando sobornos a los políticos. Zelensky, que lo sucedió, en su campaña habló contra los corruptos, pero como Presidente no lo ha hecho mal: es accionista de variadas multinacionales, dueño de elegantes departamentos en el centro de Londres y, como no es “egoísta”, ha colocado a todos sus amigos (y a su esposa), en puestos muy “lucrativos”. También a los grupos neo-nazis.
Todos estos grupos y politicastros hablan mucho de la libertad y de las “libre economía de mercado”. Son los lemas que usan para legitimar su vida de ladrones. En fin, la decadencia moral rompe todos los moldes; b) en este marco, no ha surgido una izquierda socialista sólida. Algunos esbozos se dan en las “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk, pero no tienen fuerza suficiente a nivel del país en su conjunto; c) se observa un proceso complejo, de grandes frustraciones políticas y que viene cargando los dados a la ultraderecha. Sobremanera, a sus segmentos de corte hitleriano. Estos, juegan a rechazar todo acuerdo con Rusia, a integrarse en la NATO y desafiar (encabezados por EU) militarmente a Rusia.
6.- Según el estadounidense Peter Baofu (en “Three Historical Lessons from Rossia-Ukraine Crisis”), un país débil se enfrenta al dilema: ser atacado por la superpotencia que rechaza o ser dominado y absorbido por la potencia que apoya. De aquí, la recomendación de Baofu: si eres débil, trata de ser neutral: si te abanderizas, serás un monigote y, de seguro, la pasarás muy mal.
El grande que apoyas te usará; el grande que rechazas, te atacará (y no será raro que “tú grande”, contigo se lave las manos). En corto: “no te metas debajo de las patas de los caballos”. El juicio, algo o mucho ingenuo, olvida: i) como regla, tales decisiones no las toma el conjunto del pueblo sino la clase dominante. Y lo hace según la convergencia de sus particulares intereses con los de tal o cual potencia.
En México, por ejemplo, unirse a Estados Unidos, satisface el afán de la clase dominante y perjudica al pueblo; ii) en muchas ocasiones (tal vez en la mayoría de los casos), la opción no la decide el país periférico sino la potencia que lo domina. En todo lo señalado, también funciona un supuesto: que no hay intereses, estructurales, que te lleven a coincidir con una u otra gran potencia.
Si la coincidencia se diera, ella te aseguraría que no serás tratado como un simple o mísero vasallo. Por ejemplo, si en un país pequeño y en otro muy grande, se busca una república de trabajadores, del todo ajena al régimen del capital, el pequeño será respetado, algo así como un hermano. Lo cual, en el campo capitalista, parece simplemente imposible. En suma, la recomendación de Baofu (la neutralidad), pudiera ser casi imposible. Deberás, por ende, elegir.
Y si puedes y quieres, hacerlo aplicando un criterio de largo plazo: ¿cuál superpotencia te podría beneficiar más (o no perjudicar)? Luego, en el contexto de hoy y pensando vg. en América Latina, la respuesta debería ser clara: aprovecha para alejarte de la superpotencia que está en decadencia y te oprime. En corto: en vez de apoyar a EU (prorrogando tu dependencia del tipo periferia subdesarrollada), deberías irte con el bando opuesto, que incluye a China, y apunta a un mundo tri-polar o por ahí.
Más claramente, en un mundo tri-polar es más fácil, para la periferia (como América Latina, incluyendo a un México no amarrado a EU), maniobrar para lograr un mínimo de autonomía.
7.- En un contexto como el de la Ucrania “libre” y pro-americana, de promesas y fracasos muy grandes, si no hay una izquierda fuerte, suele darse un desplazamiento político en favor de un régimen fascista. En este marco, suben al gobierno el actual presidente y su pandilla de nazis hitlerianos confesos. Su popularidad (en votos) muy alta hace tres años, antes de la guerra actual ya se había derrumbado por completo: corrupción, nepotismo, represión y demás son el cuadro.
Para salvar el pellejo ha buscado entrar a la NATO, lo que también implica un ataque frontal a Rusia. Y claro está, la reacción de EU ha sido solícita: un muy miope Biden ha pensado en un super negocio político: sin comprometerse en términos militares (algo muy peligroso por la superioridad rusa en el plano nuclear de punta), cercar a Rusia y debilitarla más (algo que hace muy poco intentó en Kasakistán).
Todo, como parte de su estrategia de cercar, en todos los planos, a su gran enemigo estratégico: la China Popular. Por aquí yace el problema básico de fondo: EU ya no puede funcionar como la gran potencia unipolar que fue luego de la desintegración de la esfera “socialista”, de la URSS en especial. Pero rechaza reconocer lo obvio y, con terquedad suicida, insiste en preservar su papel de “Yo, el supremo”. Valga también subrayar: EU ha usado y abusado de Ucrania, la envalentona primero y la abandona después (amén de instalarle laboratorios biológicos con propósitos militares).
Igualmente, con la Europa de Alemania, Francia y demás, las arriesga a una guerra que sería de terror en territorio europeo mientas él se lava las manos (idea, por lo demás, bastante idiota: hoy, los misiles de largo alcance que maneja Rusia, pueden penetrar sin contrapeso al territorio yanqui). En el plano militar de vanguardia, la Rusia de hoy ocupa el lugar número 1, por encima de EU. Este país, gasta mucho más, pero la sofisticación rusa es superior, en armas de ataque y de defensa.
La debilidad rusa está en su industria civil que ha estado muy descuidada, lo que se refleja en el alto contenido primario de las exportaciones rusas. Pareciera que Putin ha intentado alguna “sustitución de importaciones” en los últimos años, pero el empresariado ruso de hoy, en proporción no pequeña, es todavía bastante parásito y también sinvergüenza: ganan más por su “expertise” en trampas y robos, que por su capacidad industrial. Algo que en América Latina conocemos muy bien.
8.- El desnivel militar entre Rusia y Ucrania es inmenso. Y si Ucrania ha provocado a Rusia es por el apoyo que le ofreció EU. Pero cuando el conflicto se desata, EU se retaca (no manda tropas ni fuerza aérea), algo que le ha reclamado el actual gobierno de Ucrania. Por otro lado, Rusia viene procediendo con cautela extrema en sus ataques: busca reducir al máximo los daños a la población civil. Si no operara esta restricción, Rusia controla a Ucrania en tres semanas.
Ahora, podría demorarse tres-cuatro meses o más. Pero hay otro punto a no olvidar: Rusia pronosticó un eventual golpe militar ucraneano que destituyera al actual presidente. Putin llamó a ello. Pero tal golpe no se ha dado. Y no cae todavía Kiev, ciudad simbólica. De seguro, Rusia privilegia otros frentes: por el sur, está ya muy cerca de Odessa y ha prácticamente cerrado el acceso al mar de Ucrania.
Por el este, obviamente, el control es casi total. Como sea, la resistencia parece durar más de lo previsto y es fuertemente estimulada por EU, Gran Bretaña y demás: no envían tropas, pero sí muchos agentes y mercenarios, más bastante armamento. Y es claro que no se busca evitar la derrota de Ucrania sino que el conflicto armado se prolongue más y más. Mientras más lo haga, la propaganda anti-rusa seguirá carcomiendo a las posibles visiones críticas. El fuego mediático es inmenso y hasta asume tonos de telenovela mexicana, del tipo Televisa.
En este marco, Occidente (EU) descubre que le conviene alargar el conflicto y le envía ayuda militar al gobierno de Ucrania. El costo de prorrogar lo inevitable irá creciendo, pero para EU vale la pena: total, los muertos son ucranianos y los “buenos” son los “buenos muchachos de siempre.” Como suele suceder, las guerras ponen al desnudo las miserias de sus instigadores.
Y valga también recordar: ya hace muchos años, la URSS instaló ojivas nucleares en Cuba. EU reaccionó y amenazó a Cuba con una respuesta nuclear. La URSS retiró sus misiles y, a cambio EU retiró los suyos en Italia, los que apuntaban a Moscú. Y no invadieron a Cuba. Para EU eso fue lo justo. Pero ahora, cuando Rusia reacciona frente a la misma provocación, desconoce la “jurisprudencia” que él mismo ha sentado. Algo que ha indicado el senador Bernie Sanders.
Si se habla de poder mediático, valga una mínima alusión. La “información” que en México se da por radios y TV no sólo es de ultra-derecha, algo esperable. Lo peor es su nivel, impresionante por su ignorancia, mendacidad y estupidez. En esto es muy difícil superarlos. Pero genera un problema que no es menor: idiotiza aún más, a una derecha que ya de por sí perdió todas sus neuronas. Y de paso, también contagia al mismo pueblo.
9.- En el intento de prorrogar la guerra, EU ha logrado embarcar a una Europa bastante sumisa. Tanto que parece no contabilizar el costo nada menor que va a empezar a pagar: desabasto de gas, de trigo y otros bienes que resultan claves para la operación económica de Europa. Lo que cabe esperar son presiones inflacionarias nada menores que se adicionarán a una tasa de inflación que ya era (antes de la guerra), muy elevada.
Luego ante el problema inflacionario, se pasarán a aplicar las usuales medidas que predica el credo neoliberal: elevar la tasa de interés, reducir el gasto público (¿se podrá?), etc. Con las consecuencias conocidas: menor nivel de actividad económica y mayor desempleo y pobreza. Entretanto se expande el imperio de la dictadura mediática y EU insta a los ucranianos que sigan luchando (i.e., que se sigan sacrificando y muriendo por la patria yanqui) y los medios montan telenovelas repugnantes.
10.- En el conflicto, como está en proceso y puede variar, es difícil y prematuro, intentar balances sólidos. Pero algunos mínimos comentarios o apreciaciones muy generales, se pueden ensayar. Uno: llama la atención la impresionante sumisión de Europa a los dictados de EU. La Unión Europea se asemeja hoy a la OEA del títere Almagro y se embarca en políticas que objetivamente la perjudican.
¿Qué diría un De Gaulle de esta actitud servil? Dos: el conflicto ha evidenciado, una vez más, la existencia de una brutal dictadura mediática. Hablar de democracia en este marco, es una farsa total y pone en evidencia la hipocresía de los auto-denominados “demócratas” en el mundo actual. Tres: nos señala que EU, en su desesperada lucha por preservar su condición de super-potencia unipolar (batalla que a priori la tiene perdida), no solamente dirige sus cañones de largo alcance contra China.
También, se embarca contra Rusia. En vez de aplicar el “divide y vencerás”, empuja el acercamiento entre China y Rusia. Es como ponerse la soga al cuello antes de ser colgado. Mientras tanto, subyuga a su periferia y a los mismos europeos. Para no hablar del uso inmundo que hace del pueblo ucraniano. Quien ha disparado esta guerra es Estados Unidos, el que, por medio de la NATO, de la CIA y de los grupos de ultraderecha ucranianos, ha prácticamente obligado a la respuesta rusa.
Cuarto: con el paso de las semanas, el negocio de la guerra (para EU) se viene tornando más y más claro. No manda tropas formales, lo que sería suicida. Pero obliga a los ucraneanos a resistir más y más. Es decir, a acumular muertos. Les ofrece ayuda, básicamente armamento militar. Lo cual, también lo lleva a estimular su complejo militar nativo. A la vez, empuja una especie de bloqueo económico a Rusia, comprometiendo en ello a una Europa abyectamente sumisa. Rusia puede reemplazar al mercado europeo por el chino y también avanzar en el plano de la sustitución de importaciones. Europa se vería obligada a cambiar el mercado ruso por el de EU.
Quinto: no se puede olvidar que en EU hay elecciones hacia fines de año y el pronóstico (pre-guerra) es la de una fuerte derrota de Biden. Y existe una terca costumbre en los gobiernos de EU: si estoy perdiendo votos adentro, armo una guerra afuera. Levanto así el ardor patriótico y puedo recuperarme en el plano electoral interno. Sexto: en todo este panorama, emerge un vacío que es trágico: la ausencia de una izquierda real y sólida.
O sea, de una fuerza política que apunte los cañones contra el capitalismo a secas, el cual, máxime en su fase monopólica e imperialista, por una u otra ruta, suele desembocar (y hoy, quizás con fuerza mayor), en procesos que atentan contra la vida misma del pueblo trabajador. Peor aún: al final de cuentas, contra la misma humanidad.
11.- En el conflicto, hay aspectos que se deberían subrayar o, por lo menos, advertir sobre sus implicaciones, como regla del todo silenciadas por el grueso de los medios. Uno, se refiere al papel de la NATO. Como se sabe, se trata de una organización militar y política, creada y dirigida por EU, para “apremiar” al campo socialista en Europa, en especial a la extinta Unión Soviética. Pero cuando se disuelve el campo socialista, la NATO no desaparece. Se transforma, entonces, en una herramienta de dominación político-militar sobre el conjunto de Europa.
Propósitos: evitar que alguna oveja negra se descarríe. El afán ha funcionado, salvo –señaladamente- con el caso de Rusia. Esta, ha terminado por considerarse un enemigo a neutralizar, debilitar o, simplemente, destruir. En este marco, los países del antiguo campo socialista se han transformado en periferias ultra dependientes del capitalismo alemán y estadounidense, teniendo muy malos desempeños económicos. En esto, como ya se dijo, Ucrania es como el porta-estandarte del hundimiento económico y de la descomposición moral y política.
Aquí, la penetración de EU ha sido más y más fuerte y ha transformado a Ucrania en una especie de protectorado colonial. Y no olvidar: de las pocas inversiones de EU en Ucrania, destacan las hechas en laboratorios biológico-militares (ilegales y más o menos camuflados), en los cuales el hijo de Joe Biden ha tenido una presencia central.[1] El golpe de Estado del 2014, contra Yanukovic, fue orquestado por la CIA secundada por grupos neonazis como el batallón AZOV.
Lo que ha seguido, ha acentuado aún más la sumisión: “los neonazis ucranianos no son más que zombies controlados por el Pentagóno. Todo el ejército ucraniano es un organismo zombi controlado a distancia.”[2] La NATO, como arma político militar, ya no se limita a Europa. Se extiende ahora a Australia y toda la región del sur Indico. También a Japón. En verdad, abarca a todo el mundo. Según un informe oficial, “EU está expandiendo su papel como nación del Índico-Pacífico, la que impulsa el libre comercio y gobiernos democráticos.”[3]
Se trata de cercar a China, que es el objetivo estratégico central y final de EU. Y de arrastrar en ello al mayor número de países. Pero, ¿qué le ofrece EU a estos países? A la pequeña minoría dominante, seguir con sus canonjías y corruptelas. A sus pueblos, nada.
Un segundo aspecto a destacar se refiere al abastecimiento militar que está recibiendo Ucrania, en especial de EU. Los agentes de la CIA y los instructores militares (no sólo de EU), son masivos y ocupan cargos de dirección efectiva en la guerra. Asimismo, los cuerpos de mercenarios son muy abundantes. Y obviamente, es cada vez más amplio y sofisticado el abastecimiento de armas (cañones, tanques, aviones, etc.). desde EU o de Europa. O sea, hay una guerra efectiva de los países de la OTAN en contra de Rusia. Es lo que se ha llamado una “guerra proxy”, o “guerra hipócrita”.
Las recientes declaraciones de los secretarios de Relaciones Exteriores y de Defensa de EU, son muy explícitas: “Ucrania puede ganar la guerra, aunque el plazo sea largo.” Para ello, EU le proveerá de armamento pesado y eficaz: cañones de largo alcance (para llegar a Rusia), tanques y aviones.
Que el pueblo ucraniano pague costos aún mayores, ni modo: es “el precio de luchar por la libertad” (y por los intereses de EU). Se trata de debilitar a Rusia y, también, de estimular la industria militar yanqui. Para todo ello, sigue doblegando a los europeos, obligándolos a apoyar sus directrices, aunque pudieran llegar a sufrir un bombazo atómico de Rusia (amén de la falta de gas, de trigo y de otros bienes, que ya sufren).
Se ha señalado que la guerra, para EU, es una “proxy-war”. Es decir, una guerra que la ejecuta una especie de delegado o ejecutor sustituto. La guerra es de EU contra Rusia, pero utiliza a Ucrania como ejecutor. Para lo cual se sirve de la ultraderecha neonazi que está en el gobierno y que allí fue puesta con el apoyo y dirección de la CIA y la NATO. Además, se trata de una guerra que es parte de una ofensiva mayor, de radio mundial y que apunta a China y sus eventuales aliados.
El objetivo es preservar un mundo unipolar controlado por Estados Unidos y evitar, a cualquier precio, una tendencia que parece inevitable: el avance a un mundo multipolar en el cual, el papel de Estados Unidos se vería bastante degradado. Valga también subrayar: la decadencia no se pretende detener con cargo a una fuerte redefinición de la estrategia económica que debería seguir el capitalismo yanqui si quiere salvarse de la decadencia. Esto, que en algún grado intentó –sin éxito- Donald Trump, es muy ajeno a Biden y a todo el “establecimiento” demócrata. El cual, claramente, ha optado por la ruta militar.
12.- Un aspecto que se irá perfilando más y más como decisivo apunta al impacto económico de la guerra. El tema es complejo y amerita un tratamiento especial que aquí no haremos. Pero por lo menos se deben señalar algunos puntos nodales que son complejos y que paulatinamente se ha empezado a perfilar y aclarar. Uno: la guerra se empieza a transformar en un gran negocio para el complejo militar-corporativo.
Asimismo, eventualmente, puede funcionar como un recurso de generación de demanda y de reactivación económica. Aunque, de seguro, este gasto militar impulsará más la inflación que la reactivación económica en EU. Dos: los grandes perjudicados, en lo inmediato, son los países europeos. Especialmente los que son importadores del petróleo, gas y alimentos que provienen de Rusia. Empiezan a sufrir desabasto e inflación, lo que llevará a protestas sociales no menores.
Tres, la inflación, centrada inicialmente en el “primer mundo” (EU y Europa Occidental) terminará afectando también a la periferia capitalista, como América Latina. Lo que se traducirá en muy bajos ritmos de crecimiento y acentuación de la pobreza.
Cuatro: muy probablemente, el conflicto terminará por socavar al dólar como moneda de reserva internacional (para no hablar del euro que ya pierde terreno). Y se debe advertir: si el dólar se debilita o colapsa como moneda de reserva con alcances mundiales, EU no podrá resolver su déficit externo “imprimiendo dólares” para pagar ese déficit. Golpe que sería mayor y de muy vastos alcances.
13.- Las últimas declaraciones y medidas del gobierno de EU, apuntan claramente a mantener y escalar la guerra en Ucrania. Con ello, el peligro de una guerra mayor, con alcances nucleares, se acrecienta. Como en estos momentos, en el plano nuclear más sofisticado, (vg. misiles sub-sónicos) la superioridad rusa es muy clara, uno podría suponer que EU no se arriesgaría (por el momento) a provocar una respuesta nuclear de los rusos.
Pero está haciendo méritos para ello. Con lo cual, arrastraría a la debacle a casi toda Europa. En breve, buscando aniquilar a Rusia, Occidente (EU y su comparsa europea) terminaría por auto-aniquilarse. Es como en las películas de gángsters: “me muero pero conmigo me llevo al hoyo a todos los que puedo”. El problema nada menor es obvio: lo que puede venir no será precisamente una película.
14.- Nadie puede aplaudir una guerra. Pero pensar que son un simple problema moral es bastante torpe. No deberíamos olvidar que son “la continuación de la política por otros medios” y que hay guerras “justas” y otras “injustas”. Por lo mismo, si no entendemos sus raíces objetivas y los intereses que se defienden, no iríamos más allá de los mensajes papales (al estilo de Pío XI): “haced el bien, queridos hermanos; no apliquéis la guillotina a los nobles terratenientes que tanto os protegen”.
En este marco, resulta muy lamentable el espectáculo de abyecta sumisión que viene dando América Latina. Si descontamos a Cuba y Venezuela y quizá algún otro, los gobiernos de la región parecen competir (caso de Boric) en “quien se agacha más ante el gran patrón”. Como en los viejos cuentos, caminan ciegos y derechitos al gran abismo.
Notas
[1] Referencias y pruebas irrefutable en Ministerio de Defensa de Rusia, “Relatorio sobre os resultados da analise de documentos relacionados as actividades biologicas militares dos Estados Unidos no territotio da Ucrania”; en Resistir.info; 17/04/2022. También ver B. Milacic, “The danger of American bio- laboratories”, en The Saker Blog, 24/03/2022. Compaginar el lirismo de Biden y cía. sobre la libertad y respeto al ser humano, con la práctica efectiva, nos indica el hipócrita abismo con que se mueven el gran capital y su gobierno.
[2] Juicio del militar ruso Reshetnikov, citado por P. Escobar, “La guerra total para “cancelar” a Rusia”, en La Haine, https/lahaine. Org/C9u. 14/04/22.
[3] President of the United States, White House, “United States Strategic Approach to the People’s Republic of China”, nov. 2020.
*Doctor en Economía por la Universidad Estatal de Moscú, M. Lomonosov. Profesor–Investigador Titular del Departamento de Economía, en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa,