La nueva Argentina: coctél de esperanzas, expectativas y también de temores
Finalmente pasó lo que tenía que pasar. ¡Macri se fue! Lo hizo sin helicóptero (como Fernando de la Rúa en 2001) y el 10 de diciembre (fecha de entrega del poder), como quería. Se fue, que es lo que el pueblo quería. El tamaño de la alegría que desbordaba calles y plazas alcanzó para disimular los dolores y sinsabores padecidos.
Esa esperanza y expectativa popular quedó grabada en la memoria colectiva y ella forma parte de la fuerza acumulada por una resistencia que llegó hasta ese punto. No alcanzó para desarmar y terminar con el viejo régimen, pero sí para acabar con la siniestra pesadilla del macrismo.
Aquel exuberante y legítimo fervor exhibido el martes 10 contiene la incertidumbre sobre el futuro, particularmente económico, que espera a los argentinos. Las pantallas televisivas que, durante cuatro días, atiborraron con los juramentos de funcionarias y funcionarios de las categorías más diversas y diferentes lugares, ahora vuelven a su “programación habitual”.
De todo ese cúmulo de imágenes y discursos es probable que lo más destacable y esperado hayan sido las presentaciones de Alberto y Cristina Fernández. Desde este punto de vista no desentonaron y fueron los principales protagonistas de esas jornadas. Quedaron claras las naturales diferencias de estilo entre ambos.
Él procurando aquietar las aguas y buscando ampliar el espacio de su representatividad. Ella persistiendo en la perspectiva de marcar a fuego y diferenciar el espacio de los amigos y enemigos.
En discursos –genéricamente correctos- se plantearon cuestiones que se esperaban y que contaban con el beneplácito de sus oyentes, nada de lo que dijeron se contrapone con sus actitudes previas. En todo caso, las observaciones críticas se pueden orientar hacia aspectos no dichos y que muchos esperaban oír.
El gobierno le ha dado prioridad a dos temas para la gestión inmediata: la cuestión social y hacer andar la economía. Las leyes propuestas para las sesiones extraordinarias del Congreso son parte de ese propósito.
Martín Guzmán, el elegido para manejar economía
La designación de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía es un dato importante que refleja la importancia que tiene para esta gestión el tema de lo que reclaman los llamados acreedores y que es conocida como la “deuda externa”.
Guzmán, un especialista académico en la renegociación de deudas, profesor de la Universidad de Columbia y discípulo de Joseph Stiglitz, había expuesto en un foro de la Naciones Unidas sobre la “Deuda Argentina” y allí lanzó un “globo de ensayo”.
La idea central se sintetizaba en estos puntos “1. No realizar pago alguno de la deuda, ni capital ni intereses, por dos años; 2. No se pedirán nuevos desembolsos del FMI para el pago de deuda a inversores privados; 3. Debe evitarse a toda costa un nuevo default y negociar de buena fe con los acreedores y 4. La propuesta final deberá estar alineada con la necesidad de recuperar la sustentabilidad de la deuda, es decir que el Gobierno pueda enfrentar los futuros pagos”.
Tres semanas después Guzmán es el Ministro encargado de la negociación efectiva de ese reclamo. Ante la situación planteada el gobierno reconoce:
a) Que no está en condiciones de pagar la deuda exigida, en los términos y condiciones planteadas. Guzmán fue el primer Ministro en hablar oficialmente después de su designación y ratificó que nos encontramos en una situación de “virtual default”.
b) Que la mayor parte de esa deuda “se fue” con la “fuga de capitales” y que el FMI sabía de la imposibilidad de su cumplimiento, no obstante lo cual igual hizo el préstamo. Esta situación coloca al gobierno ante la posibilidad de invocar su nulidad por tratarse de una “deuda odiosa”.
c) Más allá de tales condiciones el gobierno ha decidido pagarla pero cuando su economía crezca y esté en condiciones de hacerlo. Así están las cosas y estamos entrando en una ardua negociación que debería culminarse para marzo, fecha en la cual entraríamos en un formal default si no se pagan reclamos existentes.
Este Ministro, egresado de la Universidad de La Plata y residente en los EU desde hace 11 años, trató de llevar tranquilidad a la población y los acreedores. El gobierno apuesta a no tener que pagar las cuentas pendientes y de ese modo ahorrar 1,2 billones de pesos, con los cuales podría financiar el arranque de la economía en 2020, sin necesidad de desatender los requerimientos de la grave situación social.
Por esa razón prorrogó el actual Presupuesto y postergó el tratamiento parlamentario del Presupuesto del año próximo, esperando los resultados de esta negociación. En esa negociación con el FMI, donde es decisiva la participación del presidente Donald Trump, estarán sobre la mesa otros temas de interés estratégico en la relación con los EU.
Gobierno de Macri: ganadores y perdedores
No a todos les ha ido tan mal durante el gobierno de Mauricio Macri. Los grandes bancos y los mayores productores, acopiadores y comercializadores de granos, figuran en el extremo de quienes están en la otra punta del carretel. Los acompañan, en esa envidiable posición, los grandes jugadores de los sectores energético y minero.
Los bancos se han concentrado, de 600 entidades que había en 1974 a menos de 80 en la actualidad. En aquel entonces los créditos al sector privado constituían el 35% del mismo hoy es del 7,5%, es mejor prestarle al Estado, con algunas pequeñas “comisiones” se bajan los riesgos y crecen las ganancias.
Según el Banco Central las ganancias de este sector crecieron en el 2018, respecto al año anterior, un 121,5%, cuando la inflación lo había hecho con algo menos del 50%.
Sobre el “campo” solo vale la pena mencionar que el 67% de las exportaciones de este año corresponden a este sector y sus manufacturas. Su aporte al tesoro nacional, por vía del impuesto inmobiliario es del 0,4% del PBI y por cada dólar exportado dejan 4 pesos a los fondos estatales. Por todo ello, el debate sobre las retenciones a la producción agropecuaria constituye un punto fundamental.
Este sector se consolidó durante la dictadura de Martínez de Hoz y Jorge Videla, desde allí tiene un poder de negociación que se basa en su fundamental aporte a la economía nacional y su capacidad de incidir sobre los diferentes gobiernos.
En materia energética no solo se ha debilitado la soberanía nacional sobre ese sector sino que la influencia que tienen sus tarifas constituyen una sangría que tiene una influencia sustancial sobre la actual decadencia económica. Digamos de un modo general que, mientras los incrementos en los precios alcanzaron alrededor de un 275% la energía eléctrica aumentó cerca de un 795%, mientras que el petróleo y gas lo hicieron alrededor de un 370%.
En este tema Argentina parece apostar a los beneficios que le podría reportar el yacimiento de Vaca Muerta. Otro sector que tiene una importancia vital para la economía es el sector minero. El oro es el tercer producto, en valor económico, exportado por Argentina. Su explotación, al igual que la mayor parte de las producciones mineras, está en manos extranjeras. Este sector creció, en los últimos cuatro años un 20%. En este caso se ha incorporado un nuevo tema, el litio.
Los triunfadores de este período han sido sectores empresariales, con eje en los bancos y los sectores extractivistas; los perdedores pertenecen al campo popular, fundamentalmente los niños. Entender esto es la clave de esta historia reciente.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)