Lacalle falla hasta en resucitar los viejos fantasmas
El gobierno de la coalición multicolor de derechas que encabeza Luis Lacalle, está tan preocupado por favorecer a las clases de mayores ingresos que no logra producir nada útil para el discurso mediático, por lo que se ha volcado a resucitar viejos fantasmas, la subversión radical y el comunismo.
Sobre todo cuando el centroizquierdista Frente Amplio (FA) se muestra recuperado tras el éxito de la recolección de firmas para exigir el referendo contra las 135 medidas más retrógradas de la Ley de Urgente Consideración (LUC), una elección interna con récord de participantes y movilización de las bases.
La agencia de publicidad-gobierno comienza a advertir que los sectores más radicales se han apoderado del FA, poniendo en circulaciónn el temor a la desestabilización, aunque cualquier estallido social está a la vuelta de la esquina, de no corregir el gobierno su rumbo.
Lo cierto es que más que un gobierno es un agencia de publicidad que cada tanto lanza una noticia bomba, como un Tratado de Libre Comercio con China, sin bases, por lo que puede estirarlo por una semana hasta que sus socios del Mercosur le llaman la atención. Y entonces, comienza a hablar de un TLC con Turquía. ¿Con Turquía?
Y entonces atenta contra el Mercado Común del Sur exigiendo la flexibilización del acuerdo de 30 años para que sin aprobación de sus socios –entre ellos los poderosos Brasil y Argentina- pueda firmar tratados con terceros países, que obviamente romperán no solo con el Mercosur sino con las economías de la subregión.
Cree –suponemos que sinceramente- que su fuerte es la confrontación, ya que controla los medios hegemónicos, pero se enfrenta groseramente a un paro general decretado por la central unitaria PIT-CNT, evitando –obviamente- tocar su plataforma o profundizando en las causas de la protesta. Mucho menos dando soluciones a las demandas.
Es tan autosuficiente este gobierno que va a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) a llevar la voz del no invitado (Estados Unidos), y lo que es un papelón, mostrarlo como rebeldía y autosuficiencia. Y de regreso trajo al país la discusión sobreideologizada, con resultado estéril, sin aportar nada en las propuestas centrales de la cumbre que fueron la autosuficiencia en vacunas y un fondo contra desastres.
El presidente de Uruguay fue a molestar a los países que le molestan a la potencia no invitada, cual postura de hincha de fútbol. Todo esto, consiguiendo nada más que estirar la agenda mediática lejana a la realidad que gobierna, analiza Mate Amargo.
La agencia de publicidad se especializa, también, en presentar encuestas de aprobación y desaprobación de manera permanente, para demostrarle a los ciudadanos que “Cuquito” Lacalle es el presiente más popular de la historia del Uruguay y por qué no del mundo entero.
Mientras, el Frente va
El gobierno cuenta con diversos voceros, más sutiles o más desbocados como la senadora oficialista Graciela Bianchi, que quizá alentada por un deseo banal de notoriedad o de autobombo, daña permanentemente a las instituciones, pero sobre todo quiere demonizar al centroizquierdista Frente Amplio, el enemigo.
El semanario derechista Búsqueda divulgó un intercambio en twitter, donde le preguntaron si era cierto que, la “mucha corrupción” que hubo en los gobiernos del Frente Amplio no ha tenido consecuencias penales porque el actual Poder Ejecutivo es “blandito” y no ha hecho todo lo que debía para “llevarlos en cana” (presos). En vez de quitarle toxicidad al debate, Bianchi atribuyó culpas a mansalva a las instituciones.
Sostuvo que “muchos mecanismos están trancando la posibilidad de avanzar más” hacia el encarcelamiento de exjerarcas, y alegó que la Fiscalía es “un problema” y que el Poder Judicial “está infiltrado” porque la Universidad de la República es una “usina de adoctrinamiento”. La solución, según la legisladora, es “seguir insistiendo” y “poner el acelerador”, porque “los fiscales y los jueces” perciben “quién está mandando”.
A los partidos se les presenta la tentación de validar este tipo de provocaciones con el solo y pobre argumento de que “hacen calentar” a los adversarios. En el caso de Bianchi conlleva un envilecimiento de la función parlamentaria. Importa poco en qué medida Bianchi sobreactúa, cuáles son sus intenciones o qué presunta utilidad política tiene su conducta, que subraya la semejanza de sentido entre las palabras “grotesco” y “cavernario”. Lo que importa, y mucho, es el daño que causa, dice Ladiaria.
Al gobierno le preocupa el FA, que eligió a su mesa directiva y luego su Plenario Nacional, que a su vez determina la integración de su órgano ejecutivo, la Mesa Política, que ejerce la conducción cotidiana de acuerdo con los lineamientos aprobados por ese Plenario y por los congresos.
Si bien se produjeron cambios no alteran el panorama previo, pese a que el oficialismo propaga que estos resultados implican un gran avance de la “izquierda radical” y disminuirán el atractivo del Frente para los votantes “moderados” o “centristas”.
Se produjo un crecimiento de la lista 1001, liderada por Partido Comunista, que de dos pasa a cuatro representantes en la Mesa Política de 15, muy lejos de cualquier mayoría. El Movimiento de Participación Popular –del expresidente José Mujica- dejó de ser el sector más votado pero conservará los tres representantes que tenía. La alianza “moderada” Convocatoria Seregnista Progresistas, tendrá tres, uno más que antes.
El Partido Socialista tenía dos representantes con una conducción más “moderada”, y pasará a tener uno. Dejarán de tener representación el Partido por la Victoria del Pueblo, y los sectores Casa Grande y Compromiso Frenteamplista e ingresará a la Mesa Política la alianza entre El Abrazo y Participar, Articular, Redoblar (PAR).
La gran ventaja del dirigente sindical Fernando Pereira sobre el socialista Gonzalo Civila en la elección de presidente del Frente no puede ser interpretada como una victoria “radical”, pero la realidad es que se trata de una figura nueva con amplia experiencia en negociación y peso propio. Por otra parte, quienes conocen la historia frenteamplista saben que el Partido Comunista suele estar muy dispuesto a la búsqueda de acuerdos internos.
El Frente renovó autoridades, lavó su cara, se aggiornó, pero el lapso para saber cuánto puede rendir esta renovación estará entre el referendo del 27 de marzo y la definición de la fórmula presidencial para 2024, que seguramente no integrarán los “dinosaurios” del FA.
**Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)