Los sucios manejos de la CIA en Bolivia
Antonio Peredo Leigue*
De pronto, después de 25 años, sentí que me cruzaba una vez más con ese engendro llamado Central Intelligence Agency (CIA). Lo tenía todos los días sobre mí y mí familia, sobre mis amigos y mis compañeros. Estábamos en Nicaragua, aquella sandinista de los años ’80, cuando los jóvenes iban a combatir a los mercenarios pagados por la CIA bajo la dirección del entonces embajador estadounidense en Honduras, Negroponte.
Cuarto siglo después están aquí, en Bolivia. Están allá, en la isla que hemos amado desde aquel ’59 de Santa Clara y La Cabaña, donde los monstruos batistianos pagaron sus crímenes. Aquí, en nuestra patria, incitando a la revuelta, pagando bandas de delincuentes para llevarlos de una ciudad a otra, dizque para garantizar elecciones, en realidad para golpear y si es preciso matar con tal de cumplir las tareas que les asignan quienes pagan; y ya sabemos que es la CIA.
Allá, en Cuba, un grupo de señoras que se llaman “Damas de Blanco” (¿recuerdan los “pañuelos blancos”?) se delatan entre sí porque los dineros que les llega, a través de la Oficina de Intereses de EE.UU. en Cuba (SINA, como es más conocida), en realidad se quedan en algunos bolsillos. ¡Qué baratos son los títeres! 200 o 300 dólares bastan para comprar lealtades que se mantienen con la esperanza de que, algún día, desembarquen en Miami, donde la droga, el juego y el tráfico, les harán ricos de la noche a la mañana.
El trasiego de dólares
Hablar de la muerte del cisne, es poético y musical. Los gansos del Capitolio huelen a podredumbre. De modo que la muerte del ganso, es maloliente. Y las trapacerías que provienen de allí siempre tendrán un tufo inconfundible. Aquí en Bolivia, allá en Cuba, como lo fue en Nicaragua, como lo hicieron también en el Chile de Allende que no termina de transitar las grandes avenidas.
¿Morirá el ganso? Sólo entonces se acabarán las Damas de Blanco de la isla y de esta tierra sin mar. Mientras tanto, tendremos que seguir luchando contra la corrupción que viene en forma de dólares.
*Senador boliviano