Maradona: un diez antimperialista
José Steinsleger*
Cuando en las escuelas de periodismo los jóvenes aprenden a fijar el concepto de noticia, el profesor recurre a un ejemplo clásico: noticia es que una persona muerda a un perro. Pero a finales de marzo pasado, en Buenos Aires, el perro de Diego Armando Maradona lo mordió en el labio superior, y la noticia repercutió en los cuatro puntos de la Tierra.
El astro fue internado de urgencia (sutura y cirugía facial) y los entendidos repararon en la esperpéntica Bella, costoso ejemplar de la especie china shar pei. De carácter sereno, equilibrado, afable, los shar pei son de impredecible reacción si se los mira a los ojos, cara a cara.
Diga o no diga, haga o deje de hacer, Maradona siempre es noticia. Y gobernantes como Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Lula, Néstor Kirchner o Mahmud Ahmadinejad saben que los mensajes políticos del astro mueven la conciencia de los pobres y explotados en los cinco continentes.
Con displicencia, izquierdas y derechas elitistas coinciden: vedette, alienado, loco, demagogo, oportunista, disoluto, fenómeno mediático, cocainómano, populista, mito… ¿Mito? Creo que el mito es la sublimación de referentes intelectualmente inflados, y las teorías abstractas imaginadas para esquivar la adhesión práctica a lo concreto y verdadero.
De la pobreza al futbol y la fama, de los abismos de la cocaína al tratamiento de su adicción en Cuba, el mejor jugador del siglo XX, según la FIFA (53.6 por ciento de los encuestados), demostró ser un hombre generoso y agradecido. En 2000, donó las regalías de su biografía Yo soy el Diego "al pueblo de Cuba y a Fidel", y desde entonces lleva al Che tatuado en el hombro derecho, y al Comandante en la pantorrilla izquierda.
La progresía detesta a Maradona. ¿Será porque sus discursos poco y nada inquietan a los poderosos? En cambio, la runfla derechista y las cotorras del poder mundial oyen con preocupación sus declaraciones en favor de la sindicalización de los jugadores ("los obreros del futbol", dice), y el eventual impacto que esta causa tendría en los negocios de una industria que mueve miles de millones de divisas por segundo.
En lucha clara, feroz, frontal, Maradona ha recurrido a su fama de intocable para librar, "arriba y a la derecha", ideales que políticamente responden a los de "abajo y a la izquierda". Y héte aquí el trasfondo real de sus diferencias con Pelé, el "Tío Tom" del capitalismo futbolero global.
En noviembre de 2005, con motivo de la histórica cumbre de presidentes de Mar del Plata (que enterró el proyecto de "libre comercio de las Américas", ALCA), los pueblos siguieron con atención el pensamiento de Maradona.
Antes de subir al llamado "tren del Alba" (siglas de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), que partió de Buenos Aires a Mar del Plata junto con el entonces candidato presidencial Evo Morales, el músico Manu Chao, y el director de cine serbio Emir Kusturica, Diego declaró a los medios:
bajo un arco, le arrancaría la cabeza de un pelotazo”. Declaración de fe que la barra brava de Boca Juniors acompañó con goyas, murgas y bombos.
En diciembre 2007, tras un partido con Brasil, Maradona recibió en el vestuario al encargado de negocios de Irán, y le manifestó su admiración por el presidente Ahmadinejad: “Ya conocí a Chávez y a Fidel. Ahora quiero conocer a su presidente… Estoy con los iraníes de todo corazón, de verdad lo digo: estoy con el pueblo de Irán”.
Kusturica presentó el documental Maradona en el festival de Cannes (2008), y no reparó en elogios acerca de quien sus seguidores califican de "Dios". Observó: "Crea momentos mágicos. Si tuviéramos que comparar la popularidad que proyecta el futbol hoy con los tiempos del imperio romano, está calificado para ser un dios". A lo que El Diez se apuró a contestar que no se siente como dios, pero "si la gente quiere considerarme dios, no voy a llevarles la contraria".
Maradona cuenta con altares erigidos en Nápoles, y después del "gol de la mano de Dios" frente a Inglaterra (México, 1986), el equipo escocés Tartan Army lo incluyó en su himno. Y en Rosario (cuna del Che y Messi) los hinchas fundaron en 2003 la "iglesia maradoniana", que decidió fechar nuestra era a partir de 1960, año del nacimiento del Diez.
Las convicciones políticas y la fe de Maradona son de cuidado. En una ocasión, después de oír al Papa y de ver los techos de oro en la Basílica de San Pedro, su voz retumbó en los pasillos del Vaticano: “La Iglesia –dijo a los medios– asegura que está preocupada por los pibes pobres ¿Y? ¡Vendé los techos, viejo! ¡Hacé algo!”
Entendido en las cosas del destino, el director técnico de la selección argentina afrontó el mordiscón de Bella con serenidad. Y al ver que lo habían alojado en la habitación 606 del sanatorio Los Arcos, lo tomó como señal de buenaventura. ¿O alguien desconoce que para los apostadores chinos, el 06 es "perro" en el significado de los sueños?
*Periodista mexicano-argentino