Marset: Narcoshow uruguayo en horario central (parte 2)

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La segunda parte de la entrevista realizada a Sebastián Marset en su refugio, fue otra muestra más de la banalización, la romantización y la superficialidad con la que se abordó al entrevistado y todo lo que rodea a su caso.

Con la entrevista completa quedó a las claras que la intención de querer mostrar el lado humano del narcotraficante se pasó para el lugar de la indulgencia. Faltaron nombres, causas, hechos, fechas, conexiones, lugares y sobre todo repreguntas.

Personas como Marset no son villanos sádicos, personajes de terror de alguna película clase B, o marginados sociales que caen en un tanque con desechos tóxicos. Eso es para Hollywood. Marset no es un monstruo ni un personaje alejado de la realidad. Es un pibe de barrio que tuvo acceso a traficar de manera simple, según él relata. Con motivaciones personales, sueños similares a los de cualquier persona.

El punto es que la entrevista y sobre todo su posterior análisis se centró demasiado en mostrar a Marset como un uruguayo más. Extraña jugar al fútbol con sus amigos, un asado con su familia y el dulce de leche Conaprole (una marca clásica de dulce de leche). Lo que cualquier uruguayo promedio hace.

Parece que las prácticas que realiza Marset lo vuelven una persona ajena a su idiosincrasia, le borran el pasado y le extirpan las costumbres. El punto sigue siendo los delitos que cometió, más allá de si es romántico o no. Si es buen padre o se acuesta temprano. Los represores de la dictadura también iban a misa los domingos y se afeitaban todas las mañanas.

El tono de la entrevista terminó siendo demasiado amable, hasta el punto de que la periodista Patricia Martín le preguntara: “me contó un pajarito que sos muy romántico”. En la escena siguiente él le dedicó un tema a su esposa Gianina donde una cantante en vivo lo interpretó y a su vez ella le dedicó un tema a Marset devolviéndole el gesto tierno. Todo con la anuencia de la producción del canal.

Claro está que Marset no se iba a incriminar, ni delatar, ni confesar crímenes. Ahora, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. El resultado de la entrevista, lo dijo la propia periodista Martín en la entrega de la primera parte, “el entorno de Marset quedó contento con la nota”.Yo no voy a entregarme nunca”, dice Marset y advierte que “el próximo año sabrán si soy ángel o demonio”

El objetivo de Marset seguramente se haya cumplido. Lo llamativo de todo esto sigue siendo la exposición mediática del narcotraficante charrúa. ¿Ego? ¿Cortina de humo? ¿Impunidad? ¿Nuevas formas de comunicación del narco? ¿Marset fue encomendado a hacer esta nota o la hizo por motu propio? ¿Es una estrategia personal para mejorar su situación familiar o es una gran espectáculo para desviar la atención de lo importante?

José Mujica calificó al narco Sebastián Marset como «un delincuente medio vedette”. En rueda de prensa, el exjefe de Estado señaló este martes que él nunca vio a «un pesado del campo del delito que ande haciendo reportajes de prensa» o «sacándose fotos». «No he visto nunca», insistió.

Esta vez Marset se enfocó un poco más en Paraguay. Casi no se nombró a Bolivia y Uruguay sigue siendo el gran ausente de toda esta trama. El narcotraficante más sonado en los últimos dos años en Sudamérica dejó unas frases a destacar:

Periodistas: Marset usó la Tv para lavarse la cara | El Deber-“Yo no voy a entregarme nunca; búsquenme nomás”.

-“El próximo año sabrán si soy ángel o demonio. La política es lo peor, la más traicionera, pero le dejo claro que no le tengo un poquito de miedo”.

-“Esa operación a Ultranza fue una payasada, le piden 22 años y medio a mi mujer. Están mal de la cabeza y la verdad quiero terminar y vivir tranquilo con mi familia”.

– “Nunca hablé de entregarme. No está en la negociación. Solo de mi hermano, mi cuñado y mi esposa habíamos hablado”.

-“No hubiese elegido el mismo camino de ahora. Me hubiese quedado pintando autos”.

-“De todo lo que pasó, uno piensa ‘me arrepiento de tal o tal cosa’, pero yo hasta el día de hoy no me arrepiento de nada”.

-“Nunca estuve metido en un equipo de fútbol por lavar dinero”.

-“Cuando era chico soñaba con ser famoso. Nunca pensé que de esta forma”.

-“Yo no me guio por el reloj de la tierra. Me guio por el reloj del cielo”.

Estas frases disparan varias preguntas que quedaron en el tintero. Quedaron preguntas por hacer y el gobierno eximido parece que fue eximido de toda culpa. Según palabras del propio: “Una cagada”.

Con la emisión de la entrevista en dos partes la sensación es casi unánime en tierras uruguayas y en otros países de la región: se intentó mostrar un narco que forma parte de una de las organizaciones criminales más grandes de la región, como una persona cándida, común, que evita la violencia y es buen padre.

Quedar pegado al apellido Marset nos hace detenernos en un problema estructural con una perspectiva individual y anecdótica. Marset no inauguró el narcotráfico en Uruguay y después de él vendrán más. Porque la rueda del negocio tiene que seguir girando y habrán nombres, rostros y apellidos que nunca aparecerán en la prensa y los focos del show no los alcanzarán pero las ganancias por el narcotráfico, el crimen organizado le van a llegar; como las balas a los barrios carenciados que son el espectáculo en cuentagotas y cuentavidas del día a día.

 

* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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