Mujeres que mueren al dar vida –III–

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Gisela Ortega*

El 30% de todas las muertes maternas del mundo ocurren en África occidental y central: 162.000 mujeres fallecieron en 2005 por causas relacionadas con el embarazo o el parto. La tasa de mortalidad materna es considerablemente más alta en esta región que en ninguna otra –1.100 defunciones maternas por cada 100.000 nacidos vivos– y, lo peor, no se ha reducido de manera apreciable desde 1990.

 

De los 23 países del área con estadísticas comparables, todos menos Cabo Verde tienen una tasa de mortalidad mayor de 500 y la tercera parte tiene una tasa de 1.000 o más.

Casi dos terceras partes de las muertes maternas de esta región ocurren en el Níger, Nigeria y la República Democrática del  Congo, y aproximadamente el 20% de todas las muertes derivadas de la maternidad a escala mundial corresponden al conjunto de estos tres países.

África occidental y central registra las tasas de fecundidad más altas del mundo: 5,6 y la tasa promedio de nacimientos entre las adolescentes es de 146 nacimientos por cada 1.000 jóvenes de 15 a 19 años. En 17 países, menos de la quinta parte de las mujeres de 15 a 49 años, casadas o en unión libre, utilizan algún método anticonceptivo. Además, los niveles de alfabetismo de las mujeres adultas de esta región, un indicador relacionado, se encuentran entre los más bajos del mundo.

Altos niveles de fecundidad significan que las mujeres están expuestas con mayor frecuencia al riesgo de morir por causas derivadas del embarazo y el parto. El riesgo promedio de muerte materna a lo largo de su vida para las mujeres de esta región es de una cada 17. En el Níger, este riesgo de de una cada siete, el peor del mundo; en Sierra Leona es un poco menor: una cada ocho.

Descripción de un desastre humano

En África occidental y central, solamente el 46% de las mujeres reciben asistencia de personal calificado durante el parto. Las mujeres de las zonas urbanas tienen el doble de probabilidades que las de la zonas rurales de dar a luz con asistencia calificada y en Chad tienen ocho veces más probabilidades.

Las disparidades basadas en la capacidad económica de las familias son aun más marcadas. En 16 países –que disponen de datos– las mujeres que pertenecen al quintil más rico de la población tienen tres veces y media más probabilidades de dar a luz con asistencia de personal especializado que las mujeres del quintil más pobre. De nuevo, la disparidad es evidente en el Chad, donde apenas el uno por ciento de las mujeres más pobres reciben asistencia calificada, en comparación con el 48% de las mujeres de grupos sociales pudientes.

La tasa general de mortalidad materna aún no refleja los progresos realizados en los últimos años. El porcentaje de parto asistidos por personal calificado en el conjunto de la región paso del 37% en 1995 al 44% en 2005, lo que representa uno de los avances regionales más importantes del mundo desde el punto de vista de la cobertura; Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil y Togo han avanzado notablemente y su cobertura ha ascendido por lo menos 10 puntos porcentuales, Hoy en día, más del 50% de todos los nacimientos en esos países tienen lugar con asistencia de personal especializado.

Los datos sugieren, no obstante, que la falta de acceso a atención obstétrica de emergencia sigue planteando un problema serio. En 15 de 16 países que disponen de datos, menos del 5% de las mujeres de las zonas rurales dieron a luz mediante cesárea lo que permite deducir que esta cirugía, que tiene la capacidad de salvar vidas, sigue fuera del alcance de muchas mujeres del medio rural.

Testimonios recientes de Burkina Faso, Camerún, Ghana y Níger muestran que la mayoría de las mujeres que no tienen a sus hijos en una clínica u hospital tampoco se benefician de controles durante el posparto, e incluso entre la minoría que sí recibe esta clase de atención, los profesionales de la salud solamente examinan a menos de la mitad en el curso de las 24 horas posteriores al parto, que es cuando más complicaciones se presentan.

Pese a que, en África occidental y central, el 67% de las mujeres asisten por lo menos a una visita prenatal, este promedio general encubre amplias variaciones en la cobertura: desde el 39% de las mujeres en el Chad hasta el 99% en Cabo Verde. En esta región, únicamente el 44% de las mujeres asisten a las visitas prenatales.

Las diferencias entre quintiles de ingresos familiares también son muy marcadas. Entre los países que disponen de datos, Eritrea, Kenya, Madagascar, Mozambique y Somalia tienen niveles de cobertura superiores al 75% para las mujeres del quintil más rico, pero una cobertura muy baja para las mujeres más pobres. En Eritrea, la diferencia es pasmosa: 12 a uno.

Sudáfrica es el único país de la región con una tasa de cesáreas en las zonas rurales superior al cinco por ciento. Esto podría significar que muchas mujeres del medio rural no tienen acceso a servicios obstétricos de emergencia. Encuestas efectuadas recientemente en establecimientos de salud de Kenya y la República Unida de Tanzania indican que no disponen de servicios obstétricos de emergencia al nivel recomendado y que esta situación debe ser remediada.

El 71% de las mujeres de esta región reciben atención prenatal por lo menos una vez durante el embarazo. Al menos dos terceras partes de las mujeres aprovechan este4 nivel básico de atención en todos los países, excepto en Etiopía y Somalia, que van a la zaga, con coberturas del 28% y el 26%, respectivamente. En la mayoría de los países con datos, por lo menos el 40% de todas las mujeres asisten a las visitas prenatales recomendadas –que son cuatro, como mínimo–. En Ruanda, solamente el 13% de las mujeres embarazadas asisten a cuatro visitas, aunque el 94% asiste por lo menos a una.

La tasa total de fecundidad, de 5, es la mas alta del mundo después de África occidental y central. Existen grandes diferencias entre los países: desde 1,9 en Mauricio hasta 6,8 en Burundi. Las tasas totales de fecundidad de Angola, Burundi, Ruanda, Somalia y Uganda son de 6 o más,. La tasa de nacimientos entre las adolescentes –106 nacimientos por cada 1.000 jóvenes de 15 a 19 años– también ocupa el segundo lugar de África occidental y central.

Tres de cada 10 mujeres casadas o en unión libre utilizan algún método anticonceptivo. En Angola, Burundi y Eritrea, menos de una de cada 10 mujeres recurre a estos métodos. El país con la mayor necesidad insatisfecha en esta materia es Uganda: 41% y donde la mayoría de las mujeres expresan el deseo de retrasar su siguiente embarazo.

Anemia y VIH

Otro factor que contribuye a la mortalidad materna es la anemia. Encuestas efectuadas recientemente en hogares de esta región midieron la hemoglobina, a fin de determinar los niveles de anemia entre las mujeres de edad reproductiva. Casi la mitad de las mujeres encuestadas en la República Unida de Tanzania y Uganda presentaban alguna forma de este trastorno y el 16% y el 14% respectivamente sufrían de anemia moderada o grave.

El VIH y el SIDA contribuyen al aumento de la tasa de mortalidad materna en África subsahariana. África oriental y meridional es la región con la prevalencia más alta de VIH y el mayor número de niños menores de 15 años infectados con el virus, que la mayoría adquirió de sus madres durante el embarazo o parto. Se calcula que el 13,5% de las mujeres embarazadas que viven en las ciudades capitales están infectadas. Entre las mujeres embarazadas con VIH de la región, la cobertura de profilaxis antirretroviral para prevenir la transmisión a sus hijos se elevo en 11% en 2004 al 31% en 2006.

Sudáfrica fue el primer país de África subsahariana que incluyo el examen de la mortalidad materna en su sistema de salud, con la adopción, en 1997, del Sistema Confidencial de investigación sobre muertes maternas. Botswana, Kenya, la República Unida de Tanzania y Zambia ya adoptaron diversas políticas entre las cuales se incluye este examen.

Asia meridional

En Asia meridional se registró más de la tercera parte de las 536.000 muertes ocurridas en 2005 por causas derivadas de la maternidad, una proporción más alta que en ninguna otra región. Se calcula que solamente en la India ocurrieron 117.000 defunciones en 2005, es decir, cerca de una quinta parte de todos los fallecimientos maternos a escala mundial. La tasa de mortalidad materna en Asia meridional es de 500 por cada 100.000 nacidos vivos.

En términos generales, el riesgo que tiene las mujeres de Asia meridional de morir por causas relacionadas con el embarazo y el parto es de una cada 59. Si bien este peligro es bastante alto en la mayoría de los países, existen grandes diferencias en la región que van desde una cada ocho en el Afganistán hasta una cada 850 en Sri Lanka.

A pesar de ello, las tasas de mortalidad materna han descendido desde 1990. Según las estimaciones más confiables de que se dispone, la tasa en esta región era de 650 en 1990, mientras que en 2005 era de 500, lo que representa una disminución del 22%.

Las mujeres de Asia meridional se encuentran entre las que menos probabilidades tienen en el mundo de dar a luz con asistencia de personal capacitado. Apenas el 41% de todos los nacimientos cuentan con la presencia de un profesional de la salud. Se calcula que, solamente en la India, 14,4 millones de nacimientos anuales tienen lugar sin asistencia calificada. Sin embargo, la cobertura ha mejorado notoriamente en esta región, pasando del 31% hacia 1995 al 40% hacia 2005.

En las zonas rurales de toda la región ha habido avances importantes. La proporción de mujeres del medio rural de Nepal cuyos partos fueron atendidos por personal calificado se elevó del 8% en 2001 al 14% en 2006. En las zonas rurales de la India, los datos también muestran un leve incremento en la cobertura entre 1999 y 2006.

Sin embargo, en general, las mujeres del medio urbano siguen teniendo el doble de probabilidades que las mujeres del medio rural de dar a luz con asistencia de un profesional capacitado. Esa posibilidad es cinco veces mayor en Afganistán. En las zonas rurales de Bangladesh, Nepal y el Pakistán, en menos del 5% de los nacimientos se practica la cesárea, lo que parece suponer una grave falta de acceso a atención obstétrica de emergencia.

Las disparidades basadas en los ingresos familiares son aún más marcadas. En la India, la perspectiva de tener asistencia calificada durante el parto es cuatro veces mayor entre las mujeres de las familias más pudientes que entre las mujeres de las familias más pobres. Esa oportunidad es ocho veces más alta en Bangladesh y 11 veces más alta en Nepal.

La escasez de medico, enfermeras y parteras es critica en la mayoría de los países de esta región. La falta de personal y de políticas y estrategias eficaces de recursos humanos en algunos países obstaculizará su progreso hacia el logro del objetivo del milenio.

Hay ciertas dificultades que también impiden buscar atención médica de emergencia. En una encuesta nacional que se llevó a cabo en Bangladesh en 2001, el 61% de las mujeres informaron haber sufrido por lo menos una complicación relacionada con el embarazo, el parto o el posparto en los tres años anteriores, y solo en el 62% de los casos se busco tratamiento cuando se considero que esas complicaciones podían representar un peligro para la vida. La razón que más se adujo para no procurar atención fue el costo. Sin embargo en Bangladesh ha habido avances alentadores como el aumento en el nivel de asistencia calificada durante el parto en la ultima década, el tratamiento a escala de las comunidades de la sepsis materna con antibióticos, según informes incidentales y la tasa de utilización de anticonceptivos del 58%.

La cobertura de atención prenatal en Asia meridional es la más baja del mundo, pese a lo cual la situación  mejora mas rápidamente que en ninguna otra región. Mientras que a medidos de la decaída de 1991/80, el 46% de las mujeres asistían a una visita prenatal, hacia 2005 lo hacia el 65%. Bangladesh, la India y Nepal han avanzado 20 puntos porcentuales o más, y las mejoras en el ámbito rural superan las del ámbito urbano.

El uso de anticonceptivos varía ampliamente dentro de la región: desde el 10% de las mujeres casadas o en unión libre en el Afganistán hasta el 70% en Sri Lanka. Algo más de la mitad de las mujeres de Asia meridional con edades comprendidas entre los 15 y 49 años, casadas o en unión libre, utilizan algún método anticonceptivo.

Los niveles de desnutrición materna en Asia meridional se encuentran entre los más alto del mundo. Este factor contribuye al riesgo de mortalidad materna, así como también a la alta proporción de bebés con bajo peso al nacer. En la India, una de cada tres mujeres adultas pesa menos de lo normal.

Bangladesh, la India y Nepal han incorporado transferencias condicionales en efectivos y otros esquemas innovadores para superar los obstáculos financieros en el acceso a los servicios de salud de las madres, entre ellos los pagos en efectivos para cubrir los costos de transportes de las mujeres a los establecimientos sanitarios y la contratación de clínicas privadas para proporcionar atención obstétrica a las mujeres más pobres.

Los resultados iniciales son alentadores: entre tanto, las autoridades supervisaran de cerca los esquemas para establecer si ofrecen una mejora fundamental en la calidad y la utilización del servicio.
Fuente: Informe UNICEF

* Periodista.

 

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