No corren buenos tiempos para la derecha chilena

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Luego de la estrepitosa derrota de la candidata Evelyn Matthei frente a Michelle Bachelet en las presidenciales del domingo pasado, las recriminaciones, quiebres y críticas al interior del sector no han parado. Inclusive han salpicado al presidente en ejercicio, Sebastián Piñera, quien –en paralelo– va pavimentando un camino que a todas luces está edificando para volver a La Moneda en 2017, como quedó de manifiesto con la creación de una fundación política ambiciosa.

Si bien Michelle Bachelet llegará recién formalmente al gobierno en marzo de 2014 y tendrá cuatro años por delante para realizar las reformas comprometidas en su programa de gobierno, ya han aparecido nombres de posibles candidatos de la alianza que conforma la derecha y que intentarían arrebatarle el poder a la Nueva Mayoría, conglomerado que lidera la doctora socialista. Dos de ellos son los recientemente electos senadores Manuel José Ossandón y Andrés Allamand.

El primero de ellos sostuvo, a principios de esta semana, que Piñera tiene cierta responsabilidad en la derrota presidencial. Además, aseguró que “yo no voy a trabajar, ni votar, por Piñera nunca más. Menospreció a los políticos: jamás volvería a apoyarlo… Soñaba con que éste iba a ser un buen gobierno, pero arrasó con los partidos políticos que lo apoyaron”, dijo encendiendo las redes sociales y una seguidilla de comentarios en contra de la labor del gobierno en levantar la campaña de Matthei.

Andrés Allamand
Andrés Allamand

Allamand fue más allá. “Es evidente que el principal responsable del fracaso electoral es el presidente Piñera y su gobierno”, dijo ayer a un importante medio de circulación nacional.

“Mi convicción es que cuando se sufre una derrota tan grande, en la que se pierde un millón y medio de votos en cuatro años, el fenómeno se desata mucho antes. Estoy convencido de que empezamos como centroderecha y como gobierno a perder adhesión el 11 de marzo del 2010 y, en consecuencia, lo que corresponde en esta etapa no es fijar la mirada en los últimos 90 días o, si se quiere, 180 días, sino tener una mirada más larga y reflexiva para aquilatar bien las causas de esta derrota y poder sacar las lecciones que corresponden”, agregó el parlamentario.

A su juicio, cuatro serían las razones para la caída: desatención del debate de ideas en la sociedad, menosprecio al rol de los partidos en una democracia, la “nueva forma de gobernar” (slogan de campaña de Piñera) se desprestigió muy rápido producto de dos fenómenos: la grandilocuencia con que se abordaron las políticas públicas y el peso de declaraciones de- safortunadas y expectativas que no pudieron satisfacerse, sobre todo en el ámbito de la lucha contra la delincuencia, que había sido una de las promesas fundamentales del actual presidente.

“Fui parte del gobierno y después fui candidato presidencial y, en consecuencia, no me excluyo de las responsabilidades que me pueden competer, pero, insisto, aquí nadie se puede lavar las manos, mucho menos el gobierno”, insistió.

Finalmente, advirtió que si bien no se arrepiente de haber votado por Piñera en 2009, “la experiencia enseña que muchas veces en política uno no siempre vota por el que más le gusta, sino que por el que la responsabilidad dice que hay que apoyar”.

Desde La Moneda, la respuesta a estas declaraciones llegaron de inmediato. La ministra vocera de gobierno, Cecilia Pérez, criticó duramente al senador electo. “No tengo recuerdos –en ningún gobierno– de que un ex ministro haya sido tan poco agradecido con respecto al gobierno al que perteneció y al presidente que le dio la oportunidad de ser ministro de Defensa”, dijo.

Agregó que “las palabras del ex ministro Allamand son producto de su frustración y no corresponden ni las críticas que le hace al gobierno ni las críticas que le hace al presidente”.

Manuel José Ossandón
Manuel José Ossandón

Pero no es todo. A este desangramiento hay que agregar la renuncia, a mitad de semana, del senador de Renovación Nacional (el partido de Piñera, Ossandón y Allamand) Antonio Horvath a su partido para liderar el Centro de Estudios y Referente Democracia Regional y entrar a la bancada de los independientes, donde además participa el ex RN Carlos Cantero.

“He presentado la carta de renuncia a un partido donde trabajé lealmente por 12 años, pero creo que como instancia eso se ha agotado. Creo que ahora tenemos que hacer el máximo esfuerzo para recuperar el centro político, vinculado con las regiones, con la clase media, con las personas que se sienten de alguna manera abusadas por la excesiva concentración económica y política”, explicó Horvath.

Sobre sus diferencias con su ex conglomerado, Horvath dijo que “más que discrepancias, creo que el partido tiene que tomar un rumbo nuevo y reestructurarse”.

En este escenario, con la renuncia del senador por Aysén, la derecha verá reducido su peso en el Senado, quedando con su número más bajo de representantes desde 1990, cuando volvió la democracia al país.

Según publica el diario La Tercera, en la elección de 1989 el bloque consiguió 16 escaños, los que en 1998 subieron a 18. Con la salida de Horvath de la bancada RN, el bloque baja sus representantes a 15. Así las cosas, la condición de independiente del senador podría inclinar la balanza y permitir a la Nueva Mayoría alcanzar los votos necesarios para aprobar algunas de sus reformas clave, como el fin al sistema binominal, donde requiere sumar dos votos por fuera de sus bancadas. En tanto, para una nueva Constitución, requiere el apoyo de tres legisladores adicionales a los 22 que asumirán en marzo.

“En los temas en los que haya convergencia con el programa de Michelle Bachelet, desde luego vamos a estar. Pero no- sotros tenemos nuestro propio ideario”, afirmó.

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1 comentario
  1. Antonio Casalduero Recuero dice

    Cuánto le costado convencerse a la derecha chilena -dicho más rectamente, al fascismo chileno- de que el pueblo chileno rechaza las políticas pinochetistas, rechaza las intenciones de término del lucro en la educación, quiere que ésta siga siendo un negociado millonario. Si bien en la derecha reina el desconcierto, no sé de dónde sacaron que podrían ser gobierno otra vez, siendo que desde mucho antes era «vox populi» que la fascista chilena Mathei sería severamente derrotada en la 2ª vuelta.
    Sólo es de esperar que Bachelet cumpla sus promesas de campaña, aunque haya sido de manera zigzagueante respecto a su administración anterior, cuando entonces admitía el lucro educacional, o cuando reprimía mapuches reclamando por sus tierras, o cuando trataba de engañar a los pingüinos con el cambio de siglas, o incluso cuando toleraba HidroAysén.

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