OEA: habemus scriptor

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Se veía venir la renuncia de uno de los dos cadidatos a la Secretaría General de la OEA. O lo hacía José Miguel Insulza, actual ministro del Interior del gobierno chileno, o Luis Ernesto Derbez, actual ministro de RREE del gobierno de los Estados Unidos Mexicanos. Sólo –y sólo hasta la semana pasada– algunos políticos centroamericanos continuaban apostando a Derbez, más como expresión regional de deseos que como resultado del análisis político y de las fuerzas en juego.

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Como resultado de las negociaciones –y transacciones de estilo– en parte del continente se dirá –como lo expresó la prensa mexicana apenas se hizo pública en Santiago de Chile la renuncia de Derbez– que ante la negativa (de Insulza) de bajarse de la contienda por la secretaría general de la OEA, México sacrificó a su canciller para evitar una ruptura potencial en el hemisferio.

Lo cierto es que las negociaciones finales contaron con la presencia de la señora Rice, (izq.) y el paso al costado del gobierno de Vicente Fox procurará publicitarse, además, como una muestra de racionalidad y sacrificio para mantener la unidad hemisférica; se insistirá en que hubiera tenido los votos necesarios para ser elegido.

EL MERCOSUR PASÓ LA PRUEBA

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La verdad, como casi siempre, en el ajedrez de la política no se aprecia con sólo seguir los movimientos en el tablero. Chile –la “muñeca” del presidente Lagos (abajo,izq.) en verdad– consiguió unir detrás de Insulza al MERCOSUR –la Argentina, Brasil, al dudoso Paraguay y al recién estrenado gobierno uruguayo–. Lula (der.), especialmente, a su vez sintonizó con Venezuela –asociada al MERCOSUR–, terminó de convencer a los dirigentes del Paraguay, charló, antes de que Lagos visitara, hace pocos días Bogotá, con Colombia –país amazónico–, y con otros.

Conviene recordar que, por una u otra razón, no son menores las diferencias entre el bloque sureño y Estados Unidos, y no sólo por la actitud vociferante de la Casa Blanca contra Venezuela –y en compás de espera formal aquellas con Ecuador–. América del Sur mantiene una porfiada discusión con la Casa Blanca respecto de asuntos comerciales, sobre patentes y derechos de propiedad, transferecia tecnologica, etc… vitales para el área.

Para América del Sur constituía, por la coyuntura que atraviesa, de suma importancia un Secretario General no ciegamente portavoz del State Department.

La conducta del gobierno de Fox no obedece a la que tradicionalmente, a lo largo de siglo XX, mantuvo México: de independencia frente al socio poderoso –flaco favor hizo hace casi dos años el señor Bush al presidente Fox al designarlo, inter amicus pero en un foto internacional, suerte de procónsul en América Central y territorios adyacentes; peor favor se hizo a sí mismo el señor Fox al aceptar el halago proveniente del otro “ranchero”–.

El MERCOSUR no apoyó al candidato chileno por “afecto ideológico”, sino por la conveniencia de instalar en la OEA una administración ejecutiva que le diera un mínimo de garantías de imparcialidad, manejo político y decoro; al fin y al cabo es el foro donde pueden y deben plantearse buena parte de las discusiones que EEUU prefiere desarrollar –herencia del pragmatismo inglés– por separado con cada país. Puede que otros los gobiernos tengan in mente la misma idea.

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No es poco que tanto la mano de Lagos como la personalidad de Insulza hayan logrado permear semejante idea a los escritorios gubernamentales hasta lograr un núcleo “duro” de apoyo y la “simpatía” de una decena de gobiernos a los que EEUU sometió a dura presión en su campaña pro Derbez.

EL INEFABLE SEÑOR CHÁVEZ

Para muchos políticos latinoamericanos –y gran parte de la opinión pública continental– Hugo Chávez (der.) es todavía una incógnita Si Cuba, lo recordó la señora Rice en Santiago el viernes 9 de abril, es la “oveja negra” continental por antidemocrática, Venezuela para el reduccionismo habitual estadounidense es por lo menos una oveja en proceso de acelerado oscurecimiento.

Sin embargo el presidente venezolano –más allá de aciertos y desaciertos internos y del tipo de oposición que enfrenta– ha dado muestras sobradas de que se mueve en el ámbito internacional con la agilidad de un buen bailarín sobre un escenario. Lo ayuda, claro, la producción petrolera de su país cuando se hace evidente el final anunciado de la era de los combustibles fósiles.

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Rezagada de manera absoluta en materia de estudio y desarrollo de tecnologías para el reemplazo del petróleo y sus derivados –un “gap” que se estima por general insalvable–, los países latinoamericanos y caribeños no pueden menos que oír la canción venezolana –también, desde luego, los cuasi recitales nostálgicos del señor Chávez– que les habla de un período de combustuble barato, tal vez durante el tiempo necesario para que juntos –juntos, dice Venezuela– se aboquen a esos estudios.

La reciente visita de Lagos a Caracas demostró que su gobierno –y todo indica que también el que le suceda– si bien no está dispuesto a sacar a Venezuela del rincón de los chicos malos, tampoco aceptará fácilmente que se lo ponga en el congelador. Bastaba ver en televisión el rictus del mandatario chileno cuando Chávez recordaba a Víctor Jara, cantautor y teatrista asesinado por la dictadura, tarareando una de sus canciones, para ver que, al menos en este caso, se impusieron razones de Estado a otras, personales.

Es que Venezuela tiene alguna influencia sobre el Caribe, por una parte, excelente relaciones con Cuba –que las posee mayores–, por otra, y había anunciado su apoyo irrestricto a Insulza. Y además Venezuela podría, con algunos límites derivados de su capacidad de producción y tipo de petróleo, proveer a Chile de combustible, sin olvidar que el comercio entre ambos países puede crecer fruiciosamente en los próximos años.

DERROTAS Y VICTORIAS

«Estamos profundamente agradecidos de todos aquellos que nos apoyaron y de aquellos que entendieron que había que alcanzar una solución consensuada para el fortalecimiento de la Organización de Estados Americanos», dijo Lagos al comentar la renuncia de Derbez. Y como buen diplomático apuntó que existe entre Chile y México, donde vivió la mayor parte de su exilio José Miguel Insulza, «una relación estratégica de largo aliento (…) que no me cabe duda seguiremos teniendo».

Ambos presidentes se visitarán antes de que Lagos deje la presidencia de Chile a principios de 2006.

Como se esperaba desde hace algunos días, la renuncia de las pretensiones mexicanas a la Secretaría General de la OEA se anunció tras una nada breve reunión de algunos cancilleres con la señora Condoleezza Rice. La elección de Insulza deberá quedar formalizada el lunes en Washington cuando se reúnan los cancilleres de los 34 países que la conforman.

Sin duda que, una vez en el cargo, Insulza deberá cumplir con el “pedido” de EEUU de “preocuparse” por la llamadas democracias frágiles –Ecuador y Bolivia– y, naturalmente, oír qué opina el State Department sobre lo que ocurre o hace Cuba.

Casi con un pie en la escalera del avión que la transportó a El Salvador, la señora Rice remachó: “Tenemos muchos desafíos en este hemisferio. Democracias frágiles como (la de) Ecuador o lo que recientemente ha ocurrido en Bolivia». Respecto de Cuba había dicho a un canal de TV: “la OEA tiene que permanecer atenta al hecho (de) que todavía hay un Estado que no puede ni siquiera tener un asiento en la mesa, y ése es Cuba».

La renuncia del canciller mexicano, si bien no significa que haya algo nuevo bajo el sol –sería muy temprano para afirmarlo– sí marcó un hecho inédito y sorprendente en la historia de la OEA: es la primera vez que un candidato apoyado por EEUU no llga al final para ser elegido. Tal vez no sea mucho para festehjar –o condolerse–, pero es lo suficiente para pensar –por analogía– en otros asuntos.

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