Óptica: la paciencia de Biden

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Pedro Rafael Gutiérrez Doña*

Luego de una visita relámpago a Costa Rica, el Vicepresidente norteamericano Joseph Biden vino a escuchar las demandas de los presidentes centroamericanos y sus representados. Clonados los titulares de todos los periódicos locales, dejaron claro el mensaje dejado por Biden en esta oportunidad a sus colegas: "Tengan paciencia".

No faltaron las intenciones y los deseos de que el funcionario gringo anunciara en conferencia de prensa algunos millones en ayuda para la región, actitud que no era ajena –hasta hoy– al gobierno norteamericano cuando visitaba cualquier país del mundo. Sin embargo en esta oportunidad manifestó que los tiempos donde Estados Unidos imponía políticas unilaterales a base del dinero, habían terminado y esta vez iba a escuchar a los demás.

No dudo que Biden escuchó y compartió la necesidad de reforzar la seguridad en la región ante el avance imparable de los cárteles de la droga; no dudo que estuvieron de acuerdo en una clara política para la protección del medio ambiente, coincidieron además en implementar una política migratoria justa, que beneficiara a los migrantes y los beneficios que obtienen de ellos los países receptores. Pero todo lo anterior, no va a ser suficiente para paliar la crisis económica.

La paciencia a la que se refiere Biden, es la antítesis de la de Job, atribulado por sus luchas espirituales. La paciencia de Biden, es política, donde convergen decenas de intereses públicos y económicos que afectan a miles de ciudadanos en el mundo. El empleo, la devaluación, la falta de liquidez en los mercados financieros, la ausencia de crédito y la quiebra de empresas no son aptas para tener paciencia, necesitan liquidez para sobrevivir y la necesitan ahora.

Ante este cambio radical de la política estadounidense producto de la profunda crisis económica por la que atraviesan, los países centroamericanos deberán enfocar sus intereses en otras zonas y potencias económicas del mundo, para no dejar morir a estos sectores de la sociedad,tal y como lo hizo el gobierno de Oscar Arias al dirigir su política externa hacia China.

Estuvieron ausentes en el "cónclave" (la palabra más plagiada por la prensa) los presidentes Daniel Ortega de Nicaragua y Manuel "Mel" Zelaya de Honduras, quienes hace unos meses entraron en romances económicos con el gobernante venezolano Hugo Chávez y su proyecto bolivariano de los petrodólares, con miras a romper el monopolio de la dependencia económica con los Estados Unidos y ver de dónde obtienen nuevos recursos.

Hoy que la crisis norteamericana es un hecho y que los miles de desempleados brotan por montones, el gobierno norteamericano se acerca a sus amigos pobres, consciente que el poder del dólar pareciera llegar a su fin y la deificación a su sistema se convierte hoy en herejía.

Atrás quedó –como lo señaló Biden– la política del garrote, de la imposición del dólar y los planes Marshall y Alianzas para el Progreso, hoy el pastel político/económico va a tener que ser compartido con los pobres de América en partes iguales, ni más, ni menos.

 * Periodista.
Publicado originalmente en www.informa-tico.com

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