Ópticas: EEUU, entre devaluar y el espectro de una guerra mundial

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Luigi Lovecchio*

Casi todos los economistas y "expertos" en economía,  explican la crisis desde una visión micro. Es como si un perito botánico se fijara en la corteza del árbol, en su dibujo, en la manera como se renueva periódicamente, olvidando que es el árbol el que lo produce y que él mismo está en peligro de secarse o derrumbarse. Todos los doctos en materia económica recomiendan proveerse de liquidez, de guardar y resguardar todo lo que tienen en moneda para esperar que el tembladeraal pase, pero se olvidan que es la misma moneda que está en peligro. Vivimos tiempos de realidades compradas a bajo precio con un dólar que vale poco.

 

Quizá por eso nunca especifican ¿cuál moneda, cuál liquidez hay que resguardar? Por cierto la respuesta más frecuente que se escucha es "ahorre dólares". Una contradicción porque es el dólar el enfermo. Sin embargo –ahí la contradicción– es también el dólar el que mas se revalúa.

Dejando de costado este  aspecto, que es totalmente psicológico y especulativo, se pueden intuir las razones:

1) la gente común está acostumbrada a ahorrar en dólares y tarda en comprender que ese símbolo de moneda fuerte está knock out.
2) No se tiene la costumbre en confiar en otra moneda los ahorros, el dólar es cultural y,
3) los Estados Unidos y los grandes inversionistas tienen interés en tener un dólar alto para mostrar que aún su economía está fuerte para no generar pánico entre los ahorristas menores. O sea: ponen buena cara al mal tiempo.

Al mismo tiempo castigan al euro, manteniendo baja su cotización, no tan sólo como maniobra de distracción, sino también por haber sido aliado de EEUU en importantes decisiones militares que resultaron un fiasco. Reacción típica mafiosa: señales y más señales para interpretar.

Por ahora las fuerzas económicas que parecen vaticinar la caída del dólar aún no han manifestado todo su potencial. Se puede considerar como que están en la actitud que marca la fase previa al juego del póker, antes de mostrar qué cartas realmente se tienen en las manos. Tanta precaución es normal. Los enemigos (de eso se trata, de enemigos económicos) se miden y evalúan cuánto daño se pueden infligir mutuamente ante de la batalla final.

Los grandes financistas saben qué hacer; por ahora esperan para observar a qué lado se inclinará la balanza de su propia conveniencia. Así es la vida: llena de privilegios para los ricos –que también manejan las informaciones más reservadas para poder tomar las iniciativas (para ellos) más correctas.

En mí opinión, luego de analizar varias fuentes certificadas, ahorrar en dólares a plazo prolongado es una decisión para tomar con muchas precauciones. La crisis, que es de orden  político, crea susceptibilidad sobre el valor real de la fuertemente endeudada economía estadounidense y genera falta de confianza en las otras potencias mundiales (China, Rusia, Japón, Europa, India, y en todos los países emergentes, incluyendo Brasil, la Argentina, Chile o Venezuela) en el valor intrínseco real del dólar y su capacidad de mantenerlo para pagar bienes y servicios. 

Con los acuerdos de Bretton Woods en 1944  se decidió que el dólar sería el dinero de referencia para las transacciones internacionales. De este modo la moneda norteamericana adquirió un fuerte protagonismo en las relaciones comerciales entre los países. Pero el mismo dólar se reveló como un canto de sirena para embrujar navegantes mientras el país emisor se llevaba siempre la parte del león. 

El dólar, emitido desde el 1913 por una institución bancaria privada de los Estados Unidos llamada Federal Reserve System (FED), entraba por la puerta grande a dominar la vida económica de casi todos los habitantes del planeta. Así fue hasta que hubo acciones inconvenientes que hicieron dudar de la capacidad estadounidense para seguir dirigiendo con su dinero la economía mundial.

Las razones políticas: abusos de EEUU

Estados Unidos abusó de su poder: tomó decisiones unilaterales para ir a la guerra en Afganistán e Iraq. A pesar de que consiguió mantener bajo control la divulgación periodística y por un cierto tiempo la reacción de otras potencias, no consiguió eliminar en su totalidad la disconformidad de las mismas, en las que ahora –luego de constatar que las guerras no han sido ganadas– el descontento aflora con más fuerza que nunca. Al
observar como flanquea la capacidad de EEUU para obtener victorias bélicas, los dirigentes políticos "aliados" no pueden mantener la responsabilidad de permitir continúe manejando la economía del mundo. Con la perdida del prestigio que esta compleja situación de conflicto generó, se perdió también gran parte de su credibilidad. 

Con la promesa (secreta) de dividir el botín del petróleo, gas y ductos con varios Estados de Europa –España, Italia, Francia, Alemania etc.– Bush buscó alianzas fuertes para justificar la invasión y atemperar la reacción de los gobiernos opositores a la idea de la guerra, pero el desgaste que provocó el prolongado escenario bélico, hizo que sus socios de a poco se retiraran de la aventura. Esta guerra en soledad desnudó aún más a los ojos de la opinión publica las razones reales e inmorales del conflicto, que no fueron para "salvar al mundo de la armas de destrucción masiva" sino para adueñarse de las reservas de energía y vías de comunicación de Iraq y Afganistán. 

Se hizo uso de la mentira de un modo abierto e incontrolado: se clamó con desenfado y con ligereza por las armas de destrucción masiva, que luego se demostró eran inexistentes. Asimismo se justificó la guerra diciendo con impunidad cierta que fue una decisión acertada. 

La ONU no aprobó la invasión y sin embargo EEUU igualmente la llevó a cabo. Esta decisión fue interpretada como un acto prepotente por otras potencias mundiales.

Del mismo modo, provoca un genocidio innecesario en Afganistán e Iraq, con la excusa de implementar un sistema de democracia que iraquíes y los afganos no le pidieron y no sentían necesidad de tenerlo. Fue una verdadera acción bélica de carácter colonial, justificada sin sutileza, con el argumento de que su civilización y democracia eran superiores a la de los musulmanes. 

La última aventura de la casa Blanca que la apoyan –tal vez ordenan– fue provocar a Rusia con el operativo bélico Georgia / Osetia del Sur –con 2000 rusos muertos sin ninguna razón atendible; mejor dicho, las razones eran de codicia; una vez más apropiarse de la distribución del gas y petróleo.

Hay más: en los círculos políticos e informados internacionales se comenta, como un secreto a voces, que el atentado a las Torres Gemelas fue planificado por los servicios secretos de EEUU (la CIA) y el Mossad israelí para justificar con pretexto legítimo la invasión a los dos países.

Fueron excesos y más excesos perpetrados bajo los ojos impasibles del mundo, que veía impotente cómo, con tecnología de última generación, se asesinaban a mansalva a centenares de miles de personas inocentes para robar lo que su suelo tenía, el petróleo. Mientras más aparecían estos atropellos a los derechos humanos, quedaba patente como comenzaba a descalificarse fuertemente la imagen de EEUU como nación líder a los ojos de las comunidades internacionales.

Mientras tanto el mapa mundial del poder económico y de la tecnología de primer nivel se iba ampliando y se afirmaba también en otras latitudes "extra-estadounidenses", sustentándose ahora a través de nuevos empresarios con importante poder económico, que sienten la necesidad de llevar adelante otras posibilidades de enfoque de los intercambios comerciales. Esos empresarios se apoyan en otros valores político/monetarios porque comprenden que el dólar está herido de soberbia por haber sido usado como moneda de especulación incontrolada y no saber mantener intacta, con la rigidez y la disciplina adecuadas, la confianza que le habían conferidos los acuerdos de Bretton Woods.

Descartar al dólar como moneda de intercambio fue una consecuencia directa  de estas acciones equivocadas de la política exterior de EEUU, porque había quedado al descubierto el nervio vivo de las debilidades de quienes actuaron –actúan– como el imperio que domina el mundo. La lección es: no se puede confiar el manejo de la economía a gente que de manera colectiva ha perdido la mesura, la capacidad de escuchar y convivir con las otros Estados en una relación de diálogo entre iguales. Tampoco es justo que se haga uso de una economía de conquista donde se capitalizan todos los beneficios y se dejan las perdidas para quienes no tienen un protagonismo central en la historia.

Las razones financieras: ¡Hey, cow-boy americano!

 
Putin, ex presidente ruso, en setiembre del 2008 dijo: "La economía mundial no puede depender de una máquina de imprimir dinero" intentando poner claridad y justicia frente a tantos excesos. No se viola impunemente el derecho internacional.

Por otro lado hay excesos de déficit del país americano, su dinero, a causa de las fuerte especulaciones financieras, esta impreso en una cantidad muy superior al Producto Bruto Interno (PBI) de EEUU el cual es (año 2006)  de 12,4 trillones de dólares. Según el economista Paul Harris en 2002 el déficit norteamericano, manifestado por la gran cantidad de dinero en circulación, era de 6.021 trillones de dólares (en la actualidad no se conocen cifras porque la FED no proporciona más datos al respeto).

O sea circulaba en el mundo papel moneda que representaba 485 veces la capacidad de producción de bienes del país del norte. Una cifra asombrosa fomentada por la especulación de los astutos del dinero, o sea, la Reserva Federal, la casa privada que imprime la moneda del país, con todos sus socios y subsocios plegados, como por ejemplo el  grupo de inversión Goldman Suchs, accionista también del diario Clarín. En realidad si se sincera la economía estadounidense el dólar debería valer 485 veces menos que el actual: esto lleva a que 1.000 dólares pueden llegar a valer aproximadamente apenas dos dólares.

Esa es la cuestión. ¿cómo se sincera una economía que está instalada como un cáncer, culturalmente insertado, dentro de las sociedades de todo el mundo? Se imaginan los lectores que el nuevo jefe de gobierno, Obama, aparezca un día en televisión para decirle al mundo: "miren, nuestra casa de la moneda, la Reserva Federal, es una institución privada que tuvo exceso de codicia y de ganancias fáciles, se equivocaron, por tanto voy a devaluar al dólar 485 veces, por lo tanto entreguen 1.000 dólares y le daremos dos de los nuevos billetes". Imposible.

Obama no puede decir eso. Obama es Presidente de los Estados Unidos porque un directorio especial de bancos de la Reserve Federal System, la misma que comete travesura con el dinero, lo aprobó para ser presidente. Sin la anuencia de estos banqueros Barack Huseín Obama no tenía ninguna posibilidad de ser elegido para el cargo.

Obama recibe instrucciones de esos banqueros. Tampoco puede ir en contra de quienes le dieron luz verde para el cargo de primer hombre de EEUU sin correr peligro de vida él y su familia. Ya la historia cuenta con tres magnicidios perpetrados por esos banqueros: Lincoln, y los dos hermanos Kennedy.

Son hombres sin cara y sin apellidos, cuyos nombres sólo son conocidos por un grupo muy reducido de personas; tienen todo el poder para hacerlo y hablan de las guerras y firman la paz, sin nunca decir como se llaman. El presidente estadounidense sabe cuando su vida puede correr peligro y sabe también que es apenas la cara visible de esas fuerzas económicas ocultas. Pero, descartada esa posibilidad –la de acusar a los banqueros como artífices de los males financieros del mundo– le queda a Obama asimismo la eventualidad de devaluar el dólar.

Esta decisión solo podrá ser tomada si la maniobra asegura mantener la supremacía económica de Estados Unidos ante el resto del mundo. Lo que sería algo difícil de conservar porque las otras economías deberían depositar nuevamente la confianza en quien ya una vez las defraudó. ¿Por qué un país con una economía tramposa debería ser nuevamente líder de la economía mundial?, ¿porque tiene las más poderosas armas del planeta?

Puede ser una de las razones, a pesar de que ya se vio que no es capaz ganar una guerra. Ya perdió, en realidad tres, Vietnam la primera, a no olvidarlo. No se puede invadir sin tener en cuenta la reacción de ira que se provoca en los invadidos; hasta Maquiavelo tiene en cuenta eso en El Príncipe. Cuando se invade sin buenas razones la resistencia crece y crece. Pero, sí, el asunto de las armas, es un freno plausible.

Si los Estados Unidos se comprometen a sincerar su economía, borrando como de un plumazo a los especuladores del dinero puede que se acepte barajar las cartas y dar de vuelta, prometiendo invertir en producir bienes en vez de dinero sin valor. Pero esta propuesta si bien parece imposible de llevar a cabo, deja una esperanza, porque se podría rescatar a la Reserva Federal de las manos de los banqueros y los billetes deberían volver a imprimirse con la responsabilidad del gobierno estadounidense, como sucede con todas las monedas de todos los países del mundo. De ahí la devaluación latente.

Pero a estos banqueros no los veo con gana de ceder terreno. Y eso significa que se pueden armar dificultades.

Este es el otro punto. Si los banqueros se obstinan (no Obama) a no querer largar una sola prenda de las que tienen y las otras potencias tampoco se muestran flexibles,surge la posibilidad de una deflagración, de una tercera guerra mundial.  Veamos lo que dijo Henry Kissinger, viejo lobo de mente afilada, en un texto de octubre de 2004:

"Por beneficioso que sean para los individuos, el renacimiento chino, el rápido crecimiento de India y la globalización de todos los rincones del mundo, traen aparejadas importantísimas cuestiones de política que sólo pueden postergarse poniendo en peligro la economía mundial.

"La administración equitativa del acceso a la energía y las materias primas escapa a la capacidad del sistema internacional tal como está constituido en la actualidad. Si no se hace nada, existe el riesgo real de un retorno a las rivalidades de la era colonial –en las que los conflictos por la dirección de los oleoductos reemplazarán a los conflictos territoriales– y a una crisis por el precio de los "commodities" que podría sumir al mundo en una recesión general".

Previsible: Georgia y Osetia Del Sur son los hechos palpables como una previsión inexorable de los dichos de Kissinger. Lo dijo en 2004; estamos cerrando 2008. 

Y sigue: "Estos temas deben ser abordados con toda urgencia por el presidente recientemente electo en los Estados Unidos (Bush) en concierto con los socios comerciales y financieros directamente afectados".

Al continuar desnuda su visión, sólo vinculada a la realidad de Estados Unidos, y añade: "La oportunidad de lograr un orden mundial se presenta a cada generación bajo el disfraz de un conjunto de problemas. Fue Emanuel Kant quien mejor sintetizó hace 200 años el dilema de nuestra época. En su ensayo La paz perpetua, señaló que el mundo estaba destinado a la paz perpetua. Esta sobrevendría ya fuera por previsión humana o por una serie de catástrofes que no dejarían otra opción. Cuál de los dos caminos se hará realidad es la pregunta que deberá abordar, en este y todos los temas de política exterior, el reelecto presidente George W. Bush".

Cabeza de dominador este señor Kissinger –y mete miedo al decir con palabras simple un preanuncio de cataclismo mundial en 2004 que ahora se vuelve posible–. ¿Cómo creen que va a terminar este cuento?

Simple la respuesta: Bush, instigado por los banqueros de la FED, ha sido apenas el anzuelo/carnada para comenzar la historia, ha sido la maquina de romper edificios, el choque, la fuerza bruta que asusta con su capacidad destructiva.

Y ahora viene la segunda fase: se dio la magia: ¡un negro en la casa Blanca! ¿Quién puede dudar que un negro no sea buena persona? ¡Por todo lo que sufrieron los pobres negros! Si se produce lo irremediable, no será por falta de su buena voluntad; será por la inflexibilidad de los otros dirigentes mundiales.

¿Se entiende, no? 

Las maquinitas de imprimir dólares de la FED, tan criticada por Putin, sólo da resultados ganadores para el deleite de sus dueños. La devaluación del dólar sería la llave de la impunidad frente a tantos atropellos a los otros países del mundo. Y el imperio continúa…

Addenda

¿Qué es eso de que los dólares pertenecen a un grupo de privados que le cobran un alquiler al gobierno de EEUU para permitir la circulación de los mismos? El dinero es soberanía nacional, no puede estar en las manoss de gente codiciosa que puede sentirse tentada en asumir una conducta arrogante que ponga en peligro la paz mundial –como efectivamente está sucediendo.

El punto de inflexión de toda este descalabro económico se basa en los excesos de orden político y financiero en los cuales incurrió Estados Unidos de América. La manera de como se llevarán a cabo los acuerdos internacionales serán la clave de las soluciones económica a encontrar.
 

* Periodista (www.losbuenosvecinos.com.ar).

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