Palábras proféticas: «nuestra vida pende de un hilo». Última entrevista a Berta Cáceres
La dirigente popular y activista feminista hondureña Berta Cáceres fue alevosamente asesinada el pasado miércoles. Para homenajear su memoria, reproducimos a continuación la versión castellana de esta entrevista recientemente concedida al periódico comunista italiano Il Manifesto. Sirva también para celebrar el día internacional de la mujer trabajadora (8 de marzo) esta pieza de feminismo laico, socialista y anti-eurocéntrico
«Estamos en el punto de mira del sicariado judicial y del sicariado armado. Nuestras vidas penden de un hilo.» Dramáticamente premonitorias suenan ahora estas palabras pronunciadas por Berta Cáceres en esta entrevista concedida al Il Manifesto. Berta, feminista y coordinadora Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), organización que ella misma contribuyó a fundar en 1993, fue asesinada el pasado miércoles por dos hombres armados. En la conversación que a continuación se reproduce se dibujan los perfiles del delito anunciado. Un crimen de Estado.
-¿En qué consiste la actividad del Copinh?
-La nuestra es una organización indígena de lucha territorial que busca construir un proceso de emancipación tendente a desmontar las múltiples formas de la dominación: el capitalismo, el patriarcado, el racismo. Luego del golpe contra Zelaya, tuvimos que afrontar grandes riesgos y dificultades, perdimos muchas vidas, pero de todas las desgracias que han golpeado y siguen golpeando al pueblo hondureño hemos extraído varias lecciones, buscando sacar fuerza de flaqueza. Hoy nos sentimos diversas y diversos, más unidos y organizados, capaces de mayor articulación. Hemos capitalizado el trabajo de más de 21 años. Hoy el Copinh reagrupa 200 comunidades Lenca, poblaciones nativas que están organizando la resistencia por la defensa de sus territorios ancestrales.
-¿Cuál es la situación ahora?
-Somos un enclave del colonialismo desde hace 500 años, y la situación empeora cada vez más. Somos víctimas de un modelo energético totalmente depredador, que socava los derechos colectivos y viola constantemente los derechos humanos. El 30% del territorio hondureño ha sido cedido a las transnacionales mineras e hidroeléctricas. Hay más de 300 empresas ilegales que prosperan en la corrupción imperante y sin el consenso de las poblaciones. La conflictividad es alta. En Honduras se halla la base militar gringa más grande de la región, y la militarización ha crecido todavía más luego del golpe de Estado en 2009: sobre todo en la región mosquipa, una zona inmensamente rica de Honduras, territorio que comprende cuatro pueblos originarios.
Un lugar custodio de muchas riquezas hídricas, petróleo y biodiversidad. Dicen que en Honduras no hay petróleo, pero sí lo hay. Razón por la cual se ha concedido gran parte de la plataforma marítima y territorial de la región mosquipa a la transnacional British Gas Group. La ley de pesca y acuicultura permitirá, además, la concesión del mar a las grandes empresas. Honduras es un caso de manual en lo que hace a la cesión de la soberanía a las transnacionales y a las bases militares gringas. Y se ha entregado el país a un fenómeno inédito hasta hace pocos años y muy poco conocido: el de las Zonas de Desarrollo Económico Especial: zonas francas, a modo de ciudades modelo para el capitalismo. Un megaproyecto decidido por decreto legislativo y ejecutivo, contra la fuerte oposición territorial y jurídica. Pero también el poder jurídico ha cedido, dando vida a un proceso de transnacionalización, único en su género, que implica un gobierno autónomo y sin controles para estas zonas que, sin embargo, se hallan en el seno mismísimo del país.
El capitalismo tiene la desfachatez de llamar a eso «autonomía de la ciudad libertaria»; se trata en realidad de un estado dentro del estado en el que rige la terciariarización de la justicia e imperan a sus anchas un ejército casi privado, leyes propias para reprimir la inmigración y un trabajo sobre explotado carente de todo derecho. Por eso hay rapiña de territorios. Hay ya 12 «ciudades modelo» de este tipo, de carácter minero o energético. Una gran inversión financiera, y un paraíso fiscal para lavar el dinero sucio del narcotráfico. Asistimos en estos últimos años a una ola de violencia sin precedentes: una violencia estructural, planificada para sembrar el terror y militarizar la sociedad. Honduras tiene el más alto índice de homicidios del mundo: 89 por cada 100.000 habitantes, más que los países en donde hay conflictos armados. Una carnicería humana sobre todo de los jóvenes. A causa del hambre y de la miseria, cerca de 60.000 personas emigran cada año. Las políticas migratorias son inhumanas, sobre todo para las mujeres, que emprenden viajes en pos de la muerte, o hacia un destino de discriminación y violencia.
-Los movimientos sociales e indígenas se han organizado también con el Partido Libre. ¿Qué ha cambiado después de las últimas elecciones?
-Haber constituido un partido de izquierda es una cosa positiva desde luego. Libre ha conseguido hacer entrar en el Congreso a una treintena de diputados, a pesar de los botes de violencia que hemos padecido. Con todo y con eso, hay que decir que esto ha sustraído energías a la resistencia territorial. Y sin embargo, la oligarquía, los poderes reales en Honduras y los hilos que nos manejan desde fuera son tan agresivos, que no toleran la menor iniciativa de cambio verdadero. La máquina electoral está completamente bajo su control. En este panorama, nosotros continuamos la resistencia territorial, cultural, autónoma, a partir de las visiones de los pueblos indígenas. Avanzamos propuestas refundacionales, no por decreto, sino a través del desafío cotidiano para humanizar la sociedad hondureña, para organizar la revuelta, para defender nuestra identidad libertaria. Un desafío difícil: hay mucha resistencia, pero también un panorama general desolador que no deja entrever cambios a corto plazo.
Unamos nuestra lucha a la de los otros pueblos de América en el marco del Alba, la Alianza para los pueblo de nuestra América que puesto sobre la escena una nueva fuerza propositiva y solidaria, que ha alimentado la reflexión internacional de los movimientos. La perspectiva del Copinh no es sólo nacional, sino global, y se alimenta de la solidaridad y de las luchas de los otros pueblos de nuestra América: del venezolano, del cubano, del boliviano, del ecuatoriano, del nicaragüense. Los sentimos vecinos, y esto nos da mucha fuerza para resistir a la criminalización y a la brutalidad a que estamos sometidos. Estamos bajo el fuego del sicariato judicial, que nos persigue con procesos injustos, y de los asesinos armados a sueldo de la oligarquía y de las transnacionales. Hay muchos presos políticos y muchos procesados. Pero terminar en la cárcel es lo menos grave que te puede pasar. Hace poco sabotearon el automóvil en que viajábamos, han amenazado a mi familia. No hay Estado de Derecho en Honduras: no hay día sin acoso.
-El Copinh ha participado en los encuentros organizados por el papa Bergoglio. ¿Con qué expectativas?
-Las invitaciones del papa Francisco han sido un hecho histórico, un gran paso de apertura que ha fastidiado incluso a las altas jerarquías eclesiásticas. Los movimientos siempre han dado su apoyo a la parte más avanzada de la iglesia, y el papa Francisco nos ha ayudado a ir más lejos. Pero conviene tener presente siempre la función nefasta que la iglesia ha tenido en la opresión colonial. No olvidemos en Honduras al cardenal que ha apoyado el golpe de Estado y a los que han apoyado a la dictadura. Si la iglesia toma una iniciativa, tiene que ser consecuente, sostener de verdad las luchas sociales y las luchas por la justicia, por los derechos de las mujeres frente al patriarcado y los fundamentalismos y a favor de la defensa de la diversidad. No queremos ir a remolque de la iglesia.
Fuente:http://ilmanifesto.info/le-parole-profetiche-di-berta-caceres/
—
“El gobierno dictatorial entró en crisis por lo que significa Berta para nuestro pueblo y el mundo”
Andrés Figueroa Cornejo|Scherly Arriaga es odontóloga y diputada del partido Libre, la única tienda política en Honduras con representación parlamentaria que postula el socialismo democrático como alternativa de desarrollo (29 escaños de 128).
Desde el 2009, uno de los países más empobrecidos de América Latina (casi el 70% de su población sobrevive bajo el umbral de la pobreza, según la Cepal), es presa de un régimen dictatorial sui generis, oligárquico y excluyente en todos los ámbitos, y dependiente del Estado corporativo norteamericano.
Como la violencia va de la mano con la miseria y la ignorancia premeditada, Honduras está en el ránking de los países con más alta criminalidad del continente y del mundo, de acuerdo al Índice de Paz Global.
Honduras, la olvidada y empobrecida, sin embargo, desde la madrugada del 3 de marzo de 2016 es noticia en todo el planeta debido al asesinato de Berta Cáceres (2), dirigente indiscutible de los derechos humanos y sociales de los pueblos indígenas, el ambientalismo y feminismo populares y consecuentes, y del combate antiimperialista y anticapitalista en sus expresiones de saqueo extractivista, sepultura de humanidad, identidad, soberanía y territorio.
La joven diputada hondureña Scherly Arriaga es directa, crítica y autocrítica. “Luego del golpe de Estado de 2009 (3), el país cayó en una crisis profunda de carácter político, social y económico. Su manifestación más grave son los actos violentos en contra de la población, vulnerando al conjunto de las y los dirigentes sociales y políticos”, señala.
-¿Qué significa el crimen de Berta Cáceres?
“Berta era la máxima representación de defensa de los derechos del pueblo indígena Lenca (el más numeroso del país y ubicado en el occidente del territorio). Ella conducía y coordinaba todas las acciones en contra de las inversiones de las grandes transnacionales y llevaba luchando hace años por la defensa del Río Blanco y Gualcarque frente al proyecto depredador hidroeléctrico Agua Zarca, impulsado por la empresa de capital hondureño Desarrollos Energéticos S.A. de C.V. (DESA) y capitalizado por instituciones financieras europeas y empresas constructoras de capital chino.
Por ese combate Berta había sido amenazada en varias ocasiones. De hecho, ya habían asesinado a miembros de la agrupación que lideraba, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh). Durante la semana anterior a su asesinato, Berta realizó denuncias debido a que los militares bloquearon la movilización de algunas de las comunidades indígenas.
Berta para nosotros/as significa un golpe al resguardo de los recursos naturales de nuestro pueblo. Y su crimen es un mensaje del poder para intentar silenciar a los defensores de las mujeres, del medioambiente y de los DDHH. El repudio nacional e internacional que causa su muerte, revela la incapacidad y la complicidad del Estado de Honduras. Berta contaba con medidas cautelares a causa de las amenazas recibidas.
Honduras llora y condena el asesinato de una luchadora implacable por la soberanía de nuestra biodiversidad y recursos naturales que, por el contrario, el actual gobierno, únicamente se dedica a concesionar (privatizar).”
-¿Cómo se ha desenvuelto el capitalismo hondureño y su Estado en los últimos tiempos?
“El partido Libre (Libertad y Refundación), del cual formo parte, nace para denunciar estos hechos de violencia del Estado. Libre colaboró para que la policía-militar no pasara a ser nombrada constitucionalmente. Sin embargo, Honduras es un Estado militarizado, y en el curso de estos años aumentó el número de uniformados, como el número de asesinatos y de hechos violentos.
El actual gobierno se ha encargado de manipular y maquillar las cifras de homicidios recurrentes en la sociedad hondureña, intentando reducirlas. Y aunque los medios de comunicación hegemónicos pretenden ocultar el horror, la violencia es demasiado evidente. Al respecto, las redes sociales han aportado a la comunicación verdadera y alternativa. Esas vías son las utilizadas por las organizaciones populares en contra de los intereses de los imperialismos, los tratados de libre comercio (asimétricos), etc.
En la bancada de Libre en el congreso hondureño, somos testigos de cómo a diario se firman contratos multimillonarios con empresas estadounidenses, con capitales chinos y canadienses, mientras la población ni siquiera logra enterarse de ello. Resulta aberrante cómo el régimen en curso está entregando la soberanía hondureña a capitales norteamericanos y a otros grandes capitales soportados por los Estados centrales del mundo.
Por ejemplo, además de la venta “clásica” de los recursos naturales, ahora se regala soberanía mediante los proyectos ligados a las llamadas Zonas de Desarrollo Inteligente, que consisten en privatizar nuestras regiones, playas, carreteras, recursos, con el fin de beneficiar a un grupo de elite empresarial nativa y/o a la inversión transnacional.”
-El repertorio privatizador, de súper explotación del trabajo humano y la expoliación de la biodiversidad, es conocido en Chile desde mediados de los 70 del siglo XX, y tiene que ver con la presente fase del capitalismo, la financiarización mundial y el saqueo incesante de materias primas, como una manera desesperada del capital por contrarrestar la caída de su tasa de ganancia. Ya sabemos cómo se manifiesta en Honduras a través del asesinato de Berta Cáceres y del propio testimonio que haces como parlamentaria de Libre.
“A las y los hondureños ese programa se les vende muy bonito, como “desarrollo”, como “más empleo”, etc., cuando es todo lo contrario. Honduras está situada geopolítica y económicamente en una zona estratégica que facilita la circulación de todo tipo de mercancías.
Ahora bien, después del golpe de Estado de 2009, el pueblo hondureño se lanzó a las calles para expresar su disconformidad como jamás en la historia contemporánea del país y organizado por medio del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP). Justo en la administración ejecutiva del gobierno de Juan Orlando Hernández y hace pocos días atrás, comenzó a levantarse nuevamente el movimiento popular, pero de una manera superior al propio FNRP, como resultado de la corrupción por arriba que reina en Honduras.
Y con el asesinato de Berta, este nuevo ciclo de lucha popular se ve nutrido de más razones. Existe una enorme necesidad de la gente, a todo nivel, de tomar con mayor brío las causas que abrazó Berta, por un lado, y de exigir justicia y no a la impunidad frente al crimen, por otro.”
-¿Qué sentido político tiene lo que dices?
“Que el pueblo de Honduras retoma ahora nuevamente las calles y la lucha social y política. El gobierno de Juan Orlando Hernández entró en crisis porque lo que significa Berta para el mundo y su rol cómplice al no haber respondido a la seguridad de ella. Creo que otra vez Honduras se levanta convencido de que los únicos que podemos cambiar el futuro y hacia dónde va el país, es el pueblo mismo y en las calles. Si el objetivo de los culpables del asesinato de Berta fue sembrar terror entre la gente, en la realidad, el efecto es absolutamente contrario.”
-En el plano de la crítica y la autocrítica, ¿las fuerzas de la democracia radical y el antifascismo en Honduras, de alguna manera, subordinaron a esas mismas fuerzas sociales a la mera lucha electoral en un momento dado y, en consecuencia, la lucha institucional comportó un cierto abandono de la potencia estratégica del movimiento popular en acción?
“Al respecto, debo también hacerme responsable de conducirnos por una vía de lucha, descuidando la otra. Por eso Berta significa tanto. Porque ella, a pesar de la desorganización del movimiento popular, continúo en las calles y en la movilización. El FNRP en algún momento se convirtió también en un brazo electoral. Creo que, desde mi posición de diputada, es preciso replantear la lucha social y hoy es una inmejorable oportunidad para ello.”
-¿Qué significa luchar desde una institucionalidad con las características del Estado hondureño?
“Muy poco. Ganamos algún espacio de visibilización en los medios masivos de comunicación, y con los límites editoriales que esos mismos medios nos imponen.”
-¿Cómo funcionan estas “dictaduras de nuevo tipo”, donde una fracción de la disidencia puede tener presencia minoritaria en el poder legislativo del Estado?
“No existe independencia de los poderes del Estado; un poder del Estado se impone sobre otro; los que dieron el golpe de Estado instalan a los miembros de la Justicia que sólo a ellos les convienen.
¿Recuerdas que el origen del golpe de Estado, al menos formalmente, fue que el legítimo presidente de Honduras hasta el 2009, Manuel Zelaya, pretendía realizar una consulta sobre si el pueblo deseaba realizar una asamblea constituyente? Pues ahora, Juan Hernández tiene en sus manos la sentencia de la Corte de Justicia donde él cuenta con la facultad de reelegirse cuando, supuestamente y en su momento, acusaron a Manuel Zelaya de lo mismo. Así, la dictadura manipula el congreso nacional y el poder judicial.
En este sentido, es importante constatar que hoy la gente es más crítica y más política; se informa más de los movimientos de la dictadura. Por eso hoy nuestro pueblo sabe que existe corrupción, que hay violencia, que hay un 95% de impunidad, etc. Todo redunda en que el actual gobierno es tremendamente impopular y nadie lo quiere. Ni siquiera quienes lo votaron. Por tanto, al régimen no le queda otro recurso más que el de la fuerza, la intimidación y el terror militar para sostenerse.
Ahora bien, yo sí confío en las fuerzas del pueblo y en que el Partido Nacional dejará de gobernar. Soy una convencida de que debemos y podemos aprender de los errores.”
*Publicado en Politika