Palestina y el cisne negro del sionismo

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Pues bien: ocurre que el centro de gravedad de su pensamiento se apoya en la interesante (y polémica) consecuencia de que el progreso de lo que fuere sólo se da cuando una hipótesis fracasa. Y no en el caso contrario, cuando es confirmada. Su ejemplo de los cisnes es conocido: todos los cisnes son blancos (como si hubiera sido comprobado). Hasta que en 1687, en Australia, se descubrió el cisne negro.

Como sabemos, la "tierra prometida" imaginada por los judíos en la Biblia, se llamaba Palestina. Hipótesis que por su grandiosidad y desmesura, la ciencia y la política seculares tuvieron la prudencia de no refutar o probar. Hasta que a mediados del siglo 19 (con perdón del hermosísimo ánade), apareció el cisne negro del sionismo. Entonces, quedó probado que el legado ético y humanitario del judaísmo podía ser políticamente manipulable. Cosa que para el cristianismo no era novedad.

Desde la creación de la entidad ilegal llamada Israel, el debate en torno a Palestina (regímenes árabes incluidos) ha excluido, sistemáticamente, el rol del sionismo reduciéndolo a un mero conflicto entre "árabes y judíos". Falsedad que a más de negar la historia de Palestina como parte indisoluble de la nación árabe (así como la de México lo es de la nación latinoamericana), prueba que la "racionalidad crítica" de Popper sólo es válida para la "sociedad abierta" occidental y sus amigos.

En 1945, la ONU recogió en la Carta de San Francisco el sentimiento de la humanidad devastada en dos guerras mundiales, que en realidad fueron continuación la una de la otra. No obstante, dos años después le dio visos de tortuosa legalidad "teológica" al proyecto que Hitler había pensado para Alemania nazi: la creación, en Palestina, del enclave militar que los sionistas llamaron "Israel".

La destrucción de Irak y Afganistán, así como las ofensivas militares y mediáticas contra Líbano, Irán y Gaza, fueron el último capítulo del terrorismo occidental sin más. Y para no herir susceptibilidades, prescindiremos de nombrar a la mamá de los marxistas académicamente correctos, que justificaron la aventura colonial en Libia.

Siria sigue en camino, y demos por hecho que todos los articulados, incisos, anexos y "hojas de ruta" de la llamada "cuestión palestina", estallarán el 20 de septiembre entrante, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU decida si el país ocupado tiene o no derecho a funcionar como Estado miembro.

*Periodista argentino-mexicano, columnista de La Jornada

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