Pirata bueno, pirata malo
Las aguas del Índico, frente a las costas somalíes, concentran hoy una de las mayores presencias militares del planeta, con barcos y aviones de varios ejércitos. Y sin embargo, no parece suficiente: la zona está atestada de piratas, y actúan a sus anchas.
Y es que hay muchos más piratas de los que nos cuentan. A algunos de ellos sí los persiguen, detienen y encarcelan: se trata de los grupos somalíes que desde la costa lanzan asaltos a los barcos que operan en la zona. Pero hay muchos otros piratas que no sólo actúan ante las narices de la fuerza naval multinacional, sino que ni siquiera son llamados así, piratas. Y eso que el daño que causan es mucho mayor que el de los secuestradores de barcos.
Desde hace dos décadas las aguas somalíes son el destino preferido para piratas de todo el mundo. Unos se han dedicado a verter residuos tóxicos sin control alguno, pues es más barato echar la mierda allí que tratarla con garantías. Otros piratas se han afanado en esquilmar la pesca, tanto en aguas internacionales como en las jurisdiccionales somalíes. Sin autoridad que los controle, en un Estado descompuesto, barcos piratas de todo el mundo practican artes de pesca ilegales y devastadoras.
No digo que el Alakrana estuviera cometiendo ninguna ilegalidad. Confío en que no, y espero que vuelvan pronto. Pero se calcula que son más de 700 los barcos que desde hace años pescan ilegalmente allí, sin que sean perseguidos por las tropas internacionales, que por lo visto diferencian a unos piratas de otros, piratas buenos y piratas malos malísimos. Al paso que van, los piratas buenos acabarán urbanizando las costas vírgenes somalíes. Y no quiero dar ideas.
Isaac Rosa, escritor español