¿Por qué la prudencia?

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La prudencia es una de las cuatro virtudes cardinales, la que permite al hombre discernir, distinguir y determinar lo que es bueno y lo que es malo. Supone, por lo tanto, conocimientos de las actividades humanas del mejor modo de conducirlas y la posibilidad de dirigir la conducta racional de la manera más acertada y adecuada.

Requiere y exige en consecuencia, moderación y buen juicio. Para los antiguos era considerada la virtud más bella que el hombre tenía a disposición, guía de todas las demás. La palabra “prudencia” proviene del latín prudentia, término compuesto por las voces pro– (“antes”) y videntia (“visión”, “contemplación”).Actuar Con Prudencia: La Virtud De La Inteligencia | ICCSI

Significa “sabio”, “hábil” o “inteligente”, se utilizo con más frecuencia durante la Edad Media en los siglos XVII y XVIII. De manera que la prudencia consiste en la capacidad de examinar de manera anticipada las posibles consecuencias de nuestras propias acciones.

Aristóteles define la prudencia como “aquella disposición que le permite al hombre discurrir bien respecto de lo que es bueno y conveniente para él mismo”.

La prudencia es la capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, para prever y evitar los peligros sobre riesgos posibles, toca todos los aspectos de nuestra vida, desde nuestra propia seguridad y de las personas que nos rodean hasta nuestra relaciones con los demás.

Comprende: el aplomo, que es la seriedad en el obrar y pensar; la atención, que se refiere al acto de respeto u obsequio: la cautela y circunspección, que indican precaución, reserva y decoro en acciones y palabras.

Prudencia – Jóvenes FuertesLa cordura, sensatez en el obrar y buen juicio en el decir. El discernimiento, la facultad con la cual tenemos la posibilidad de examinar las cosas. La discreción aconseja mesura y sensatez en la manera de comportarse. La ecuanimidad, es imparcialidad serena del juicio.

Moderación y ponderación expresan una misma realidad, que es la reflexión imparcial sobre una cosa. Juicio, es el examen serio de un hecho. Parsimonia significa discreción y prudencias extremas. Precaución se llama la actitud necesaria para evitar o prevenir inconvenientes.

Por pulso se entiende la prudencia en un negocio. Reflexión es el grado de discernimiento de una persona para realizar algo. Reserva es moderación en el hablar o actuar. Sensatez, expresa
cordura y juicio. Tacto, indica tino y habilidad. Talento es el conjunto de facultades intelectuales que una persona posee para obrar y discernir bien. Tiento implica una consideración ponderada y reserva, y tino es juicio y cordura para la realización.7 Hábitos en las personas que practican el valor de la prudencia - DESARROLLOPERSONALHOY

Son normas de la más elemental prudencia: no gastar más de lo que se puede, ni todo lo que se tiene, ni en lo que no se debe; ni prestar para que se nos deba, ni pedir prestado para quedar debiendo, sobre todo cuando es mucho lo que se tiene y no hay excusa para que no se siga teniendo.

La prudencia aconseja: dar a lo que se tiene adecuada inversión: no malversar, ni despilfarrar, ni malbaratar; ni impedir que otros lo hagan; castigar a quienes lo hacen; enseñar lo que no se hace; dar ejemplo de cómo se debe hacer; dar y respetar a cada uno lo suyo.

Nos admiramos de las personas que de manera habitual toman decisiones acertadas, sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún en las situaciones más difíciles, percibimos su comprensión hacia todos los individuos, y jamás ofenden o pierden la compostura. Así es la prudencia, decidida, emprendedora y comprensiva.

El valor de la prudencia se forma por la conducta en que procedemos cotidianamente. Lo que más trabajo nos cuenta es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, en el trato con el prójimo o al formar opinión, lo cual deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, o la falta de una completa y adecuada información.

Ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse. Por lo contrario la persona prudente, puede haber errado muchas veces, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallas y limitaciones aprendiendo de ellas.Qué es la prudencia? ¿Cómo desarrollar esta competencia?

Para la ética cristiana, la prudencia dispone la razón a discernir el verdadero bien del mal para cada circunstancia, y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es origen de los demás valores, indicándoles su regla y medida. A pesar del simbolismo maléfico y negativo de la serpiente, esta adquiere un sentido positivo.

Jesús también enseña a sus discípulos a que “sean prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas” (Mt 10,16). La serpiente no se expone al peligro; más bien, se esconde en grietas o debajo de las rocas, donde puede observar lo que sucede sin ser vista, y se mueve sigilosamente, evitando llamar la atención.

Se simboliza a Prudence, que con la mano izquierda, sostiene a la distancia del brazo extendido el doble atributo de un espejo («Conócete a ti mismo») con un mango en forma de serpiente que se muerde la cola. La serpiente es tradicionalmente sabia («…sed, pues, prudentes como las serpientes», Mateo10:16).

El dios Jano en la mitología romana : Sobre LeyendasLos antiguos romanos la personificaron por una efigie que, como Jano, tenía dos caras: una joven y otra de anciano. Los egipcios la representaron, por una serpiente de tres cabezas: una de perro, otra de león y otra de lobo, dando tal vez a entender con ello que el hombre prudente debe poseer la astucia de la serpiente, la paciencia del perro, la fuerza del león y la agilidad del lobo.

La prudencia es la virtud de proceder de forma justa y con cautela; de comunicarse por medio de un lenguaje claro, literal, cuidadoso y apropiado, así como actuar respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás personas. Es, en general, moderación y buen juicio. Una persona prudente  es sensata, cautelosa, precavida, reflexiva, razonable, comedida, discreta y moderada.

Son normas de la más elemental prudencia: no gastar más de lo que se puede, ni todo lo que se tiene, ni en lo que no se debe; ni prestar para que se nos deba, ni pedir prestado para quedar debiendo, sobre todo cuando esmucho lo que se tiene y no hay excusa para que no se siga teniendo.

La prudencia aconseja: dar a lo que se tiene adecuada inversión: no malversar, ni despilfarrar, ni malbaratar; ni impedir que otros lo hagan; castigar a quienes lo hacen; enseñar lo que no se hace; dar ejemplo de cómo se debe hacer; dar y respetar a cada uno lo suyo.

La contrapartida está en la imprudencia. El imprudente como consecuencia de su actuar precipitado y poco razonado, es probable que ponga en riesgo su propia vida y en serio peligro la de un número mayor de sus semejantes.

Imprudencia Profesional Vs. Imprudencia Temeraria - Peritos de Accidentes LaboralesEn Derecho se habla de la imprudencia temeraria, delito que comete una persona cuando sus acciones ponen en peligro la vida o la seguridad de otros. Se refiere a la negligencia que puede provocar peligro o daño a sus semejantes y que puede ser considerar como una falta de infracción dependiendo de la consecuencia que provoque, por ejemplo, conducir un vehículo bajo los efectos del alcohol y la droga.

Son ejemplos de imprudencia: las personas que al mismo tiempo que conducen su automóvil hablan por el celular. La atención dividida es de dioses, no de humanos. Uno puede pensar que tiene la situación totalmente contralada, pero no es así. Las estadísticas no los confirman. Los que no respetan las señales de tránsito.

Quienes realizan un uso inadecuado de armas de fuego para festejar el triunfo de su equipo de béisbol o de fútbol, disparando al aire -pueden, con tal detonación- llegar a una persona y ocasionarle la muerte. Quizás la prudencia, en ciertas circunstancias, nos lleva a situaciones de excesiva cautela en momentos en los que sentimos que corremos un peligro inminente.

El Tribunal Supremo no considera accidente laboral una imprudencia temeraria del trabajador - IberleyQuizás la inseguridad cotidiana y la violencia en las grandes metrópolis, constituyen una prueba de imprudencia de quienes se aventuran a exponer sus propias vidas, o de una prudencia que en muchos casos se ha convertido en miedo, ya que las autoridades, a quienes compete resguardar las vidas de la ciudadanía, no ejercen de manera cabal y convincente su rol, con lo cual nos han transmitido el mensaje de que la simple prudencia no basta.

Tal vez hemos convertido la prudencia en temor, lo cual, por el constante peligro que nos acecha, nos aleja de la moderación, del buen juicio y de la verdadera libertad. Ciertamente, es sensato preservar la vida, pero ¿es sensato vivir así?

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