Presidente del tribunal de la causa ESMA: La lógica era privar la libertad, torturar y asesinar

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–Es cierto que uno es un testigo privilegiado. Seguro que sabemos detalles que los conciudadanos no conocen. Todas las situaciones, el ruido de los aviones. A ellos, por ejemplo, los estaban torturando y sentían la algarabía de los chicos de la escuela Raggio jugando en el patio. Así que los testimonios no entran por lo que se está oyendo, por las palabras del testigo, sino también por las invocaciones visuales y sonoras que realiza. Ahí fue importante la constante alternancia entre el sumo displacer y hasta una dosis de placer, en el sentido del ruido de esos niños. Esa dualidad, ese ir y venir de una situación horrible a otra. O cuando iban a comer, aunque no creo que tuvieran ninguna situación grata ahí.

El caso Walsh

–¿Qué puntos discutieron más?

–Había desafíos técnicos muy interesantes. Uno, el tema del escritor Walsh: había problemas para superar y pronunciarse. Había sido elevado como privación ilegal de la libertad, y el fiscal de primera instancia y luego el del juicio acusó por homicidio. Había un problema con la defensa: ahondó mucho en eso, dijo que si había fallecido no había sido privado de la libertad. Murió en un enfrentamiento. Y otra línea en paralelo decía que no falleció en la ESMA sino que falleció en el lugar; que por lo menos no había certezas de dónde falleció. Y había que superar los dos obstáculos.

–¿Cómo hicieron?

–Un argumento muy considerado fue que no importaba si había fallecido de un lado o del otro de las rejas, de los límites de la ESMA, sino que debía considerarse lo que realizaban las personas que estaban dentro del plan, las personas acusadas que se comprobaba que habían salido de la ESMA y realizado esa conducta. Eso respecto del dónde. Y la privación ilegal de la libertad era ver cuándo se consideraba consumado un delito. Finalmente no se condenó por privación ilegal sino directamente por homicidio, porque en el contexto del plan sistemático la lógica era privar de la libertad, torturar y, en la generalidad de los casos, asesinar. Por más que dicen que la ESMA sería el centro con más sobrevivientes pero, bueno, ya el “más” es un eufemismo: es decir, la mayoría falleció. Son muy pocos los que, en comparación, vivieron; fueron menos de quinientos los sobrevivientes. Una barbaridad.
El genocidio

Se sabe que uno de los problemas de la Convención contra el Genocidio es que excluyó en su momento la figura de los perseguidos políticos como parte de ese delito. Hasta ahora se procuran planteos sustitutos que intentan mostrar a los desaparecidos como grupo nacional, alcanzado por alguna de las categorías. El TOF Nº 5 dio un giro en esa búsqueda. Por un lado pidió a la Corte que impulse una modificación de esa Convención en foros internacionales. Por otro, con la definición de “politicidio”, recuperó las identidades políticas de la víctimas y sobrevivientes. Un relato que no se pudo hacer en el contexto del Juicio a las Juntas y la teoría de los dos demonios, y que arrastra la deuda pendiente de que la Justicia los reconozca no como víctimas de una agenda de teléfono sino desde ese lugar.

–¿Cómo avanzaron con la figura del perseguido político?

–Dos querellas lo plantearon. Quedó habilitada así la jurisdicción y se consideró que es un “politicidio”, un término acuñado por un húngaro que habla de una exterminación por causas políticas. El tema es que el politicidio no está considerado en la Convención de Genocidio. Baltasar Garzón en España dijo que en la Argentina había habido un genocidio porque ahí hay un tipo penal de genocidio, ésa es una posibilidad. Pero un juez local no puede aplicar la Convención directa en su país si el tema no está en la Convención. Se intenta trasladar otras posibilidades, como la de la persecución indiscriminada por causas religiosas, étnicas o raciales, pero no la persecución política.

En su momento, Stalin abogó para sacarla, pero debe ser incluida y no solamente hacerse cargo del caso argentino sino de otros tantos lugares del mundo donde hay persecuciones políticas. Garzón dijo que acá se pretendían instalar las pautas de la civilización occidental y cristiana, y entonces así habría una persecución religiosa. Yo no estoy de acuerdo. ¿Y las monjas francesas? Por eso politicidio: porque eran contrarios a ese régimen.

–¿Cómo evalúa al juicio como síntesis?

–Este juicio nos coloca a la cara del horror y quiero resaltar este concepto: quedó totalmente evidenciado el horror. A partir de ello, era indispensable realizarlo. No solo este y los casos subsiguientes. Es necesario conjurar la irracionalidad que se evidenció en este juicio con la racionalidad de una respuesta civilizada, sublimando la violencia. Deben empeñarse los mejores esfuerzos individuales, pero también institucionales que tributen a una política de Estado, como ya lo señaló la Corte.ras la histórica condena a los represores de la ESMA, el presidente del Tribunal, Daniel Obligado, reseña los detalles del juicio y la sentencia. Y explica las novedades jurídicas del fallo, la figura del “politicidio” y el caso Walsh. La provocación de Astiz y los testimonios que más lo conmovieron

*Entrevista exclusiva publicada por Página 12
 

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