Recordando a «Georgie» Borges, a 125 años de su nacimiento
Este sábado 24 de agosto, Día del Lector, cuando se recuerdan los 125 años del nacimiento de Jorge Luis Borges, se llevó a cabo una suelta de poemas en todo el país. La iniciativa, impulsada por la Fundación El Libro y la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), congregó a los amantes de la poesía y a los peatones ocasionales, a los que ya están informados y a los sorprendidos, para que todos se lleven una postal con un poema que no eligieron.
Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro, señaló que Borges fue un extraordinario escritor, sin dudas, pero insuperable como lector. Tal vez el lector más grande de la historia de la humanidad”, sostuvo y agregó: “la mejor manera de estar en consonancia es invitar a la gente a leer y nada mejor invitarlos con una suelta de poemas, es decir, distribuyendo en forma gratuita poemas o fragmentos de poemas a través de postales”.
20 frases para recordar a Borges
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899 en Palermo, Buenos Aires, fecha que se celebra en la Argentina el Día del Lector, desde 2012. Durante esta jornada, muchos aficionados de la literatura repasan su obra y reflexionan acerca de sus aportes a un nuevo estilo fantástico, que revolucionó este género en América Latina. Sus recursos repetitivos abordaban temáticas asociadas con el ser humano, la muerte, Dios y el tiempo.
Desde muy joven demostró su gran interés por la lectura, lo que lo llevó a incursionar en la escritura de ensayos en diferentes revistas literarias. En 1923 publicó su primera obra, un libro de poemas llamado Fervor de Buenos Aires, que le ayudó a ganar popularidad y conocer a algunos autores argentinos, como Adolfo Bioy Casares. Ambos colaboraron en diferentes trabajos.
Borges comenzó a enseñar literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y al poco tiempo fue elegido como presidente de la Sociedad Argentina de Escritores y director de la Biblioteca Nacional. Los años siguientes significaron un gran crecimiento en su carrera como escritor, con el libro Inquisiciones, de 1925, e Historia de una eternidad, de 1936. Alcanzó un reconocimiento internacional con títulos como Ficciones, La cifra y El libro de los seres imaginados. Sin embargo, uno de sus mayores éxitos fue El Aleph, que publicó en 1945 junto a la revista Sur.
A lo largo de su carrera, Borges recibió grandes reconocimientos y fue nominado al Premio Nobel de Literatura en varias oportunidades, aunque nunca consiguió este galardón. Uno de los momentos más importantes de su trayectoria fue en 1979, cuando obtuvo el Premio Miguel de Cervantes, una de las máximas distinciones del habla hispana, por su aporte a la cultura.
Entre 1967 y 1979 mantuvo una relación sentimental con Elsa Helena Astete Millán. A mediados de la década del 70 conoció a María Kodama, con quien inició una relación y se casó el 26 de abril de 1986. El mítico autor argentino falleció el 14 de junio de 1986 en Ginebra, Suiza, donde descansan sus restos.
El trabajo de Borges transformó el género fantástico e impulsó el realismo mágico en Latinoamérica. Sus libros son objeto de estudio e inspiración para millones de personas de todo el mundo. Su lectura resulta fundamental para quienes deseen sumergirse en relatos precisos y detallistas, que replantean la realidad a través de un uso del lenguaje transformador.
20 frases célebres
- “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”.
- “El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto”.
- “He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz”.
- “La historia es una forma más de ficción”.
- “Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones”.
- “El peor laberinto no es esa forma intrincada que puede atraparnos para siempre, sino una línea recta única y precisa”.
- “Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas”.
- “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.
- “La censura es la madre de la metáfora”.
- “Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos”.
- “La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce”.
- “Todo lo que nos sucede, incluso nuestras humillaciones, nuestras desgracias, nuestras vergüenzas, todo nos es dado como materia prima, como barro, para que podamos dar forma a nuestro arte”.
- “Solo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece”.
- “La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí.
- «Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”.
- “Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo”.
- “Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.
- “Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros”.
- “Lo que realmente valoras es lo que extrañas, no lo que tienes”.
- “La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido”.
Borges y él
Felipe Pigna
Georgie, como lo llamaban en su familia, nació en pleno centro porteño en 1899, en una casa con patio y aljibe, pero su infancia trascurrió en Palermo sin vereda de enfrente, en ese barrio poblado de compadritos duros y de cuchillos brillando en mitad de la noche. Jorgito a los 4 años sabía leer y escribir y a los 7 ya había escrito un ensayo en inglés sobre mitología griega. Recorrió Europa junto a sus padres y su hermana Norah y quedó particularmente interesado por aquella mitológica ciudad de Ginebra y por el rico mundo literario español. Llegó al país a los 22 años y reafirmó su pasión por los realistas franceses, los expresionistas y simbolistas, y su profunda admiración por Shakespeare, Schopenhauer, Nietzsche, Chesterton y los clásicos griegos.
Dentro de una Buenos Aires de arrabales míticos, Borges comenzó a bosquejar sus primeras poesías y junto con otros escritores, todos influidos por la novedad del ultraísmo, colaboró en revistas literarias y disfrutó, como quien contempla a un ídolo, de la compañía del escritor y filósofo Macedonio Fernández. Fundó la revista Proa, colaboró en Martín Fierro, La Prensa y luego en Crítica, Sur y El Hogar. A los 24 años publicó Fervor de Buenos Aires, al que siguieron los libros de ensayos Inquisiciones y El tamaño de mi esperanza, entre otros. Es con Historia universal de la infamia, de 1935, que comenzó su etapa como narrador, donde reelaboró “Hombre de la esquina rosada”, relato emblemático de entonación orillera.
La particularidad de los textos borgeanos está en su maestría para crear relatos impecables a partir de especulaciones filosóficas, teológicas e incluso científicas. La mayoría de los cuentos comienzan con la mención a la lectura previa, necesaria e inseparable de la escritura –como bien sabía Pierre Menard–. A partir de la cita verídica o apócrifa de aquello que se leyó o se escuchó es que el Borges narrador comienza a arriesgar intrigas implacables, simétricas y fatales. Son cuentos que muestran que “al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías”, representan la idea del tiempo como eterno retorno, un tiempo que disfruta al repetir la historia en la historia y que encuentra su exacerbación cuando la historia copia a la literatura, como sucede en “Tema del traidor y del héroe”. La narrativa de Borges es un gran artificio, un símbolo, construida a la manera de un ensayo en el que intervienen personajes reales y ficticios que se mueven como piezas de ajedrez en un tablero minuciosamente trazado, quizá desde el comienzo de los tiempos.
Borges fue director de la Biblioteca Nacional, profesor de literatura en la Universidad de Buenos Aires y brindó innumerables conferencias, entre ellas las maravillosas Siete noches del Teatro Coliseo. En 1961, compartió con Samuel Beckett el Premio Internacional de Literatura, otorgado por el Congreso Internacional de Editores en Formentor. Este reconocimiento ayuda al incremento de su fama que se va tornando mundial y aumenta aún más luego de la distinción con el Premio Cervantes, promoviendo la traducción de sus obras a más de veinticinco idiomas.
Pese a la ceguera que lo atormentaba desde 1955, Borges no detuvo su labor y reeditó la mayor parte de sus textos, tradujo a sus favoritos, continuó con sus ensayos literarios, dirigió seminarios y agradeció honores internacionales. Partió de este mundo el 14 de junio de 1986 pidiendo descansar eternamente en su querida Ginebra.
*Historiador, divulgador, profesor y escritor argentino, especializado en la historia de su país.
Tener una obra diversificada; de ahí su vigencia
La obra del escritor Jorge Luis Borges, cuyo 125 aniversario se cumple hoy, está más vigente que nunca
; incluso, algunas de sus vertientes han ganado en el mundo mayor fuerza en años recientes, dijo Rafael Olea Franco, especialista en el poeta y crítico argentino.
El autor del libro Borges en México: Un permanente diálogo literario (El Colegio de México), editado recientemente, explicó a La Jornada que aunque muchos aspectos del narrador hace décadas eran visibles, otros han estado arriba en fechas recientes, lo que demuestra su enorme ventaja de tener una obra muy diversificada. Por eso la seguimos leyendo y buscando contenidos y significados
.
Como parte de la conmemoración de Borges (1899-1986), en Argentina se repartirán 300 mil poemas. En Buenos Aires, particularmente en su barrio natal, Palermo, se desarrollarán conferencias, proyecciones, visitas guiadas, mesas redondas, talleres de lectura y tertulias poéticas. En España se realizarán otros tributos al autor argentino, como un recital poético en la Universidad de Murcia.
Entre las vertientes que han ganado fuerza, detalló Olea Franco, está el interés de Borges por “las cuestiones de la historia; en algún momento se llegó a decir que él estaba desligado de ella, sobre todo, con relación a Hispanoamérica y nuestra cultura. No es así, realmente estaba atento, si bien sus características físicas, sobre todo la ceguera de la etapa madura de su vida, le impedían estar al tanto.
“Curiosamente, ha habido coincidencias de la obra de Borges, por ejemplo, con el desarrollo de las series televisivas sobre vikingos, que el narrador desde la década de 1930 venía rescatando. Era gran admirador de la sagas islándicas, y escribió sobre ellas; incluso, en el libro Antiguas literaturas germánicas hay esa presencia.”
El doctor en lenguas romances añadió que “la persistencia de series y películas que hablan de los mundos paralelos, viajes en el tiempo y demás, es muy borgiana. Ha ayudado a esta permanencia de Borges, no digamos la fractalidad, cuya idea ya está en su obra; por ejemplo, en aquel mapa de Inglaterra que él decía era tan preciso que contenía la idea del mapa dentro del mapa y así sucesivamente.
Es una literatura que, de modo distinto, puede seguir diciendo algo a los lectores, y eso se refleja en que no sólo los escritores tengan esta relación con su obra, sino más amplios grupos de lectores. Durante décadas, sobre todo al principio, se dijo que era un escritor para escritores; han pasado los años y ahora lo es también para muchos lectores, por fortuna.
El profesor investigador del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, quien ha escrito también El otro Borges: El primer Borges afirmó que la característica principal del autor de Ficciones es que es un pensador, lo cual “explica no sólo su vigencia en el ámbito hispanoamericano, sino mundial.
“Reflexiona sobre el yo y el tiempo, y encarna ese pensamiento en los textos mismos. Aspectos filosóficos como la paradoja de Zenón de Elea está puesto en funcionamiento narrativo en el cuento La muerte y la brújula: la posibilidad de dividir de manera infinita una mitad en otra mitad.
“La cuestión del yo, algo que le preocupó mucho y es de actualidad en nuestra cultura. Borges tiene muchísimos textos en los que juega con ella, y con el otro que se encuentra consigo mismo. En uno muy curioso, titulado Veinticinco de agosto, 1983, aborda la idea de ese encuentro con otro yo en el sueño. Había prometido suicidarse en la fecha de su cumpleaños; es decir, un 24 de agosto, y llega el 25 de agosto; no lo hizo.”
Olea refirió que la virtualidad del escritor se nota en su recepción: “Michel Foucault, en Las palabras y las cosas empieza diciendo que lo que lo llevó a escribir ese libro fue un ensayo de Borges. Tenemos otros homenajes: Umberto Eco en El nombre de la rosa. Tiene gran difusión”.
México y el escritor
La relación del sudamericano con México tiene un momento importante en los años 40. Cuando el poeta y crítico Xavier Villaurrutia reseñó Ficciones (1944) y agradeció un libro de imaginación, donde lo que se dice en el texto no está basado en una percepción de una realidad cotidiana inmediata, sino que es pura imaginación
, contó Olea Franco.
Significó una renovación, que tenía que ver también con algo que detectó el muy joven José Emilio Pacheco, quien recordó su experiencia de la segunda mitad de 1950, y dijo que Borges le había enseñado que las otras literaturas pueden servir de alimento de la literatura propia, lo que se llamó después la relación intertextual.
El Premio Nacional de Ensayo Literario Alfonso Reyes 2003 relató que podría decirse que el alumno más destacado de Borges fue Pacheco, “pero Juan José Arreola desarrolla temas paralelos y se puede ver una confluencia muy fuerte. Ahí hay una gran influencia y la importancia de la definición de un modo de escritura. Eso sucede también con Carlos Fuentes.
“Fuentes dice que al leer a Borges, en los años 40, en Argentina, decidió su vocación literaria, y que podía escribir en español. Con Juan Rulfo y con Octavio Paz la relación es muy distinta. Lo que intenté ahí (en Borges en México: Un permanente diálogo literario) fue un estudio distinto: no podía partir de declaraciones de Rulfo, pero sí de los indicios de que formó parte del primer grupo de jaliscienses que leyeron a Borges y de que en su biblioteca había varias obras de él.
Con Octavio Paz, continuó el académico, hay un diálogo que llamo inconcluso, porque fue intermitente y tuvo altibajos. Los dos son escritores extraordinarios, maravillosos, pero a veces hubo diferencias que tuvieron que ver con su forma de ver la literatura
.
Ser soñados por Borges
Los comentarios están cerrados.