¿Septiembre u octubre negro?

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En los mercados financieros, aunque dicen que son “racionales”, predominan ciertos mitos y leyendas como los de septiembre y octubre negro. Lo de octubre negro es un clásico en la historia de las crisis, puesto que un jueves 24 de octubre de 1929 se produjo el gran desplome de la Bolsa de Valores de Nueva York, que marcó el inicio del Crac del 29 y de la Gran Depresión en los treinta. La crisis bursátil duró hasta mediados de 1932, cuando el índice de la bolsa de Nueva York alcanzó un nivel mínimo cercano a 30, desde un máximo registrado en 1929 de 200.

Lo de septiembre negro es más una cuestión de costumbre resultante  de las largas vacaciones de julio y agosto, como señala Bloomberg en línea, donde los analistas recién se dan cuenta que han descuidado el monitoreo de las principales variables. Para el caso de los bonos, son ajustes en caja resultantes de cuadrar sus portafolios.El Crack del 29: cómo ocurrió la peor crisis en la historia de Wall Street - BBC News Mundo

Sea una tradición o práctica contable, me preocupa mucho la caída de las bolsas a mediados de septiembre si se compara con sus máximos alcanzados a mediados de agosto. Resulta que la bolsa de las empresas tecnológicas, NASDAQ, que refleja a las empresas líderes, cayó un 12,8%, el tradicional Dow Jones en 9,8% y el Standard & Poors 500 descendió en 10%.

Los niveles alcanzados en sus índices son los más bajos en el trascurso de este año solamente superados por los registrados en junio. En suma, entrarían  en niveles preocupantes si continúa la tendencia.

En septiembre, el Banco Mundial en su Nota de Política: ¿Es inminente la recesión global? aumentó mis inquietudes. La recesión mundial, entendida como una caída del PIB mundial per cápita, generalmente viene precedida por un debilitamiento significativo del crecimiento mundial en el año anterior, tal como viene sucediendo actualmente, pero además deben coincidir fuertes desaceleraciones o recesiones en varias economías importantes, que recién estarían comenzando.

Como todo pronóstico contempla tres escenarios: el de referencia, en que no habría recesión, el de desaceleración, en el que apenas se escaparía  de ella el 2023 y, el peor escenario, donde habría una recesión global en 2023. Las apuestas están abiertas y los dedos cruzados.

El problema es que ni siquiera estas notas de los organismos mundiales son leídas por los líderes políticos y económicos. Por lo que cuentan los medios, están metidos en otros temas más importantes y los líderes de occidente están plenamente convencidos que las sanciones económicas a Rusia están funcionando muy bien, por lo que no hay atisbos de conversaciones con el fin de parar este desastre mundial.

Mi hipótesis es que solamente cuando los mercados financieros continúen en su caída y el desplome sea significativo, recién empezarán a hablar de posibles negociaciones de tregua. Y el escenario me parece que puede ser octubre, no solo por la tradición sino porque confluirán varios eventos.

En primer lugar, en octubre se conocerían las tasas del PIB al tercer trimestre en las economías avanzadas, las cuales darían señales de si se va en camino hacia una fuerte desaceleración o se mantiene la tendencia actual. En segundo lugar, ya se tendrían señales de si se está frenando la inflación o si sigue su tendencia alza.

En tercer lugar, los bancos centrales ya están sincronizando y alistando las alzas de sus tasas de interés, como en el caso de la Reserva Federal en EU y  también del Banco Central Europeo puesto que en agosto ya estaba el Área del Euro con una inflación anual del 9,1% y se esperaba entrar a finales de año a una tasa de dos dígitos, es decir igual o mayor al 10%.

El problema es que los mercados financieros, como no lo estaban haciendo hace tiempo, como señala Bloomberg en línea, se están también moviendo en forma sincronizada. Recordemos que un aumento de la inflación de EU en solo un 0,1% en agosto,  fue el motivo para la caída de las bolsas en forma simultánea en septiembre. Y este movimiento en sintonía no es otra cosa que la manifestación del comportamiento de manada o rebaño ante situaciones críticas donde no predomina la racionalidad. Y mi temor es que se acentúe este comportamiento si algún datito no les gusta a los mercados en octubre.

*Ex-Presidente del Banco Central de Bolivia

 

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