Sergio Castillo, el hombre de fierro

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Hace 10 años, un 19 de agosto, el Premio Nacional de Arte 1997 Sergio Castillo dejó los metales, su taller de fierros, soldadura, oxígeno, su inconfundible gorra negra, y a Icha, su esposa. Un pionero en Chile en la escultura en metal y también abstracta, a quien Pablo Neruda dedicó un hermoso poema con el que se inicia este pequeño homenaje.

Lo conocí en marzo de 1974, abordando el barco italiano “Donizetti” en Valparaíso, en una tarde de bruma, neblina y tristeza luego del golpe de estado de septiembre de 1973. Nos íbamos de Chile, él con Silvia Westermann, la Icha, y los pequeños hijos de Sergio -Diego y Antonia-, a España. Yo, con quien fuera mi esposa, Tuti Beovic, a Zagreb, en la actual Croacia. Sergio Castillo Mandiola - Wikipedia, la enciclopedia libre

30 días de navegación y aventuras en una nave donde, apenas dejamos las aguas chilenas, los pasajeros nacionales nos dividimos en dos bandos irreconciliables: quienes apoyaban a la dictadura de Pinochet y quienes habíamos sido partidarios del Presidente Salvador Allende y su gobierno. No hubo paz durante la navegación, muchas y fuertes discusiones, pero siempre contamos con la simpatía y apoyo incondicional de los oficiales y marineros italianos en una travesía donde viajaban otros artistas, como Eliana Vidal, Teresa Vicuña y otras personas fascinantes para mi, con mis 21 años, que desembarcaron en Barcelona.

Sergio y Silvia se instalaron en San Lorenzo del Escorial, cerca de Madrid, lugar del famoso monasterio donde reposan los monarcas españoles. Llegaron ahí aconsejados por Carmen Waugh, verdadera musa del arte y cultura chilena, quien fue la primera en llegar a esa pequeña ciudad de Castilla, donde tenían casa reconocidos artistas españoles como Manuel Viola o Luis García-Ochoa. El Escorial pasó a ser uno de los lugares del exilio cultural y político chileno donde residieron Ricardo Mesa, Kena Zamudio, Raúl Valdivieso, Luisa de la Fuente, Osvaldo Peña, Eliana Vidal, Dolores Walker, Carlos Vásquez, Eric Schnake, Hernán Durán y tantos otros.

Muchas veces estuve en casa de Sergio y Silvia, lugar de encuentros, de largos almuerzos, conversaciones de arte, cultura y política, junto a un listado de personalidades que pasaban por el Escorial: Tencha Bussi, Radomiro Tomic, Carlos Altamirano, Andrés Zaldívar, así como embajadores europeos y latinoamericanos residentes en Madrid. La casa de Silvia y Sergio, quienes no tenían militancia, permitía que se reunieran ahí políticos chilenos de diversas tendencias que buscaban el camino de la unidad.

Departamento de Artes Visuales lamenta fallecimiento de Sergio ...Las obras de “Sergio Castillo, domador de metales”, como se llamó la muestra organizada por el Museo de Bellas Artes de Santiago en 2015, comenzaron a crecer en la segunda mitad del siglo XX y a dispersarse como “flores de fierro”, según dice Neruda en su poema, por Chile y el mundo. En el año 1957 creó la primera escultura abstracta en nuestro país, “Composición”, y en los años sesenta se instalaron sus obras en espacios públicos en Viña del Mar y Santiago.

El Presidente Allende le encargó personalmente a Castillo, para su visita oficial a México y a la Unión Soviética en 1972, los regalos que llevaría: un toro para su homólogo Luis Echeverría, y una cabeza de Lenin para Leonid Brezhnev, ambas esculturas en metal. Castillo estudió y fue profesor en la Academia de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Los años 1968-69 los pasó en la Universidad de Berkeley como profesor visitante y en 1974 fue invitado por la Universidad de Boston a enseñar escultura en metal, lo que se repitió en 1982.

Entre 1984 y 1996 fue profesor permanente en Boston. Hizo escuela enseñando como doblegar, acariciar y finalmente domar el metal, a amar los fierros. En esta última ciudad es hoy un símbolo su imponente escultura de 9 metros en homenaje a Martin Luther King, instalada en pleno centro, donde ha pasado a ser un objeto de culto. He visto como se fotografían las parejas de recién casados y el público en general. Estados Unidos se abrió a la obra del maestro chileno, donde coleccionistas importantes atesoran sus obras. Archivo:Castillo, Sergio - Union Cobre -2004 -fRF04.jpg ...

En 1967, la sede de la OEA en Washington abrió por primera vez sus jardines a una muestra pública: a una exposición de esculturas de Castillo. Ello gracias a las gestiones del embajador ante ese organismo internacional, Alejandro Magnet, en años en que Gabriel Valdés era el canciller de Chile y Radomiro Tomic el embajador en Estados Unidos. Todos hombres con una alta sensibilidad y amor al arte y a la cultura. La prohibición de ingreso a Chile por parte de la dictadura se le impuso a Sergio Castillo, al igual que a innumerables chilenas y chilenos que residían en el exterior. El maestro no lo sabía.

En 1980, el entonces Banco de Concepción le encargó una escultura para su sede en esa ciudad. Fue ejecutada, enviada al país y el banco invitó a Castillo y a su esposa a la inauguración. Emocionados llegaron al aeropuerto donde los esperaban altos ejecutivos de la institución invitante. Al poco rato, mientras aguardaban en los salones VIP por sus maletas, llegaron los funcionarios de la policía civil a decirle que tenía prohibición de ingreso a Chile. Lo tomaron y lo llevaron a abordar un avión con destino a Buenos Aires. Sergio gritaba como un toro furioso: “Métanse el país por la raja…” Recién en 1985 fue autorizado a regresar.

Hace diez años que el maestro se fue a ese viaje infinito hacia lo desconocido, pero gran parte de su obra histórica está hoy en manos de la Fundación Sergio Castillo, creada por la Icha, curadora, gestora cultural y actual presidenta de la Academia Chilena de Bellas Artes. Se prepara su lanzamiento oficial al mundo una vez que la peste se vaya y vengan tiempos mejores para el arte, la cultura, para nuestro Chile y su gente.

*Economista de la Universidad de Zagreb en Croacia y Máster en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Exembajador, actualmente es Subdirector de Desarrollo Estratégico de la Universidad de Chile.

 

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