Juan Moreira – A finales del siglo XIX, el arriero Juan Moreira es un buen gaucho y trabajador que, como muchos otros, es objeto de abusos y humillaciones por parte de los poderosos: los terratenientes y su policía. 24 de mayo de 1973 se estrena «Juan Moreira», película argentina dramática-histórica dirigida por Leonardo Favio, Producida […]
SIRIA Y LAS NUEVAS CORRELACCIONES DE FUERZA MUNDIALES

Hace algunos años el gobierno de los Estados Unidos, a través de la CIA y otras agencias parecidas, inició una operación destinada a la reconfiguración de un sector de la geografía mundial. Primero fueron sus “Revoluciones de colores”, en los países de la Europa oriental. Eso se continuó en los países del Norte de África y el Medio Oriente como la “Primavera árabe”. En todos los casos se trataba de movimientos destinados a “imponer la democracia, frente al autoritarismo de los regímenes gobernantes”, según decía la propaganda que nos llegaba. Por citar algunos casos, “revoluciones de colores” emergieron triunfantes en países de la vieja Unión Soviética: Georgia, Ucrania, Kirguistán. En los países del Norte de África y el Medio Oriente fueron denominadas como “Primavera árabe” y triunfaron en Túnez, Egipto y Libia, en este último caso a sangre y fuego. Esa experiencia debía culminar con procesos semejantes en Siria e Irán. Pero China y Rusia, que veían cómo -ante sus ojos- los Estados Unidos imponían su estrategia, decidieron coaligarse. Rusia cargó con la mayor responsabilidad. Debía “parar” esa ofensiva y sostuvieron que Siria era la “línea roja” que los Estados Unidos no podían traspasar. Estados Unidos continuó con su estrategia y lograron desatar una feroz “guerra de religiones”, en un Estado que se caracterizaba por su laicismo. Cuando la situación no avanzaba apareció el Estado Islámico, cuyos promotores recibieron instrucción, armas y dinero de los Estados Unidos, aunque luego fueron desarrollando atisbos de enfrentar a quienes habían contribuido a su constitución.
Ahora la intervención de Rusia está destinada a terminar con esa estrategia y hegemonizar o participar protagónicamente en la reconfiguración estratégica de esa región, colocando como “enemigo público” al mismo Estado Islámico que los Estados Unidos y otras potencias occidentales dicen combatir.
Lo cierto es que en Siria el enfrentamiento de estas estrategias puede terminar en una confrontación generaliza o compartiendo intereses.