Terremotos con escolta

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Fuera de los focos de la televisión, que ya se marcharon las estrellas mediáticas, están teniendo lugar serias réplicas del terremoto que afectó, hace dos meses, al territorio haitiano. El epicentro detona en el corazón de la economía del país: la producción de arroz, alimento básico para la población. Y las ondas de expansión son los camiones del Programa Mundial de Alimentos que viajan escoltados por las fuerzas armadas de las Naciones Unidas. Andan cargados con arroz comprado por la ‘Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo’ a los grandes agricultores de su país. Esta fórmula encubierta de subvencionar su agricultura intensiva y sus excedentes, después se contabilizará como ayuda al desarrollo. ¿Seguro?
Haití fue auosuficente en su alimentación hasta los años 70 que, forzado por los vientos del libre mercado, tuvo que abrir sus fronteras y eliminar los aranceles que protegían su producción nacional. La importación de arroz de Taiwan y los EEUU, a precios por debajo del que ofrece la producción local arruinó a muchos, miles, de mujeres y hombres del campo. En 1985 Haití producía 123.000 TM de arroz y diez años después se había reducido su capacidad productiva a sólo 66.000 TM. Antes del terremoto, Haití ya necesitaba importar alrededor del 80% del arroz que se consumía.
Y la tendencia parece va a seguir si no se detienen ese tipo caravanas. La organización RAKPABA, que aglutina a otras siete organizaciones campesinas productoras de arroz, explicó al personal de Veterinarios Sin Fronteras en la zona que tienen los almacenes llenos de arroz. Que con esa ‘ayuda’ (sólo es arroz) les cuesta horrores venderlo. Además, rotas las comunicaciones del campo con la ciudad, los precios del resto de alimentos han subido un 30%. Cierto es que el Ministerio de Agricultura haitiano está haciendo propuestas a los donantes para que se apoyen los cultivos locales de modo que el país pueda tener en los próximos meses mayor producción local. Pero mientras, y aunque nunca los vimos en nuestras pantallas, la reconstrucción de Haití la consiguen sus propios habitantes, entre ellos, por ejemplo una red de productores y productoras de café que han tomado la iniciativa de ofrecer apoyo a las personas que han llegado desplazadas a su región. Su secreto, comprar producción local.
Me dicen que lo hacen sin escolta. Y sin intereses escondidos.


Gustavo Duch

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